La escritora que enamoró a Borges
Silvina Bullrich era hija de la aristocracia porteña, se había convertido en una novelista de enorme éxito. El autor de 'El Aleph' cayó rendido a sus pies
La tormentosa novia de Jorge Luis Borges fue también la traductora de Simone de Beauvoir, con quien comió en Saint-Germain-des-Prés, se dejó elogiar por su intensa belleza y acabó teniendo un disgusto. La gran dama parisina le escribió luego a una amiga argentina y le dijo: «Por favor explíqueme quién es esa mujer tan desagradable llamada Silvina Bullrich. En un encuentro que tuvimos en París no hizo más que hablarme de la plata que ganaba con sus libros y de los hombres con los que se acostaba».
Silvina era hija de la aristocracia porteña, se había convertido en una novelista de enorme éxito, vivía la sexualidad y el alcohol sin freno ni prejuicio, y protagonizaba escándalos de proporciones. Junto a Beatriz Guido y a Marta Lynch, formaron el triángulo de las grandes ‘best sellers’ de los años 60 y 70, y hoy son «Las olvidadas», como las describe en su notable ensayo la periodista Cristina Mucci. De ese trío inefable, Bullrich se destaca por su vínculo íntimo con el círculo borgeano.
Acoso telefónico
Era graciosa e inteligente, y el autor de ‘El Aleph’ cayó rendido a sus pies: empezó a acosarla por teléfono, a enviarle cartitas y a mostrar su desesperación. Ella concedió perezosamente un noviazgo, pero cuenta Adolfo Bioy Casares que un día de aquellos Borges la llamó y le dijo: «Anoche, a las doce, pasé frente a tu casa, y pensé que estarías en tu cuarto». Ella le respondió: «Estaba en mi cuarto, pero no hubiera podido estar con vos porque estaba con fulano de tal, en la cama».
A pesar de esos dolorosos desplantes, Borges publicó en colaboración con aquella novia increíble ‘El compadrito’ en 1945. Cuarenta años después y poco antes de que él muriera en Ginebra, Bullrich fue a la televisión y no pudo resistir la tentación de sacudir a la audiencia con un golpe bajo: dijo que Borges era impotente y que padecía eyaculación precoz. «Pero, Silvina, ¿cómo has dicho semejante cosa?», le recriminó Bioy. Ella, que era muy malhablada, le contestó: «Bueno, mirá, qué sé yo, che, como a uno se le escapa un pedo, uno dice cualquier cosa que se le pasa por la cabeza». José Bianco, el jefe de redacción de la legendaria revista ‘Sur’, también cuenta que entre sus múltiples amantes -era una mujer realmente voraz- había un contable ignoto. Bianco le preguntó: «¿Tiene plata?». Y ella replicó: «Si tuviera, ya me habría casado con él».
Sociedad patriarcal
Valiente, frívola, cruel y talentosa, Silvina Bullrich escribió novelas que están siendo revalorizadas por la crítica y que muestran la problemática de las mujeres en la alta burguesía argentina. Su novela paradigmática fue precisamente ‘Los burgueses’, pero también escribió ‘Bodas de cristal’ y ‘Un momento muy largo’, donde describe y denuncia la dependencia y la vulnerabilidad de la mujer frente al varón en aquella sociedad patriarcal. En el ocaso, decretó que la vejez era un insulto a la vida y se fue a morir a Ginebra. ‘La señora no quiere vivir —declaró el médico que la atendía—. No lucha, no hace nada».
Con la conciencia plena de ser olvidada, Silvina Bullrich —mujer indomable y deseada, imprudente e hilarante, exitosa y temida— se durmió para siempre en el mismo Hospital Cantonal donde había muerto Borges, aquel lejano novio sufriente a quien tuvo a mal traer.