Villasmil: Los cañones de agosto (1914)
Este agosto se cumplen ciento diez años del estallido de la llamada Gran Guerra, luego Primera Guerra Mundial, sin duda alguna una de las conflagraciones más mortíferas en lo que importa más, las vidas humanas; el número total de bajas civiles y militares en dicha confrontación fundamentalmente europea, fue de unos 40 millones: las estimaciones oscilan entre unos 15 y 24 millones de muertos y unos 23 millones de militares heridos.
Si bien la historia a veces tiene un carácter pedagógico, las consecuencias catastróficas de todo orden que se dieron luego de la fiera conflagración en Europa entre 1914 y 1918 no fueron suficientemente asumidas y comprendidas por la generación siguiente, ya que la misma se equivocó de manera tan clara, dramática y mortal, que la llamada Segunda Guerra Mundial (esta sí tuvo teatros de guerra en prácticamente todos los continentes) fue mucho más mortífera: Algunos investigadores cifran el número de muertos en dicho conflicto en 100 millones, entre civiles y militares. Sin embargo, nunca existió una cifra oficial clara.
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Barbara Tuchman, con su obra maestra «Los Cañones de Agosto«, un relato escalofriante de los inicios de la Primera Guerra Mundial, nos sumerge en un agosto de 1914 que cambiaría el curso de la historia. A través de una meticulosa investigación y una prosa vívida, la autora presenta un relato cabal sobre los acontecimientos que desencadenaron esta guerra. El libro, entre múltiples galardones, recibió el Premio Pulitzer en 1962.
El libro se centra en las cuatro semanas cruciales que precedieron al conflicto. Tuchman, con un estilo narrativo casi cinematográfico, nos transporta a los salones de los líderes europeos, a los cuarteles y a las calles de las ciudades, revelando la compleja red de alianzas, los cálculos errados y las ambiciones desmedidas que condujeron al desastre.
Uno de los aspectos más impactantes de la obra es la forma en que Tuchman explora la psicología de los líderes involucrados. Nos muestra cómo la vanidad, un mal enfocado orgullo nacional, la falta de comunicación y la subestimación del poder de la maquinaria bélica moderna llevaron a Europa a un conflicto que nadie deseaba, pero que todos creían poder controlar.
La autora también destaca el papel de los medios de comunicación de la época, que amplificaron las tensiones y contribuyeron a crear un ambiente de histeria colectiva. Los periódicos, al igual que hoy en día las redes sociales, desempeñaron un papel crucial en una formación -e información- negativa de la opinión pública y en la justificación suicida de la guerra.
Otro de los aspectos más destacados de la obra es la capacidad de la autora para transmitir la sensación de inevitabilidad que se cernía sobre Europa en aquellos días. A medida que avanzamos en la lectura, somos testigos de cómo una serie de eventos aparentemente insignificantes se entrelazan de manera fatal, arrastrando a las grandes potencias hacia un abismo del que ya no habría retorno. La autora no se limita a describir los hechos, sino que nos invita a reflexionar sobre las fuerzas históricas, las pasiones humanas y las estructuras sociales que subyacían a este conflicto.
Otro elemento fundamental de «Los Cañones de Agosto» es la crítica a la clase política y militar de la época. Tuchman no duda en señalar los errores de juicio, la arrogancia y la miopía de los líderes europeos, que se mostraron incapaces de comprender la magnitud de la catástrofe que se avecinaba. La autora nos recuerda que la guerra no fue el resultado de un accidente histórico, sino de una serie de decisiones equivocadas tomadas por hombres poderosos que creían tener el control de los acontecimientos.
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¿Por qué «Los Cañones de Agosto» sigue siendo una obra relevante hoy en día?
En primer lugar, la obra de Tuchman nos recuerda que los conflictos mundiales no surgen de la nada, sino que son el resultado de procesos históricos complejos.
Tuchman asoma algo que hoy en día es primordial: la relevancia de la psicología de los líderes; cómo analizaban la realidad siendo prisioneros de graves prejuicios cognitivos, una soberbia inaudita, y un insensato desprecio por las vidas humanas que fallecieron.
Asimismo, la obra subraya la necesidad de una comunicación clara y efectiva entre los liderazgos mundiales para evitar malentendidos y conflictos. El uso de las instituciones internacionales -que en aquel entonces eran prácticamente inexistentes- será siempre esencial.
Aunque el escenario mundial ha cambiado y cambia radicalmente, encontramos algunas similitudes marcadas entre aquel conflicto y los desafíos que enfrentamos hoy.
Nacionalismo exacerbado: Tanto en la Primera Guerra Mundial como en muchos conflictos actuales, el nacionalismo exacerbado y la búsqueda de la supremacía nacional juegan un papel fundamental. La identidad nacional, a menudo manipulada por líderes políticos, generalmente ha conducido a tensiones y hostilidades entre grupos étnicos o naciones.
Rivalidades geopolíticas: Las grandes potencias mundiales siguen compitiendo por influencia y recursos a nivel gobal, lo que genera tensiones y conflictos.
Proliferación de armas: La carrera armamentística sigue siendo una preocupación global. La proliferación de armas convencionales y de destrucción masiva aumenta el riesgo de conflictos y hace que estos sean cada vez más destructivos, especialmente porque los avances científicos han modificado radicalmente el escenario: tecnologías revolucionarias, inteligencia artificial, computación cuántica, biología sintética, robótica, y los avances espaciales.
Desinformación y propaganda: La manipulación de la información y la propaganda siguen siendo herramientas poderosas para movilizar a las masas y justificar acciones militares. Las redes sociales han amplificado este fenómeno, permitiendo la rápida difusión de noticias falsas y la polarización de la sociedad.
En conclusión, «Los Cañones de Agosto» es mucho más que un libro de historia. Es una reflexión profunda sobre la naturaleza humana, el poder y las consecuencias de las decisiones políticas.
La Primera Guerra Mundial nos enseña -al igual que sucede hoy- que el nacionalismo, los liderazgos populistas, las rivalidades geopolíticas, la carrera armamentística y la manipulación de la información son factores que pueden desencadenar conflictos a gran escala. Asimismo, que la paz siempre es más frágil que las ciegas ambiciones de poder de liderazgos soberbios y sin ética.