Taiwán llama a Ortega dictador, oportunista, mentiroso y descarado
"Son solo oportunistas que buscan el poder propio. Sus comportamientos son despreciables", señala comunicado del Gobierno de Taiwán
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán (MOFA) calificó a Daniel Ortega de «dictador oportunista», que durante más de quince años recibió “descaradamente” la cooperación de Taiwán hasta que en diciembre de 2021 rompió relaciones con la isla independiente de la que ahora reniega, para reanudar relaciones con China continental, reportaron medios taiwaneses, basados en un comunicado oficial.
El 13 de octubre, Daniel Ortega dijo que «Taiwán es una provincia de China, no es una república, no es un Estado, es simplemente una provincia de China, y eso está así reconocido a nivel global, aprobado por Naciones Unidas». Las declaraciones fueron durante un acto público en el que entregó 250 buses provenientes de China continental, aunque no dio detalles sobre cómo se adquirieron.
El comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán, publicado el 14 de octubre, señala que Ortega «afirmó falsamente que Taiwán es una provincia de China y que las Naciones Unidas han determinado que Taiwán no es un país, lo cual es una falacia contraria a los hechos».
En el documento, Taiwán destaca las «enérgicas protestas y severa condena» a las declaraciones de Ortega.
Pese a la ruptura con Taiwán, la dictadura orteguista continúa ejecutando donaciones «remanentes» de la isla. En mayo de 2023, CONFIDENCIAL publicó que año y medio después de que Ortega expulsó a Taiwán ––su más generoso donante–– todavía sigue ejecutando 68.3 millones de córdobas remanentes de los fondos otorgados por la pequeña isla asiática para apoyar al presupuesto nicaragüense.
Los actos de Daniel Ortega contra Taiwán
El comunicado agrega que «Ortega ha estado aceptando descaradamente varios proyectos de cooperación proporcionados por China (Taiwán) para beneficiar al pueblo de Nicaragua durante quince años». Luego, reclama que Ortega «explota la falacia del llamado ‘principio de una China’, en varias ocasiones y se convierte en cómplice de China para socavar la democracia en Centroamérica y expandir su influencia en la región».
En agosto de 2023, Ortega propuso expulsar a Taiwán del Parlamento Centroamericano e invitar en su lugar a China. Taiwán se retiró del organismo y declaró que la propuesta de Ortega “daña gravemente los años de cooperación y amistad entre Taiwán y el pueblo centroamericano”. El 21 de agosto, en Managua, el Parlacen aprobó, con 73 votos a favor (hubo 32 en contra y nueve abstenciones), la incorporación de China como Estado observador y revocó a Taiwán como observador permanente.
Taiwán agregó en su comunicado que «las caóticas palabras y hechos antes mencionados demuestran plenamente que los Ortega son solo oportunistas que buscan el poder propio. Sus diversos comportamientos son despreciables y entristecen a la comunidad internacional por el bondadoso pueblo nicaragüense que vive bajo el régimen de Ortega».
La historia de Taiwán y China continental
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán reiteró «solemnemente» que son un país soberano e independiente, y no está afiliado a la República Popular China. Asimismo, sostuvo que «la República Popular China nunca ha gobernado Taiwán durante un día» y que seguirán «fortaleciendo la cooperación con los países en el campo democrático y harán todo el esfuerzo posible por frenar la expansión del autoritarismo».
Belice y Guatemala son los dos únicos socios diplomáticos que le quedan a Taiwán en Centroamérica después de que el 26 de marzo Honduras rompió sus nexos con Taipéi para establecerlos con China.
Honduras se sumó a Costa Rica (2007), Panamá (2017), El Salvador (2018) y Nicaragua (2021), que rompieron sus relaciones con Taiwán en favor de la República Popular China.
Taiwán —adonde se retiró el Ejército nacionalista chino tras la derrota a manos de las tropas comunistas en la guerra civil— se ha gobernado de manera autónoma desde 1949, aunque China reclama la soberanía sobre la isla, a la que considera una provincia rebelde para cuya “reunificación” no ha descartado el uso de la fuerza.