Cultura y ArtesMúsica

Beatriz Pineda Sansone: Huáscar Barradas y la diversidad

En esta tierra de pájaros y de lluvia, la estación me invita a buscar mis raíces: un anhelo llueve, sobrecoge con el disco Huáscar Barradas y Maracaibo. Su percepción como observador partícipe y creador del conocimiento musical me enorgullece. El texto musical constituye el resultado de la interacción global con el mundo. Cuando vivimos en nuestra misma creación simbólica, construimos el mundo con el actuar, con el diálogo multidimensional y la diversidad de la que somos inseparables. En el corrío venezolano titulado El pavo real la clave que define el diálogo expresa: … a todo negro presente yo le voy a aconsejar que combine los colores que la raza es natural: un negro con una negra es como noche sin luna, y un blanco con una blanca es como leche y espuma. Podemos percibir incluso que la conversación no concluye, el espectáculo auditivo de nuestro negro tambor se difumina delicadamente y atraviesa el horizonte con la voz de la flauta y como el contraste de un crepúsculo dibuja nuevos paisajes.

 

 

La mirada de Huáscar se traduce en el acento exquisito de su flauta: constante intercambio, alegre devenir en el fluir. Toda la tierra converge en el cuatro, las maracas, el tambor, el piano, el arpa, la percusión, las voces, el palmoteo, el canto de las gaviotas, del gallo y del mar. Los distintos encuentros de Huáscar constituyen un factor de creación y de cambio: Ángela y su acento extranjero, Agustín, Armando, Pipo y Leo de “Mermelada Bunch”, Rafael Brito, Johann Sebastián Bach, Gerry Weil y “el Goyo” Reyna. Todos los vínculos que se establecen entre distintos instrumentos, tipos de música, y culturas constituyen ejes fundamentales para la creación de una inédita y refrescante perspectiva transformadora de nuestra experiencia y de nosotros mismos.

 

 

Huáscar Barradas plasma en su disco, no sólo, su sentir, sino su acuerdo y convenio en el seno de la comunidad maracaibera de producir un imaginario común creado en el diálogo diverso con el mundo del cual formamos parte.

 

 

La diversidad que emerge de la interacción de múltiples culturas queda escrita como partes y solo partes de un todo. En el camino nos encontramos con nosotros mismos y con la tierra toda. El camino y la diversidad nos abren nuevas perspectivas hacia el desafío. Una certeza me cruza: nada ni nadie es independiente. Constituimos una red de encuentros y desencuentros cuyo efecto es la transformación, el asombro, el arte y la felicidad.

 

 

 

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