CulturaLiteratura y LenguaOtros temas

Beatriz Pineda Sansone: La Fundación Manzanita y los niños

En 1985, cuando mi hija mayor contaba siete años de edad, comenzó a preocuparme su desapego por la lectura, así que, un buen día, decidí invitarla a crear un círculo o club de lectura con sus compañeritas de clase. Le consulté sobre la idea de reunirnos, semanalmente, para leernos un cuento y luego de comentarlo realizar una merienda y la idea le pareció fascinante. Pronto llegaron los hermanitos de las niñas, sus primas y amigas; los hijos de mis profesores de la Escuela de Letras de la Universidad del Zulia, y, cuando menos pensé, tenía en mi casa un grupo de veinticinco niñas y niños entre los siete y diez años de edad. Elaboré un plan de lecturas trimestral, pensando que aquella experiencia duraría poco. Pero me equivoqué, aquellos  niños deseaban saber. Al cabo de tres meses de lecturas, ya eran otros. A esta experiencia se sumaban las discusiones, las visitas de algunos amigos poetas, pintores, actores e historiadores, quienes contribuyeron a expandir el horizonte de las lecturas.

Cuando leímos La Periquita Julieta de Antonio Arráiz, prestamos una sala del Teatro de Bellas Artes –domingo 20 de marzo de 1985- e invitamos al inolvidable amigo y actor Fernando Perdomo, lamentablemente desaparecido, y entre todos comenzamos a revivir los personajes de Arráiz. Aquella experiencia fue maravillosa. Nunca podré olvidar el entusiasmo de Fernando, sentado en el suelo, explicando a los niños los orígenes del teatro. Los niños escucharon hechizados la historia hasta culminar en los camerinos, donde se maquillaron y se vistieron.

Cuando la Manzanita de Julio Garmendia llegó, conquistó el corazón de los niños. Enamorados de la simpática, pequeña y acidita fruta, decidieron bautizar el taller con su nombre. Dejamos de ser un grupo anónimo para adquirir una personalidad jurídica: la Fundación Manzanita de Maracaibo (Taller Literario Infantil Manzanita). Luego llegaron otros cuentos como El médico de los muertosGuachirongo, La tienda de muñecos y Las dos Chelitas.

Seguimos abriendo caminos a través de la palabra: viajamos entonces a España para encontrarnos con El Amadis de Gaula, quien nos llevó, gustosamente, hasta el reconocido Don Quijote de la Mancha.

Con cada nueva lectura venía al taller un simpático creador de la mano de amigas como Emperatriz Facchi, Elizabeth Miquilena y Aspasia Zuleta. No puedo dejar de mencionarlos, porque ellos constituyen parte de nuestra historia: Hernán Alvarado, Blas Perozo Naveda, Juan Gregorio Rodríquez Sánchez, Ana Enriqueta Terán, Hesnor Rivera, Yolanda Delgado, Mario Labarca, Huáscar Barradas, entre otros.

Cuando nos trasladamos al siglo XV para leer las cartas que Cristóbal Colon había escrito a los Reyes de España, nos visitó el historiador Rutilio Ortega, quien recreó la aventura con otras historias; y cuando entramos a la Vida privada de las muñecas de trapo de Aquiles Nazoa, abrimos la magia de Calicanto -centro de artesanía popular- y Esthela Ortega nos enseñó a hacer muñecas fabulosas.

Leímos El Flautista de Hamelin, historia recogida por los hermanos Grimm, y se presentó Huáscar Barradas con su maravillosa flauta en la sede de la Fundación Manzanita. Nos trasladamos al año 1284, la ciudad de Hamelin estaba invadida por roedores, así que juntos caminamos hasta el río Weser y las ratas que iban tras él perecieron ahogadas.

Llegamos a nuestro tercer año de vida y celebramos el aniversario con un Festival de Cine Infantil en el que participaron vivamente mi esposo, mis hijas y amigos muy estimados como Carlos Navarro, Fernando Perdomo, Luis Cuevas, quien creó nuestro logotipo, Lucía Antillano, Víctor Fuenmayor, Jimy Yánez, Servio Martínez, Cósimo Mandrillo, y todos los papás de los niños y amigos de la Fundación. Esta maravillosa fiesta tuvo como sedes el Banco Central de Venezuela y el Centro de Bellas Artes de Maracaibo los días 10, 17, 24 de abril y 1 de mayo de 1988.

Seguimos andando y el grupo creció. El Centro de Bellas Artes nos prestó la sala Documenta para realizar nuestras tertulias sabatinas. Compañeras de Letras como Eumelia Ledezma e Ysbelia Parra se unieron a Elizabeth Miquilena para sostener y expandir el Programa durante mi ausencia.

El método de contar cuentos y realizar dinámicas de grupo salió de la sede de la Fundación Manzanita convertido en Programa La Hora del Cuento con la finalidad de colocarlo al servicio de la educación y dar acogida a distintas escuelas. En este sentido hago un reconocimiento especial a Lía Bermúdez y a José Enrique Finol, quienes hicieron posible que el Programa La Hora del Cuento formara parte de la programación del Centro de Arte Lía Bermúdez y del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (Maczul).

En 1993-1994 contamos con el apoyo de Ixóra Gómez, Secretaria de Educación del Estado para entonces. El soporte de la Secretaría de Educación permitió que el Programa se extendiera a diez escuelas zulianas de avanzada. También la corporación McDonald’s de Venezuela nos dio su apoyo y abrió las puertas de cinco restaurantes a dichas escuelas.

Y así hemos venido caminando hasta nuestros días con esta maravillosa experiencia y con el cesto lleno de niños, cuentos y poesía.

La relevancia que la Fundación Manzanita ha otorgado a la lectura se debe a que la palabra es portadora esencial de significados, es en ella donde nacen los pensamientos y las ideas, por lo tanto, leer supone dominar muchísimas más operaciones que el simple hecho de reconocer los significados de las palabras, porque a través de ellas se activan los procesos mentales generando inferencia, presupuesto y expectativas. Y a pesar de lo que creen muchos maestros, la lectura no culmina con enseñar a los niños a reconocer los sonidos adheridos a las palabras. Leer requiere dominar múltiples operaciones que, en suma, son operaciones intelectuales –reconocimiento, análisis, síntesis, comparación, inferencia. Y cuando escribimos de golpe un texto, la inteligencia se incrementa, porque entonces hila, aclara, interpreta, analiza, desarrolla, deduce, decide. Este movimiento de articulación y reflexión, según José Antonio Marina, proporciona energía a la inteligencia ingeniosa, la hace divertida, hábil y rápida.

Nuestra mayor victoria consistió en llevar el método de la Fundación Manzanita a Centros de Arte, Museos y universidades para abrir la posibilidad de participar de muchos niños en la fiesta de la palabra, y, por último, a instituciones y corporaciones como la Secretaría de Educación del Zulia, y las tiendas McDonald’s, respectivamente. El canal de televisión ZuVisión del Zulia le dio acogida bajo el nombre Programa La Hora del Cuento en horario de lunes a viernes de 3,30 a 4:00 pm.

Más adelante, en el año 2015, recogí todas mis vivencias y publiqué el ensayo titulado La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos. Madrid. Ediciones de la Torre, 2015.

En el año 2018, la Facultad de Humanidades de la Universidad del Zulia le dio acogida al Programa La Hora del Cuento de la Fundación Manzanita como materia de los Servicios Comunitarios. Este impulso se alcanzó gracias al apoyo de Elizabeth Miquilena V.

Este reto lo asumimos apuntando siempre a la excelencia. Acompáñanos a celebrar con los niños esta fiesta desde tu casa. Y no olvides que sólo gracias al lenguaje podemos desarrollar la inteligencia, comprender el mundo, inventar grandes cosas, convivir, aclarar nuestros sentimientos, resolver nuestros problemas, hacer planes. Una inteligencia rica y flexible, divertida, viva y perspicaz se apoya en la palabra.

 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

Un comentario

  1. Excelente recorrido de los grandes logros de la autora con su proyecto Manzanita. Muy ameno de principio a fin. Me siento muy orgullosa del propósito, alcance y perseverancia de la autora para haber logrado todo lo que se explica en este artículo.

Botón volver arriba