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Teresa Berganza, adiós a un mito de la ópera

La mezzosoprano madrileña paseó su voz por la Scala de Milán, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres o el Metropolitan de Nueva York

La mezzosoprano Teresa Berganza, una de las más grandes intérpretes de la historia del género y de gran relevancia internacional, ha fallecido este viernes a los 89. Se desconocen por el momento detalles de su muerte, más allá de que ha fallecido en San Lorenzo del Escorial.

Con ella se va un mito de la ópera, que forma parte del parnaso de las voces que España ha dado al mundo, una mujer de carácter a la vez que muy divertida, que no tuvo reparos en plantar a todo un maestro Karajan cuando no le parecieron adecuados sus tempo que utilizaba en Le nozze di Figaro

Forma parte de ese parnaso de las voces que España ha dado al mundo. Una mujer de carácter que no tuvo reparos en plantar a Karajan»

Víctor García de Gomar – Director artístico del Gran Teatre del Liceu

 

Lo recordaba el director artístico del Gran Teatre del Liceu al que la noticia de la muerte de la cantante le encontró presentando ‘Wozzeck’. “Berganza interpretaba el papel de Cherubino y dejó el ensayo y no de presentó en la función. No se reconciliaron hasta que años después cuando Karajan la reclamó. Y así nació un mito y también la firma de una categoría en Cherubino”.

Después vinieron muchos otros papeles, y esa Carmen antiCarmen que dio como fruto su especial liaison con Claudio Abbado: CarmenCenerentolaL’italiana in Algeri. “Con ella nacía una nueva categoría de hacer Rossini y tantas otras obras que firmó. Le debemos el haber reabierto un camino con su simpatía y gracia, y ese carácter por el que de un día para otro era capaz de cancelar conciertos, por lo que recibió el sobrenombre de Madame annulation”.

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Berganza paseó su voz por la Scala de Milán, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres o el Metropolitan de Nueva York. Antes de elegir el canto estudió piano, armonía, música de cámara, composición, órgano y violonchelo.

Es asociada frecuentemente con personajes de óperas de Rossini, Mozart y Bizet, admirada por su técnica, musicalidad y presencia en escena. De hecho, la Cenerentola y Carmen son dos de sus grandes éxitos. Solo se quedó con las ganas de cantar Tosca, de Puccini, y La traviata, de Verdi, además de con las de subir al escenario con Maria Callas en Norma. «Fue muy difícil tener que decírselo, pero mi voz entonces no estaba preparada. Cuando ya lo estaba -explicó- se lo dije a Maria, pero entonces ella ya no podía, era tarde».

Maria Callas la reclamó para ‘Norma’, pero ella tuvo que declinar. Habían cantado ‘Medea’ de Cherubini en Dallas, en 1958

 

Pero su encuentro con la Callas en escena sí se había producido. Tuvo lugar en Medea de Cherubini, en el State Fair Music Hall de Dallas. La diva italiana cantaba el papel principal y Berganza daba vida a Neris. Corría el año 1958 y existe una grabación en vivo que lo atestigua.

En 1991 ganó el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Cuatro años después fue nombrada académica de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Era la primera mujer en obtener la distinción, coincidiendo con el 250 aniversario de la institución.

En 1995 celebró sus 70 años -aunque luego se supo que había nacido en 1933 y no en el 35- y su medio siglo de carrera grabando cuatro discos con Deutsche Grammpohon. El Teatro de la Zarzuela puso su nombre en un palco en reconocimiento a la contribución que hizo al género operístico.

En 1991 ganó el Príncipe de Asturias de las Artes y fue la primera mujer en ser nombrada académica de las Bellas Artes

 

En 2008 se retiró de los escenarios, su estela ha estado presente todos los años posteriores. De hecho, diez años más tarde, recogió en Londres el Premio Internacional de Ópera por toda su trayectoria. «Agradezco muchísimo los premios porque es un reconocimiento a toda una vida cantando», dijo entonces, aunque matizó que lo que realmente le resultaba gratificante era haber podido dedicar su propia vida a la música.

Más allá del terreno operístico, en otros terrenos, como el político, aseguraba sentirse «indiferente» aunque admitía que en tiempos pasados había tenido sus ideales «y los he defendido, sobre todo, por mi padre, que era un hombre de izquierdas y al que yo adoraba» y quien le dio una infancia feliz en el Madrid de la guerra. No obstante, opinaba que «todos los aspirantes a unas elecciones deberían pasar un examen de música» y defendía que cualquier niño a partir de los 5 años debía aprender a tocar algún instrumento o a cantar.

El Teatro de la Zarzuela puso su nombre en un palco en reconocimiento a la contribución que hizo al género operístico

 

El director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, ha asegurado a La Vanguardia que «Teresa Berganza ha sido una de las más grandes cantantes de la historia de la música. Por la maravilla de su voz y de su técnica, pero sobre todo por ese canto de una naturalidad desarmante. Todo sonaba natural, sencillo, expresivo, incluso cuando se trataba de las vocalizaciones pirotécnicas de una partitura de Rossini.

«Lograba que en su canto no existiera la más mínima voluntad de artificio gratuito. El virtuosismo nunca era el objetivo, sino el medio para incrementar la expresividad. Ha cantado Mozart como nadie, ha sido crucial en la reivindicación del repertorio rossiniano olvidado durante décadas, y también fue esencial su interpretación de Carmen».

Lograba que en su canto no existiera la más mínima voluntad de artificio gratuito»

Joan Matabosch – Director artístico del Teatro Real

El teatro de Madrid la había invitado a la presentación de la reciente Cenerentola, pero la mezzo tuvo que declinar a última hora y no apareció en el que probablemente habría sido su último encuentro con la prensa.

«Además de una artista colosal, Teresa Berganza era la persona más inteligente, divertida y desacomplejada con la que compartir cena. También como ser humano era alguien único», concluye Matabosch.

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