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Perdidos en el espacio

 

Ya llegó abril y el espectro político venezolano sigue siendo un enredo gigante sin sustancia. Todos los grupos que aún se llaman partidos políticos tienen su vista fijada en las elecciones de 2024, o más exactamente, en la candidatura presidencial. Pocos están poniendo atención al trabajo que hay que hacer antes de que llegue la fecha, o al menos esa es la impresión que dan.

El PSUV podrá no contar con el favor para gobernar, pero con muchas artimañas se ha mantenido con cierta estructura política. Claro, no se trata de una ventaja a la hora de buscar votos, pues todo el mundo sabe ya que son los responsables del desastre. Para lo que les sirve es precisamente para manejar todo el aparato electoral, judicial, legislativo y contralor y eso es lo que han necesitado hasta ahora para dominar desde Miraflores.

El fulano G4 está a la deriva. No se sabe a ciencia cierta quién lleva la voz cantante y mucho menos qué están haciendo. Lo único que manejan a la perfección son las redes sociales, por donde algunos opinan sobre cualquier cosa. Tampoco los partidos fuera de este grupo han aportado mucho. Sale de repente uno que otro diciendo que quiere ser candidato, con lo que parece vaticinar que una vez más tienen las intenciones de diluirse en un montón de tarjeticas electorales, y para eso ya los oficialistas tienen su respuesta.

Creen los dirigentes políticos que con unas elecciones primarias se va a solucionar el asunto del liderazgo de oposición, quizás llevados por la idea de que en este momento lo que necesitan los venezolanos es un concurso de popularidad. Sin embargo, deberían más bien comenzar a diseñar planes que los hagan aterrizar en cada pueblo, cada barriada, cada caserío o cada ciudad, pero no para tomarse fotos repartiendo bolsas de comida sino para hablar con la gente, escucharla y proponerle las soluciones que están esperando. El liderazgo debe construirse alrededor de un objetivo único, que no debe tener matices ni versiones: salir lo más pronto posible del gobierno chavista. Es el único mensaje que hay que darle a la gente, pero sin histrionismo, sin selfies y sin poses.

Falta mucho para 2024, pero con el disgusto que hay entre la gente sería tan fácil presionar para que los lapsos sean más cortos. La mejor manera es invertir todos los donativos que consiguen para trabajar con la gente, es así como se construyen los partidos, es así como se ganan militantes. Sobre todo, porque con eso se marca una diferencia muy grande entre la oposición y el PSUV, diciéndole en su cara a la gente que no crean más en las mentiras rojitas.

Después de eso, despuntarán los dirigentes y sobre todo, el candidato presidencial.

 

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