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Ramón Peña / En pocas palabras: Sobre liderazgos

 

Al aproximarse la contienda democrática entre los posibles líderes del futuro posible de los venezolanos, es pertinente comentar sobre la fisonomía deseable del liderazgo que exige la presente y compleja circunstancia. En opinión del padre Luis Ugalde, se necesitan líderes pragmáticos que traigan paz, creciente productividad económica y social y bienestar compartido por toda la sociedad y que, fundamentalmente, destierren ideologías fracasadas y muertas. Acotaríamos que para enfrentar los estragos del símil de posguerra que hoy exhibe el país, la sugerencia de Ugalde invoca emular a una figura como la de Konrad Adenauer.

Luce congruente una advertencia de Yuval Harari, quien considera como rasgo esencial del líder el evitar ser “auténtico”, significando no gobernar con cuanta idea salga de su cabeza. La leemos como promover la despersonalización de la política, convertirla en institución y no en proyectos subjetivos.  

Para no repetir errores de otros es invalorable aprender del pasado. Lo consagra Winston Churchill: “En la historia están todos los secretos del arte de gobernar”. Un celoso observante de este principio, Rómulo Betancourt, líder señero de la democracia latinoamericana del SXX, antes de gobernar, había abrevado en los 15 tomos de la Historia Contemporánea de Venezuela de Francisco González Guinán, monumental recuento de la vida política de Venezuela en el SXIX.   

Parafraseando a Henry Kissinger, los líderes han de ser visionarios y serán importantes si superan las circunstancias que heredaron y llevan a sus sociedades hasta la frontera de lo posible. Este es el desafío axiomático de la Venezuela de hoy.

Un detalle importante de la coyuntura del cambio lo plantea un reciente artículo de Moisés Naim, Dictadores sin salida: “hoy se ha perdido capacidad para erradicar del poder a los dictadores”. A un dictador, como el actual, refugiado en el poder, no basta derrotarlo en elecciones, los nuevos líderes habrán de demostrar el ingenio político necesario para echarlo de la silla…   

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