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Rememorando aquellos setenta

Factores que influyeron e incidieron directamente en las transformaciones globales del sistema internacional contemporáneo

Resumen de la Guerra Fría - educahistoria

 

La década de los setenta, simboliza el inicio de la declinación del mundo bipolar, sistema internacional de convivencia establecido al culminar la Segunda Guerra Mundial, que se había mantenido vigente desde 1947. Comienza el período de la multipolaridad, surge la distensión, se plantea la necesidad de revisar el verdadero alcance de los principios de la coexistencia pacífica, se produce una mayor diversificación y una menor jerarquización entre los actores internacionales.

El sistema político internacional se flexibiliza: las superpotencias comienzan una búsqueda incesante de cooperación política entre las naciones, surgen nuevas figuras, nuevos actores en el escenario mundial, se producen fisuras en ambos bloques ideológicos, sobre todo la efervescencia de los principios socialistas divulgados entre los países latinoamericanos y africanos, que hacen peligrar la estabilidad y equilibrio de los bloques. 

Los países europeos, seriamente debilitados y afectados por los enfrentamientos de la Segunda Guerra Mundial, luego de la aplicación del Plan Marshall comienzan su recuperación económicas ; luego se producen los acontecimientos de Checoslovaquia de 1968, lo cual origina una fuerte reacción en la opinión pública internacional. Surge el eurocomunismo, mayormente reflejado en los partidos comunistas de Italia, España y Francia, causando cierto distanciamiento con las autoridades del omnipotente estado soviético.

En Asia, renace como potencia económica de primer orden el Imperio del Japón, se producen los conflictos fronterizos entre la Unión Soviética y la República Popular China, convirtiéndose en el origen primigenio del distanciamiento ideológico entre las dos potencias del mundo comunista o socialista.

En el continente africano se inicia el proceso de descolonización de los países, unos sin traumas, otros mediante interminables guerras contra las antiguas metrópolis o entre las diferentes castas; ello, entre otros argumentos, unido a factores económicos y políticos del mundo en desarrollo, conducirán a la creación del grupo de los 77 que va a jugar un papel protagónico en las relaciones entre el mundo industrializado y los países en desarrollo, a través del denominado diálogo Norte/Sur.

En el Lejano Oriente podemos mencionar el fin de la Guerra de Vietnam y el inicio de las conversaciones de paz entre los contendores, debemos resaltar que a partir de ese momento se produce un síndrome de derrota en las fuerzas armadas estadounidenses, provocando serias consecuencias en su economía, en su capacidad de producción y originando una serie de problemas de conducta en quienes regresaban a sus hogares luego de largos años de lucha.

En América Latina, podemos mencionar los casos de Perú, Chile y Nicaragua que con exclusión de otros aspectos que debemos tomar en cuenta en nuestro análisis, la efervescencia política, el idealismo mezclado con el sueño de la revolución producen grietas en el bloque tradicionalmente denominado occidental. Los Estados Unidos de América inician una estrecha relación con las autoridades chinas buscando neutralizar a la Unión Soviética en el espectro del comunismo mundial. Otro gran problema que se le presentará a la política de bloques es el retiro de Francia de la Organización del Atlántico Norte, OTAN.   

La competencia, sobre todo en el campo económico, va a ser un signo de los tiempos; la era tecnológica va a ser un reflejo del cambio que se produce en el contexto mundial, las discusiones entre los Estados Unidos de América y Japón, agudizadas posteriormente por la insurgencia de países como Corea y Taiwán en el campo tecnológico, permiten mayor competitividad en los precios de los productos estadounidenses, por ser la mano de obra más económica en dichos países, provocando serios problemas en la balanza comercial de dicha potencia.

En el plano económico debemos mencionar el bloqueo petrolero dirigido por los países de la OPEP contra las naciones industrializadas, ello permitirá e incentivará el incremento de los precios del petróleo. La Guerra del Yom Kippur de 1973 creará un ambiente de distensión que culminará posteriormente con la paz entre Egipto e Israel. La finalización de Bretton Woods y las continuas violaciones a los Acuerdos de Libre Comercio, GATT, son otros de los factores que debemos tomar en cuenta en este análisis.

En el inicio de los setenta “los Estados Unidos han visto gravemente erosionada su hegemonía … la constelación de poder político, económico y militar que permite a una gran potencia imponer su voluntad al resto del mundo “ (Noam Chomsky, La Segunda Guerra Fría). El ocaso de la supremacía estadounidense se vio acelerado y, en cierto modo, simbolizado por la impotencia de la gran potencia para aplastar la resistencia a su dominación en Indochina, lo costosa de dicha aventura y los resultados negativos para su política interna, que debilitó a los Estados Unidos en relación con sus aliados-rivales industriales y limitó su capacidad para imponer su voluntad al resto del mundo.

En cuanto a la posición asumida por los Estados Unidos de América debemos mencionar la gran influencia que ejercieron factores de orden interno, como el fracaso de la Guerra de Vietnam, que hizo estremecer los cimientos de la tradicional política exterior bipartidista estadounidense. A ello, se unieron factores importantes como el aumento de la pobreza, el desempleo, el delito, la violencia, la escasez energética y la contaminación ambiental. Esta situación hizo explotar el descontento popular y propició una postura cada vez más crítica de las autoridades y de la sociedad política estadounidense, generando una aguda crisis nacional que culmina con el escándalo de Watergate, entre otros.

Ante la posibilidad de que se repitieran los conflictos internacionales con mayor frecuencia, era aconsejable fijar nuevas pautas a las relaciones internacionales y surge el concepto de coexistencia pacífica, inicialmente ideado por la Unión Soviética por razones estratégicas. Las potencias occidentales entendían que una mayor distensión internacional favorecería sus políticas pacifistas y democráticas. Esta actitud, mucho más positiva, de colaboración internacional permitirá un histórico entendimiento entre las superpotencias, de manera que cada una de ellas obtuviera más dividendos a través de la paz que por la amenaza a la misma. 

Muchos europeos veían la distensión “como un paso inevitable hacia una vida en paz en el continente europeo y, a la vez, como un complemento crucial de la defensa colectiva “ (Chomsky). Ellos habían apostado a todas luces por mantener el status quo y por desvincular sus relaciones con los rusos de las tensiones y crisis que se produjeran fuera de la OTAN. No en vano el concepto de détente había sido acuñado por Occidente, ampliamente utilizado por Charles de Gaulle y difundido decididamente por el pensamiento y la acción de Henry Kissinger.

Aunque medios de comunicación social como The Economist expresaban “que la solidaridad entre Europa Occidental y Norteamérica, esto es, la Alianza Atlántica, se encuentra en las primeras fases de lo que podría ser una enfermedad mortal “ (Chomsky). Debido principalmente a la actitud europea, contraria a asumir una parte apreciablemente mayor de las cargas derivadas de la defensa de Occidente, descargando así los hombros de la presumiblemente declinante economía estadounidense.

Las fisuras en el mundo socialista, que culminan con la debacle de las repúblicas socialistas de la Europa Central y la caída del Muro de Berlín, son factores determinantes en el contexto internacional que se comienza a vivir desde los inicios de la década de los setenta. Las prístinas disidencias forman gobiernos democráticos sustentados en elecciones libres, poli partidistas y secretas; el renacer religioso, en estados habitualmente cristianos, que vieron suprimidas sus creencias por las duras medidas dictadas por los antiguos jerarcas declarados ideológicamente ateos. En muchos casos son las iglesias los catalizadores e impulsores de las transformaciones mencionadas, los vasos comunicantes entre los gobiernos comunistas/marxistas y el pueblo que pide y clama por un cambio de rumbo.

En este contexto desaparece el Comecom, las tropas soviéticas inician el retiro de las naciones de la Europa Central, dando por finalizado el Pacto de Varsovia. Las ideas del libre comercio, la propiedad privada, el respeto a la dignidad humana, la libertad de expresión, son conceptos que comienzan a dominar la escena política e ideológica de quienes hasta ese momento han sentido la opresión en carne propia.

El Pacto de Varsovia y la Organización del Atlántico Norte, OTAN, en el aspecto militar; el Comecom y la Comunidad Económica Europea, en el plano económico son las instituciones que van a regular las relaciones entre los bloques de las grandes potencias. La Organización de Estados Americanos, OEA, va a ser el reflejo de la influencia estadounidense en América Latina, relación que se va a desmedrar luego de la Guerra de las Malvinas por la posición asumida por las autoridades estadounidenses a favor de los ingleses, dejando a un lado los compromisos contraídos a nivel hemisférico, situación que trata de mejorar la diplomacia de los Estados Unidos de América, en primer lugar a través de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, y posteriormente con la Iniciativa para las Américas, planteada durante 1992 por el Presidente George Bush.

Podríamos decir que la multipolaridad, la competencia económica entre las naciones industrializadas y el reacomodo de los bloques que han dominado la escena de la política internacional desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial, son factores importantes, conjuntamente con los descritos, que han permitido que la década de los noventa nos presente una nueva agenda, basada en circunstancias totalmente diferentes a los conceptos que dominaron la política exterior de las grandes potencias y sus aliados durante la guerra fría, y posteriormente mientras la détente entre los dos principales actores del escenario internacional.

Podemos resumir, que los factores más importantes para la distensión iniciada en los años setenta que culmina con la caída del Muro de Berlín son los problemas económicos que deben afrontar las grandes potencias, su incapacidad para dominar un mundo cada vez más amplio, la multiplicidad de actores en la escena internacional y otros que han sido mencionados previamente. Como señalara en una oportunidad André Gide “el obtener la libertad es sólo el comienzo, pues el problema real es el de vivir en libertad “.

 

HQM/hqm

 

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