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«Emocionante» encuentro de Francisco y Yolanda

La noticia de la audiencia concedida por el Papa a Yolanda Díaz como vicepresidenta y ministra de Trabajo del Gobierno de España, ha causado impacto, y muy justificado. Tanto por el hecho en sí mismo considerado, como por el momento y formato del mismo. No ha defraudado a quienes sorprendió fuertemente tras conocer la noticia. A su colega Nadia Calviño, por encima de ella en el escalafón gubernamental, le faltó tiempo para decir que ella «ya había estado en dos eventos con el Papa». Aunque no comentó que ésta no ha sido una entrevista de grupo como las suyas, sino singular y muy personal.

Hay que decir que en el estricto protocolo Vaticano, cuarenta minutos de encuentro equivalen a audiencias con Jefes de Estado o de Gobierno, circunstancia que no concurre en la señora vicepresidenta 2ª, como es público y notorio. Una imagen vale más que mil palabras y, así, se ha visto al Papa y a Yolanda en actitud de dos amigos con tintes de complicidad mutua, sin la mesa de despacho separándoles como es habitual en estos casos. Solo se recuerda un encuentro de ese estilo con Cristina Fernández de Kirchner cuando era la peronista presidenta de la Argentina. Con otras damas con mando en plaza, como la misma Angela Merkel o la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen, la mesa les ponía a cada cual en su lugar.

De «emocionante encuentro» lo calificó la visitante, que justo es reconocer acudió vestida correcta y elegante para la ocasión, no defraudando seguro a sus comilitonas, que la han proclamado lideresa mundial pese a no habérselo propuesto «porque las circunstancias lo exigen». Diplomática y educada, no dio detalles de lo hablado durante la recepción, aunque en un tuit desveló que habían tratado «del trabajo decente (sic), de la Covid-19 y del futuro del planeta». El planeta no lo sé, pero la política en España tiene en dos mujeres Díaz, sendas preocupaciones para sus líderes respectivos: Díaz Yolanda para Pedro Sánchez; y Díaz Ayuso para Pablo Casado.

Coincide este «emocionante» encuentro con la solicitud del plácet a Isabel Celaá, caracterizada opositora a la educación concertada y a la asignatura de religión católica en la escuela. Las casualidades no existen, como sabemos. Y en política, nunca. Sobre el futuro del planeta, del mundo y, sobre todo, de la humanidad, seguro que Francisco podría haberle enseñado algo interesante para sus aspiraciones como futura lideresa mundial. Si además de salvar el planeta, el encuentro ha servido para recordar y pedir perdón por los miles de mártires de la fe en España, el encuentro habrá sido sin duda «emocionante».

 

 

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