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¡Lea a Franklin, Mister Trump!

 

Érase una vez una joven nación dinámica y ambiciosa que decidió fundar el primer sistema democrático de la historia moderna con la manifiesta voluntad de balancear el poder al interior de sus fronteras y dominar el mundo, animada por personalidades como el general George Washington, John Adams, Alexander Hamilton y, sobre todo, Thomas Jefferson, tal vez la mente más preclara de aquella generación, que al ser electo presidente en 1801 proclamó que buscaría “paz, comercio y honesta amistad con todas las naciones, sin  enredarse en alianzas con ninguna de ellas” sobre el altar de Dios juró “hostilidad contra cualquier forma de tiranía sobre la conciencia del hombre”.

Benjamín Franklin destacaba entre aquellos padres fundadores, siendo a los 70 años el más veterano y porque su mente inquieta le había llevado a incursionar en los oficios más diversos y su espíritu juvenil e imaginativo le permitiría colaborar en la redacción de la Carta Magna y una variedad de funciones administrativas.

Incluso transitó la diplomacia y sirvió como eficaz embajador ante la Corte de Francia en vísperas de la revolución y negoció con Inglaterra la paz y el reconocimiento de la naciente república.

Escritor, naturalista, inventor, político y filósofo, fundó a los 15 años el New England Courant,  uno de los primeros diarios de Boston, y aguijoneado por la juventud y la necesidad – ¡tenía dieciséis hermanos!- devino exitoso editor de un auténtico best-seller, el Almanaque del Pobre Ricardo, que llegó a vender diez mil ejemplares anuales durante un cuarto de siglo y le dio bienestar y popularidad.

Era una selección de máximas de sentido común, de fácil lectura para cualquier lector, que, en repitiéndose, modelaron el carácter de los ciudadanos de la nueva república con una profunda sabiduría envuelta en picardía y un humor a veces grueso….”pescados y visitantes apestan después de tres días”…”un barco a plena vela y una mujer pechugona son las dos mejores cosas que pueda imaginarse”…”un amigo verdadero es la mejor posesión”…”tres personas pueden mantener un secreto, si dos de ellos están muertos”…”cuídate de un doctor nuevo y de un viejo barbero”….”no se pueden arrancar rosas sin temer a las espinas ni disfrutar de una linda esposa sin el peligro de los cuernos”…”escribe las ofensas en la arena y en mármol las ganancias”…y “quien se enamora de sí mismo no encontrará rivales”.

Afirmó también que “hay tres fieles amigos: una  vieja esposa, un perro viejo y dinero en efectivo”, que “los hombres y los melones son difíciles de conocer”, que “quien apuesta a la fortuna no está siempre seguro de cenar” y que “Dios cura y el doctor se embolsilla la factura” .

Obsesionado con la salud, reiteró en edición tras edición recomendaciones que nunca siguió,  a juzgar por su obesidad, aunque falleciera a los 84 años…”come para vivir, no vivas para comer”…”muchas comidas: muchas enfermedades”….”modérate en vinos, comidas, chicas y lujos o te agarrará la gota”…”temprano a la cama y al levantarse hacen al hombre saludable, rico y sabio”,…”cena poco y necesitarás pocas medicinas”….”almuerza poco y cena aún menos y todavía mejor: acuéstate sin cenar”, y “trabajo, perseverancia y frugalidad traen fortuna”…

Aborreció la pereza….”el hambre ronda la casa del hombre trabajador, pero no se atreve a entrar”… “las musas aman el amanecer”…”no hay ganancia sin esfuerzo” y ”!arriba, holgazán, no malgastes la vida; en la tumba tendrás suficiente tiempo para dormir!”…

Y además de inventar el pararrayo y los lentes bifocales, estudiar lo que después se conoció como la Corriente del Golfo, establecer el cuerpo de bomberos de Filadelfia, la Biblioteca Pública y la Universidad de Pensilvania la Sociedad Filosófica Americana y el servicio de correos nacional, tuvo tiempo todavía para dejar agudas sugerencias que, al parecer según la pugnacidad reinante, fueron perdiendo vigencia mientras las trece provincias atlánticas se expandían, comprando, guerreando y conquistando territorios, hasta devenir la potencia hegemónica del planeta

”No hables de nadie con desprecio, sea un rey o un esclavo porque hasta la abeja más pequeña tiene un aguijón y lo usará”…”quienes son temidos, son odiados”…no hay enemigos pequeños”…”ama a tu vecino, pero no derribes la cerca”…”los cuadros y las peleas se ven mejor a la distancia”… y ”ser humilde con los superiores es un deber, con iguales una cortesía y con los inferiores, nobleza”…así escribió en su popular Almanaque.

 

Y, sobre todo, que ”las guerras dejan cicatrices” y “con palabras rudas no se hacen amigos, porque una cucharada de miel atrapa más moscas que un galón de vinagre”, que bien haría en recordar el mandatario recién reinstalado en la Casa Blanca para concluir con éxito, salud y felicidad su presidencia.

 

Varsovia, febrero de 2025.

 

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