Con el dólar a 200, ¿ya está Cuba peor que en 1994?
Que nadie se sorprenda si una pizza llega a costar en la calle más de 200 pesos.
En lo más crítico del Periodo Especial, año 1994, el dólar llegó a costar 150 pesos, una cifra a la cual muchos creyeron jamás se regresaría; sin embargo, 28 años después, en medio de otra crisis —¿o es la misma?—, el dólar ya sobrepasa los 200 pesos cubanos. ¿Cómo interpretar esto?
Sería simplista comparar el salario medio de 1994 con el actual, pues más allá de la diferencia cuantitativa —en 1994 el salario medio era 190 y ahora es 3.800 pesos— hay además una significativa diferencia cualitativa.
En 1994, el Gobierno, como empleador universal, junto a esos 190 pesos promedio proveía de forma aparentemente gratuita varios bienes y servicios (transporte público, canasta básica alimenticia, suministros de agua, gas y electricidad, acceso a estadios y teatros, etc.) que, actualmente, debido a las políticas de eliminación de «subsidios excesivos y gratuidades indebidas», deben pagarse con los 3.800 pesos de salario medio.
Entonces, para hacer comparables los salarios, al actual hay que descontarle una importante serie de gastos que no estaban incluidos en el de 1994, y que sumarían aproximadamente 1.200 pesos, lo que dejaría como salario medio comparable la cifra de 2.600 pesos.
Para una mejor generalización, hagamos la comparación en dólares constantes, para equiparar los cambios en el ingreso con cambios en el poder adquisitivo de las personas, pues en Cuba el dólar ha mantenido un poder adquisitivo muy estable a lo largo de los años, incluso después de la Tarea Ordenamiento, ya que la inflación afecta estrictamente a la moneda nacional:
- 1994: Tipo de cambio 1×150. El salario medio dividido por el tipo de cambio (190/150) da 1,26 dólares de ingreso por trabajador, que a precios constantes significarían 2,6 dólares actuales.
- 2020: Tipo de cambio 1×200. Salario medio comparable entre tipo de cambio (2.600/200) da 13 dólares.
- Dividiendo 13 entre 2,6, obtenemos que el ingreso real de los cubanos, medido por el tipo de cambio, se ha quintuplicado desde 1994.
Quintuplicar el poder adquisitivo del pueblo en 28 años puede catalogarse de prodigio económico, pero viendo cómo están realmente las cosas en Cuba, debemos mirar más profundamente antes de creer tal «milagro».
Técnicamente, poder adquisitivo es la capacidad de compra de una unidad monetaria; no obstante, en términos de bienes y servicios reales, la única manera de que una persona o un país pueda comprar más es produciendo más, pues, en última instancia, las mercancías y los servicios no se pagan con dinero, que es solo un mediador, sino que se pagan con otras mercancías y servicios.
Por lo tanto, para que los cubanos pudiesen comprar hoy cinco veces más que en 1994 tendrían que estar produciendo bienes y servicios por valor cinco veces superior a lo que generaban en aquel entonces, lo que se reflejaría en el PIB, que es el valor de los productos finales creados por una nación durante un año.
En 1994, el PIB per cápita (para ajustarlo a población) era de 2.625 dólares, que corregidos a valores constantes serían 4.583 dólares actuales, aproximadamente la mitad de los 8.822 dólares que se reconocen como PIB per cápita presente. Según esta aproximación, el poder adquisitivo de los cubanos se habría duplicado con respecto a 1994, no quintuplicado, como parece indicar el tipo de cambio.
Ante tal discrepancia, utilicemos como tercer indicador el índice Big Mac, cubanizándolo, usando la pizza de queso como anclaje. En 1994, una pizza de queso para llevar costaba 10 pesos, así que un salario de 190 permitía comer 19 pizzas. Si el poder adquisitivo del cubano realmente se duplicó, hoy el salario medio comparable de 2.600, debería permitir adquirir 38 pizzas; para ello, estas deberían costar 68 pesos, lo que se aproxima bastante al valor actual de ese producto, apoyando la tesis de que el poder adquisitivo del cubano se ha duplicado, no quintuplicado.
¿Cómo se explica entonces la diferencia entre la duplicación del poder adquisitivo real y la quintuplicación del poder adquisitivo que expresa la tasa de cambio?
Esto podría interpretarse como que el dólar aun está lejos de ser tan valorado como lo fue en 1994, es decir, que el peso cubano aún no se ha devaluado lo suficiente. El tipo de cambio de 1×150 de 1994 sería equiparable, si solo tenemos en cuenta el salario medio, a un tipo de cambio actual de 1×1.000, pero esto no contempla las variaciones que desde entonces han ocurrido en la composición de la oferta y demanda de la moneda americana. Eso sí es una advertencia para quienes creen que el dólar ya está caro.
Con respecto a 1994, solo en base al PIB, podríamos decir que los cubanos están el doble de mejor, pero eso es también un espejismo, pues mucho de ese PIB es construcción de hoteles y servicios turísticos, una inversión que de momento es bastante poco redituable. Al mismo tiempo, la inflación —Cuba tiene la segunda mayor del mundo— desplaza el poder adquisitivo real desde los ciudadanos hacia el Gobierno.
En conclusión, Cuba no está tan mal como en 1994, pero en 28 años, el castrismo apenas ha podido duplicar el nivel de vida de la población con respecto a aquel año tan fatídico, y eso gracias, fundamentalmente, a las remesas y al saqueo de Venezuela. Desde que ese desfalco se ha minimizado, la Isla cayó en un lento declive que claramente se está acelerando. Que nadie se sorprenda cuando una pizza en la calle cueste más de 200 pesos, o haya que dar casi 1.000 por un dólar.