Cultura y ArtesDemocracia y PolíticaLiteratura y Lengua

Celebrar la escritura

La-escritura-y-la-libertadLa semana pasada quedé gratamente sorprendido cuando me enteré de que en Estados Unidos celebran el Día Nacional de la Escritura. Desde el año 2009, el Congreso de este país decretó que el 20 de octubre debe ser un día especial para todas las personas, sin importar la edad o profesión; al fin y al cabo, la escritura es inherente a todos los ciudadanos y por eso está muy bien que al menos exista un día para reflexionar sobre ella y todo lo que implica este silencioso acto que conecta la cabeza con las manos.

¿Pero cómo celebrar el Día Nacional de la Escritura? Obviamente escribiendo, casi invitando a los estudiantes, escritores de todos los niveles, empleados, personas en general, a que hagan una especie de peregrinación durante el día hacia el encuentro sublime entre la tinta y el papel o hacia el teclado y la pantalla; después de todo, la herramienta es lo de menos, lo importante es pensar en el acto, en lo que se quiere decir, en el cómo se quiere decir, escribir no es un proceso automático, es un acto que, al igual que un buen edificio, se construye con bases sólidas, con estructuras que den muestra de la claridad del pensamiento.

Quienes han estudiado en Estados Unidos saben la importancia que tienen los “centros de escritura” en las universidades, espacios destinados para que los estudiantes de todas las carreras (ojo, en Colombia muchos creen que solo deben escribir bien quienes estudian humanidades o ciencias sociales, pero un médico, un ingeniero, un matemático o alguien sin profesión no necesita de eso) busquen asesoría para escribir correctamente sus ensayos o textos académicos. Estos centros les han enseñado a los estudiantes que la escritura es un proceso largo y cuidadoso, por eso un ensayo no puede escribirse como por arte de magia de la noche a la mañana. En estos centros, creados en los 60, les enseñan a los estudiantes que detrás del cuidado de la escritura en todos los ámbitos hay una muestra de respeto por el otro. No es irrelevante ese asunto de tener que pensar qué quiso decir la otra persona porque su escritura es confusa y está plagada de errores gramaticales.

En Colombia, desde hace algún tiempo, algunas universidades han empezado a tomarse este asunto de la escritura cada vez más en serio, por eso esta idea americana de los “centros de escritura” se ha replicado en universidades como Los Andes, Eafit, Icesi, Universidad del Cauca y Javeriana, que si no estoy mal, fue la primera universidad que creó uno en el país.

Ahora, la escritura no viene sola, la escritura necesita de modelos, necesita de las palabras de otros para adaptar las propias, y aquí entran los libros. Justamente en el Día Nacional de la Escritura, la universidad donde estudio dispuso una mesa con libros gratis para quienes iban a escribir en ese salón enorme donde, por momentos, no cabía un silencio más que deseaba rendirle un homenaje al acto maravilloso de escribir.

Botón volver arriba