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Ursula Von der Leyen y el PP europeo comienzan la campaña de las elecciones de junio

La alemana quiere frenar el impulso de la extrema derecha pero se prepara para pactar con algunos sectores

Ursula von der Leyen se dirige a los medios durante una conferencia de prensa con el presidente del grupo de centroderecha del PPE en Bruselas AFP

El anuncio de la decisión de Ursula von der Leyen de presentarse para un segundo mandato como presidenta de la Comisión ha lanzado de lleno la campaña para las elecciones del próximo 9 de junio en un ambiente plagado de incertidumbres. Aunque había evitado confirmar sus intenciones abiertamente, la alemana lleva meses preparando el terreno para facilitar esta maniobra política que le obligará a cambiar de rumbo en bastantes de sus expedientes favoritos si quiere alcanzar el objetivo de reducir la influencia de la extrema derecha en la política europea. Lo hará rebajando la presión en varios de los elementos que han sido claves en su gestión sin perder por ello el apoyo de los socialdemócratas y los verdes, cuyos votos necesitará en el Parlamento Europeo.

Ayer se presentó por primera vez en una rueda de prensa de partido junto al presidente del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, que paradójicamente fue el candidato oficial de esta formación en las elecciones de 2019, pero que después de vencer en las urnas no logró que algunos gobiernos, empezando por el francés Emmanuel Macron, ratificasen su nombramiento. En esta comparecencia adelantó que a partir de ahora va a «separar tajantemente» todas sus actividades de campaña mientras siga al frente de la Comisión Europea, puesto que no piensa abandonar, a pesar de que ella ha obligado a hacerlo o a pedir una excedencia a los miembros de la Comisión que optaban a otros puestos.

Además de preparar un código de conducta para los miembros de la Comisión que le permita hacer esto -lo cual es por otro lado perfectamente razonable porque legalmente la dimisión de la presidenta del ejecutivo comunitario tiene como consecuencia inevitable su disolución automática- en los últimos meses ha ido eliminando discretamente algunos expedientes impopulares que probablemente le habrían costado votos a los candidatos del PPE en junio. Una serie de propuestas políticas sobre salud, clima o agricultura han sido diluidas, retrasadas o archivadas por completo, temiendo que constituyeran munición para las candidaturas de extrema derecha en la campaña.

La campaña

Probablemente por ello, la presidenta anunció ayer que basará la campaña en los logros que tiene en su haber, como la gestión del Brexit, la pandemia o la respuesta a la invasión de Ucrania, y los avances en el llamado Pacto Verde para la transición energética. Pero prepara un giro radical en los objetivos para los próximos cinco años, centrados en el que ha bautizado como el Acuerdo de seguridad que empezará con la creación de un comisario de Defensa, que es algo que habría parecido ciencia ficción a cualquier dirigente europeo hace diez años, pero que en las circunstancias actuales parece tan necesario que no se entiende que no se hubiera hecho antes. Aunque este asunto va a ser debatido en la convención del PPE en Bucarest a primeros de marzo, Von der Leyen dijo ayer estar convencida de que «los ciudadanos quieren más Europa en la defensa, más inversión» y «no se trata de alejarnos del pacto transatlántico», que es una forma de definir lo que pasaría si Donald Trump volviera a la Casa Blanca, sino de «ser más europeos» en el campo de la seguridad.

Pero ninguno de estos planes tiene más importancia para Von der Leyen que la idea de hacer frente a los candidatos populistas, euroescépticos y de extrema derecha que tienen muchas posibilidades de ser la fuerza más votada al menos en tres países grandes, Francia, Italia y Polonia, y obtener resultados relevantes en muchos otros. La presidenta es forzosamente muy sensible a esta cuestión, teniendo en cuenta que en Alemania, el progreso de la extrema derecha está en el centro de todo el debate político.

Manfred Weber hizo una descripción muy optimista sobre las posiciones desde las que parten los populares en estas elecciones respecto a las pasadas. «Entonces había siete gobiernos del PPE en la UE y hoy tenemos 12 y podemos llegar a 14» de los 27 países, lo que constituye un respaldo que difícilmente podría superar otro candidato cuando llegue el momento de que el Consejo Europeo toma la decisión que le corresponde sobre la presidencia de la Comisión. Weber mencionó también a la actual presidenta del parlamento, Roberta Metsola, también del PPE, que aspira a seguir en el cargo la primera mitad de la legislatura, lo que de algún modo certifica que los populares pueden dejar para socialistas y liberales los demás puestos que tendrán que renovarse, la presidencia del Consejo y el Alto representante. ¿Qué pasará si Von der Leyen necesita los votos de la extrema derecha para lograr una mayoría en el Parlamento? La cuestión parece tan procedente que ya ha preparado el marco en el que esto será posible: «Cualquiera que sea proeuropeo, que esté a favor de la OTAN y que apoye a Ucrania» será bienvenido.

 

 

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