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Monseñor Silvio Báez: Esta medalla es testigo del coraje de mi pueblo

Un tributo al espíritu profético de la Iglesia católica en mi país, y al extraordinario testimonio de mi hermano, el obispo Rolando Álvarez

Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, agradece el recibir la Medalla al Servicio de la Democracia. Foto: Tomada de X

Sr. Wilson, miembros de la Junta Directiva de la National Endowment for Democracy, distinguidos invitados, señoras y señores:

Es un honor recibir esta noche la Medalla al Servicio de la Democracia de la National Endowment for Democracy, y me gustaría expresar mi sincero agradecimiento por este significativo reconocimiento. Esta distinción no es solo un honor personal, sino un testimonio de la resiliencia colectiva del pueblo nicaragüense y del compromiso inquebrantable de la Iglesia católica de Nicaragua por defender la libertad, la paz y la justicia.

A lo largo de la historia, el pueblo de Nicaragua ha demostrado una valentía excepcional frente a desafíos inmensos. Durante varios años, hemos enfrentado el Gobierno opresivo de una dictadura brutal y hemos sido testigos de la lenta erosión de los valores democráticos, que ha llevado a su completa desaparición. Recibir esta medalla es testigo del coraje de mi pueblo, que continúa resistiendo y perseverando. Me siento honrado de dedicarla a los valientes ciudadanos de Nicaragua, dignos de este prestigioso galardón.

También me gustaría reconocer el admirable compromiso de la Iglesia católica en Nicaragua, que actualmente es perseguida por la dictadura. Siempre ha sido un refugio seguro para los pobres y oprimidos y sigue siendo un faro de esperanza en la sociedad. Hoy, ofrezco esta medalla como un tributo al espíritu profético de la Iglesia católica en mi país.

También quiero recordar el extraordinario testimonio de mi hermano, el obispo Rolando Álvarez, quien ha sido injustamente encarcelado por proclamar la verdad, defender la justicia y caminar con los más pobres. Su compromiso pastoral es un signo de la fuerza imperecedera de la misión profética de nuestra Iglesia. Una vez más esta noche, exijo urgentemente su liberación inmediata e incondicional.

Los desafíos que enfrentamos en Nicaragua están lejos de terminar. Seguimos enfrentando un régimen represivo que intenta sofocar nuestras aspiraciones de un futuro mejor. La comunidad internacional debe actuar rápidamente y de manera decidida para aumentar la presión diplomática efectiva sobre el régimen nicaragüense. Queridos amigos, les insto a apoyar al valiente pueblo de Nicaragua y a sostener la causa de la democracia y los derechos humanos en mi país.

Para concluir, una vez más, me gustaría expresar mi más profundo agradecimiento a la National Endowment for Democracy por este importante honor que me han otorgado. La medalla que recibo esta noche me recuerda mi compromiso como obispo de estar junto a mi pueblo y continuar difundiendo la luz del Evangelio entre ellos. Ruego a Dios que me conceda, al desempeñar mi humilde ministerio episcopal, la fuerza y la sabiduría para seguir apoyando las aspiraciones de mi pueblo por una sociedad justa y libre.

Gracias, y que nuestros esfuerzos compartidos traigan un futuro más brillante para Nicaragua y para todos los que anhelan la libertad y la justicia.

 

*Obispo auxiliar de Managua. Palabras de agradecimiento al recibir la Medalla al Servicio de la Democracia, de la National Endowment for Democracy.

 

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