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La orilla española que enterró la Estatua de la Libertad

El final de 'El planeta de los simios' se rodó en la playa canaria de Cofete, un paraíso escondido en Fuerteventura

Fotograma de ‘El planeta de los simios’

Puede ser un desierto escoltado por las montañas de Monument Valley o un páramo espacial, pero es España, capaz de ser todas y ninguna, arropada por una variedad geográfica que ha permitido convertir las fronteras patrias en el plató más cotizado, y rentable, de Hollywood, o al menos en su sucursal del Mediterráneo, desde mediados del siglo pasado.

Lo sabe bien Charlton Heston, que atravesó la Península Ibérica para morir en Peñíscola como ‘El Cid’ (1961) y enfadó en Madrid, dos años después, Ava Gardner durante el rodaje de ’55 días en Pekín’. Ni por esas dejó de venir el imponente actor a España, a protagonizar películas –enMarco Antonio y Cleopatra’ conoció a Carmen Sevilla, a quien intentó seducir– y a aparecer en programas de televisión como ‘Sorpresa sorpresa’ para reencontrarse con viejas compañeras. También, sobre todo, a disfrutar de la variedad paisajística… montado a lomos de un caballo.

Tras la gesta en la que su Rodrigo Díaz de Vivar sucumbió a una flecha sobre Babieca, volvió a agarrarse a la crin de un corcel para rendirse a la solemne Estatua de la Libertad, semienterrada por la arena de la playa española de Cofete en el emblemático final de la película ‘El planeta de los simios’, la de 1968, no la que dirigió Tim Burton para inaugurar el nuevo siglo. Heston se arrodilla frente al monumento en ruinas que otrora fue gloria de una nación, sobre el que rompen las olas en el desenlace del filme.

–Dios mío. He vuelto… estoy en mi casa otra vez. ¡Durante todo este tiempo, no me he dado cuenta de que estaba en ella! ¡Por fin lo conseguí! ¡Maniáticos! ¡La habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos! ¡Maldigo las guerras! ¡Os maldigo!–dice el cosmonauta al que interpreta el actor, ganador del Oscar por su papel en la película ‘Ben-Hur’.

 

Playa de Cofete TURISMO DE FUERTEVENTURA

 

La desgarradora frase del personaje de Charlton Heston llega tras percatarse de que la ansiada libertad que acababa de lograr después de ser retenido por una especie evolucionada de simios era tan solo una ilusión, toda vez se zafa de sus opresores para volver a un Nueva York irreconocible, donde los humanos sirven de esclavos de los tiránicos primates que gobiernan la Tierra tras una catástrofe nuclear.

La Tierra perdida

Una escena épica que fue ideada por el autor del primer guion de ‘El planeta de los simios’, Rod Sterling, que adaptó la novela de Pierre Boulle incorporando algunas decisiones como la del desenlace en el que el coronel George Taylor de Heston, junto a su compañera Nova (interpretada por la actriz Linda Harrison) se arrodilla sobre la arena, bajo los escombros de la Estatua de la Libertad, para maldecir por el imprevisto giro del destino. Por decisiones creativas, y las exigencias de un presupuesto desmadrado, se descartó el libreto del creador de la serie ‘The Twilight Zone’, pero se mantuvo la conclusión original, a la que dio sentido en el entramado final Michael Wilson, el guionista definitivo del filme. El resultado, uno de los mejores desenlaces del séptimo arte.

Aunque en ‘El planeta de los simios’ el paraíso de la playa de Cofete se convierte para Charlton Heston en un infierno, no sucede lo mismo en otras películas de Hollywood más modernas que heredaron la tradición de sus clásicos y aprovecharon las posibilidades de la playa situada en Fuerteventura para localizar algunas de las escenas de sus películas. Es el caso de la reciente ‘Han Solo: una historia de Star Wars’, precuela para el olvido sobre el origen del personaje que derrochó carisma con Harrison Ford y que recrea en el filme galáctico el planeta del que proviene el cazarrecompensas.

En este entorno canario el actor Christian Bale abrió también las aguas convertido en Moisés (‘Exodus: Dioses y reyes’) y la chica maravilla de Gal Gadot dio rienda suelta a sus poderes en la última película de Wonder Woman. Talismán para los taquillazos, la playa de Cofete ha sido capaz, sin embargo, de mantener la virginal esencia que la hace un destino idóneo como plató natural para estas películas.

Situada a veintidós kilómetros de Morro Jable, para llegar al paraíso de Cofete es necesario atravesar, durante casi una hora, el Parque Natural de Jandía, en un trayecto perfectamente señalado y donde se puede aparcar el vehículo sin problema en un parking habilitado en las proximidades de la playa, en la que las impresionantes montañas se mezclan con el intenso azul del océano Atlántico. Un extenso entorno –de doce kilómetros– sin igual, majestuoso e imponente y, sobre todo, salvaje, sin explotar, razón más que probable de su elección como plató de cine y uno de los escenarios más hermosos de las Islas Canarias.

 

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