Rodolfo Hernández, ¿un ‘outsider’ en la presidencia de Colombia?
De pasar a la segunda vuelta, podrá recoger la votación de centro derecha y derecha, pero antes tendrá que afinar un programa de gobierno con poca sustancia más allá de acciones y promesas anticorrupción
Los colombianos supieron de Rodolfo Hernández a finales de 2018 por cuenta de una cachetada que se hizo viral en las redes sociales. En el famoso vídeo se ve y escucha al entonces alcalde de Bucaramanga increpar a un concejal, al que acusa de mentiroso y vendido. Parece un reality, con cámaras apuntando e inclusive la presencia de un agente de policía. El escenario, una oficina en su propia casa, donde la tensión sube hasta el punto de la grosería y el famoso golpe al concejal.
Vociferante, sin falsos modales políticos, este ingeniero nacido en 1945, en el seno de una familia campesina, sigue dándole golpes a la clase política tradicional y animando a sus electores y curiosos de este fenómeno político a través de las redes sociales.
‘El viejito’, como le dicen a Rodolfo Hernández Suárez, dio el primer gran golpe a la clase política de Bucaramanga, capital del departamento de Santander y la quinta ciudad en importancia del país, cuando con una diferencia de tan solo 4.470 votos se quedó con la alcaldía de la ciudad, rompiendo así décadas de hegemonía del Partido Liberal o de clanes electorales muy enquistados y cuestionados.
Su carrera política es fraccionada, a diferencia de su trayectoria como constructor, que inició en 1970, tras obtener el título de ingeniero de la Universidad Nacional de Colombia. De inmediato empezó a trabajar en construcción de vivienda de interés social, cimiento de una fortuna cercana a los 100 millones de dólares, según ha dicho. En el 72 conformó la empresa que lo ha hecho millonario, HG Constructora y con los años se ha expandido a otras pocas regiones del país.
Aunque ‘outsider’, no es ajeno a la política. Sus primeros pasos los dio a inicios de los 70, en Piedecuesta, ciudad santandereana donde nació. Allí fue electo Concejal, mientras construía su patrimonio personal. Regresó al mismo cargo en 1990, del cual fue destituido en el 91 por la Procuraduría al firmar contratos con el Estado a pesar de tener el cargo público. Esto le mereció ser destituido por el Consejo Nacional Electoral, sanción confirmada en 1994. Sin embargo, como todo lo rocambolesco en él, su alegato aún hoy es que no tiene mácula –a diferencia de sus contrincantes- pues como nunca se posesionó formalmente, no hay lugar a sanción. Eso sí, dejó en la curul a su suplente para tener influencia en el Concejo.
Campaña en pijama
Práctico, desenfadado al hablar, con una campaña hecha en pijama y siendo el perfecto personaje para memes y muy popular en redes, se le reconoce haber hecho una alcaldía que democratizó el acceso a las licitaciones públicas y la contratación de funcionarios por mérito y no simple enchufe político. Y lo más significativo, sacó a Bucaramanga del déficit fiscal, dejándola con un saldo a favor superior a los 10 millones de euros. Toda su gestión fue transmitida por Facebook, sirviéndose de las redes, como lo ha hecho ahora, para llegar a la gente.
Estas credenciales y ser la opción para miles de colombianos hastiados de la clase política han contribuido a su ascenso y a un posible segundo lugar el próximo 29 de mayo, a pesar del juicio al que ha sido llamado formalmente por la Fiscalía por una contratación fraudulenta cuando fue alcalde, enredo judicial en el cual está involucrado uno de sus cuatro hijos nacidos de su matrimonio con Socorro Olivero, empresaria experta en finca raíz.
Pero a la gente poco parece importarle. Lo que miles buscan es darle un golpe certero a la clase política nacional. De ganar el pase a la segunda vuelta presidencial, Hernández podrá recoger la votación de centro derecha y derecha, pero antes tendrá que afinar un programa de gobierno que hoy tiene 76 páginas y poca sustancia más allá de acciones y promesas anticorrupción. Al empresario Colombia le queda grande y no bastará con «sacar a patadas a los corruptos», como ha prometido en ese reality que vive como empresario exitoso y hábil, pero poco conocedor de la realidad del país.