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Miguel Díaz-Canel (Placetas, Villa Clara, 20 de abril de 1960); El títere del castrismo

Pese a las expectativas de cambio que había despertado en algunos, el presidente elegido por Raúl Castro no ha dado muestra alguna de apertura democrática y reprime con dureza las demandas de libertad de los cubanos

El único sobreviviente», dijo Raúl Castro al entregarle a Miguel Díaz-Canel Bermúdez la presidencia del Consejo de Estado y de Ministros de Cuba en abril de 2018. Entonces contaba con 58 años y no solo era el favorito del menor de los Castro, sino –literalmente– el único superviviente de los jóvenes que durante años se prepararon para asumir la dirección del país, la mayoría de los cuales fueron depuestos por escándalos de corrupción o por no ser lo suficientemente obedientes. También en sustitución de Raúl Castro, en abril de 2021 sería designado como primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), ese que rige en la isla.

Desde que asumiera la presidencia, se han sucedido varios desastres en el país, como un tornado y la caída de un avión, además del agravamiento de la crisis económica y sanitaria. Por tales motivos algunos lo llaman ‘saco de sal’. A ello se suma su falta de carisma y liderazgo, lo que lo convierte en el presidente más abucheado en la historia de la nación; conocido además como ‘el puesto a dedo’, ‘canelo’, ‘limonardo’ y ‘singao’.

 

 

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El entonces vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, antes de votar en la elección de candidatos a las asambleas nacional y provincial en Santa Clara. AFP

 

A Díaz-Canel se le debe la extensión del uso de internet en la isla, fue su principal promotor y gracias a ello los cubanos cuentan con acceso a la red de redes en sus teléfonos celulares desde fines de 2018. Pero internet ha sido un arma de doble filo: el mandatario cubano ha asegurado que su intención era acelerar los procesos productivos del país, pero ello ha permitido, a su vez, la divulgación de informaciones ocultadas o tergiversadas por los medios oficiales, así como la movilización ciudadana contraria al régimen.

Una de las mayores críticas a su mandato ha sido un paquetazo económico que ha agravado la crisis económica en Cuba. Su impopularidad cayó aún más cuando el 11 de julio (11-J) de 2021, en medio de las masivas protestas antigubernamentales, ordenó a los partidarios del Gobierno y a los militares enfrentarse violentamente a los manifestantes, la mayoría de ellos pacíficos, dejando un saldo de al menos un muerto, decenas de heridos y miles de detenidos, enjuiciados y encarcelados.

 

 

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El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en el lugar donde se estrelló un aparato de Cubana de Aviación tras despegar de La Habana en mayo de 2018. REUTERS 

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Díaz-Canel, con el expresidente Raúl Castro en el Foro de Sao Paulo, en La Habana, en julio de ese mismo año. REUTERS 

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Raúl Castro levanta el brazo de Miguel Díaz-Canel tras su designación como presidente de Cuba en 2018. REUTERS

 

Su ascenso al poder

Descendiente de asturianos, nació el 20 de abril de 1960 en la provincia de Villa Clara, en el centro de Cuba. Sus padres trabajaban como obreros en ese territorio. En 1982 se graduó de Ingeniería Electrónica en la Universidad Central Marta Abreu, en la misma provincia, e inició una carrera militar en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Al culminar, trabajó como profesor en la mencionada universidad.

 

En su primer discurso como presidente, aseguró que la política exterior se mantendría intalterable» y que Raúl Castro «encabezará las decisiones para el presente y futuro de la nación»

Hacia la década de los años 90 comenzó su inserción en la política: primer secretario del PCC en las provincias de Villa Clara (1994-2003) y Holguín (2003-2009). Entre 2009 y 2012 fue ministro de Educación Superior; en 2012, vicepresidente del Consejo de Ministros y, un año más tarde, primer vicepresidente del Consejo de Estado hasta su designación como presidente del Consejo de Estado en 2018. En 2019 fue nombrado presidente de la República de Cuba por un mandato de cinco años reelegible por una única vez, según la Constitución de 2019.

 

 

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En la guardia de los restos del Ché, recién llegados a Santa Clara en 1997. REUTERS

 

Acorde con la tradición de los políticos de la isla, de su vida personal se conoce bien poco; está casado con Lis Cuesta y tiene dos hijos producto de un matrimonio anterior. Pese a esta ola misteriosa en el aspecto personal y familiar que ha solido caracterizar a los principales dirigentes cubanos, es el primer presidente en comparecer públicamente con su esposa.

Un dictador

Con su designación como presidente, después de casi seis décadas con los Castro al frente del país, muchos aspiraban al inicio de un período reformista. Sin embargo, Díaz-Canel ha demostrado ser un títere de la familia Castro y la cúpula militar cubana, quienes continúan moviendo los hilos del país, fundamentalmente Alejandro Castro Espín y Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, hijo y exyerno, respectivamente, de Raúl.

En su primer discurso como presidente, Díaz-Canel declaró que su mandato sería solo una continuidad de la revolución: «La política exterior cubana se mantendrá inalterable y Cuba no hará concesiones ni aceptará condicionamientos». Así mismo, confirmó que Raúl Castro «encabezará las decisiones para el presente y futuro de la nación».

Pese a que Díaz-Canel ha demostrado ser un títere, sus actuaciones y representación del régimen de La Habana lo ubican como uno de los dictadores en el mundo. Durante sus poco más de tres años de mandato, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) ha registrado más de 9.000 detenciones arbitrarias y más de 4.000 retenciones en las casas (patrón represivo) desde enero de 2020; pero «la represión ha ido más allá de la oposición política, alcanzando con ensañamiento a sectores de la sociedad civil como el de los artistas y periodistas independientes. La brutalidad policial ha aumentado» y «a las violaciones sistemáticas de derechos civiles y políticos hay que añadir el agravamiento del ejercicio de los derechos sociales, situación que se ha evidenciado en el deterioro de los servicios públicos y en el empobrecimiento de la población», declaró a ABC Yaxis Cires, director de estrategias del OCDH. Por su parte, Prisoners Defenders registra actualmente alrededor de 600 presos políticos, cifra récord en la isla, la mayoría de ellos tras el 11-J.

 

 

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Miguel Díaz-Canel, con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en el desfile militar por el 211 aniversario de la independencia mexicana, en 2021. EFE 

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El presidente cubano, en San Antonio de los Baños el 11 de julio de 2021, después de que una multitud saliera a las calles a manifestarse en demanda de libertad. REUTERS

 

 

El régimen cubano que representa Díaz-Canel se encuentra en su peor momento, nunca en 62 años había afrontado tan masivo y abierto descontento popular. Para librarse, o intentar librarse de ello, Díaz-Canel, con la Seguridad del Estado cubana como brazo amedrentador, recurre a las fórmulas ya aprendidas de sus antecesores: represión, linchamiento mediático, destierro u obligación al exilio de los opositores o disidentes políticos, acoso, discurso de odio y, a su vez, torpeza, tozudez y bravuconería política. Una fórmula, cada vez más, condenada al fracaso.

 

 

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