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Areilza: Metáforas chinas

Al presidente chino le conviene tensar la cuerda con Estados Unidos y elevar el tono nacionalista, que proyecta con más claridad desde la pandemia

La reciente advertencia de Xi Jinping a Joe Biden de que «no juegue con fuego» ha sido interpretada por la diplomacia norteamericana solo como una metáfora, una más entre las que Beijing utiliza para defender su política hacia Taiwán. El severo aviso, según Washington, se quedará en mera declaración, puesto que Estados Unidos mantiene su reconocimiento de la política de «una China». Pero Xi tiene la vista puesta en el Congreso de su partido que le otorgará un tercer mandato y reforzará su condición de líder supremo, heredero directo de Mao, en contra de la opinión de algunos mandarines. Al presidente chino le conviene tensar la cuerda con Estados Unidos y elevar el tono nacionalista, que proyecta con más claridad desde la pandemia. La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, le brinda la oportunidad perfecta con el viaje que se propone hacer a Taiwán, sin importarle mucho las consecuencias diplomáticas. Es cierto que la contención de la superpotencia asiática es el único asunto en el que hay consenso entre legisladores republicanos y demócratas. Pero la política internacional sigue siendo un dominio reservado muy amplio del poder ejecutivo. Bien haría Joe Biden en recomendar a Pelosi pasar las próximas semanas veraneando con sus nietos en un lugar sombreado de California.

Henry Kissinger ha advertido que, enterrado el orden mundial establecido en 1945, estamos en los aledaños de una segunda guerra fría, esta vez entre Estados Unidos y China, que decidirá quien lidera el resto del siglo. Esta rivalidad estratégica lleva a competir en muchos órdenes —militar, comercial, así como en capacidad de atracción o «poder blando». Al mismo tiempo, debe ser compatible con tender puentes y cooperar ante grandes retos globales, como la emergencia climática, la transición energética, la no proliferación nuclear o la lucha contra las próximas pandemias. La Unión Europea llega tarde a la reordenación de la geopolítica mundial y sin capacidades propias en el ámbito de la seguridad y la defensa. El aprendizaje acelerado con la invasión de Ucrania es la oportunidad que tenemos los europeos de hacer que la relación transatlántica cuente en el Pacífico.

 

 

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