Karina Sainz Borgo: María Corina, esa mujer
Su liderazgo ha resucitado la llama que creímos extinta
Es civil, es valiente y es mujer. Un liderazgo inédito en la política venezolana de los últimos cincuenta años. Los hombres y mujeres, los niños y los ancianos, las personas de todas las clases, la abrazan, la besan en las manos, le regalan rosarios y la bendicen. «Mi amor». «Mi reina». «Mi niña». María Corina Machado es una madre, una hija, una hermana. Tiene algo de aparición mariana: sobre un camión, una moto o una chalana, bandera en mano y sin chaleco antibalas.
La líder de la oposición venezolana contra el régimen de Nicolás Maduro es civil, es valiente y es mujer. Un liderazgo inédito, insisto, en el foro público, pero no en las calles ni en las casas de la sociedad venezolana. Desde hace ya años, ahí donde un guardia reprime, un mercenario abusa y un militar golpea, hay una madre, una hija, una esposa o una hermana poniendo la cara, protestando y haciendo valer lo que bravos y dizque versados políticos no han conseguido.
Una vez deshechos liderazgos como el de Henrique Capriles y Juan Guaidó, la figura de María Corina Machado resiste a la inmisericorde persecución del régimen. Tiene tres hijos y es la mayor de cuatro hermanas en una familia presidida por un prestigioso industrial metalúrgico cuyas empresas fueron nacionalizadas por Hugo Chávez. Ingeniera industrial con especialización en finanzas, trabajó en varias empresas hasta que se vinculó a organizaciones de lucha contra la pobreza y la observación electoral.
En 2010 llegó a la Asamblea Nacional como diputada independiente y en 2012 perdió las primarias de la oposición frente a Henrique Capriles. Ha sido inhabilitada en varias ocasiones, así como acusada y perseguida por el régimen debido a su relación con el Partido Republicano de EE.UU. y su insistencia en la búsqueda de caminos democráticos a la ignominiosa dictadura bolivariana. Pese a ello, no ha retrocedido ni ante la virulencia del régimen ni la ceguera, el paternalismo, la misoginia y el machismo estructural de la cultura venezolana.
En un país atado al caudillismo, las mujeres ejercen dentro de sus casas un poder que en la calle no está política ni económicamente representado. Por mucho que sean ellas quienes sostengan familias enteras, no se les reconoce su centralidad. No están en el relato, aún manteniéndolo vivo y conservando un sentido de la dignidad que sólo puede mostrar una madre al recoger de la morgue a un hijo tiroteado o de cargar con lo poco que quede para cruzar la frontera con su familia a cuestas.
Durante los días más oscuros de abatimiento, Machado ganó las primarias de la oposición con el 95 por ciento de los votos, dio un paso a un lado tras ser inhabilitada por el régimen e insufló vida a la candidatura a las elecciones presidenciales con Edmundo Gonzalez Urrutia hasta conseguir la victoria con más del 70 por ciento de los votos. Antes de la investidura fraudulenta de Maduro, el régimen la secuestró y la liberó, sin conseguir hacer grieta en su fuerza. María Corina Machado. Esa mujer, pues.