Escrito de la Dra. Amaya Altuna de Sánchez, con el que nos identificamos y respaldamos como cristianos y demócratas cristianos
Amigas, amigos, familia querida. Hasta ahora he usado estos medios de comunicación social en ocasión del Adviento o de la Cuaresma o en eventos especiales que ameritan pensar y he usado siempre meditaciones o reflexiones sobre el tema de personas (sacerdotes, monjas o laicos ) que están más calificados que yo para hacerlo, pero ahora, por primera vez voy a dar mi opinión sobre un tema.
Lo que me ha hecho cambiar y decidirme a hacer algo fue una comunicación con una persona muy querida que me dijo: “no tengo derecho a quedarme en la cerca”. Eso me hizo reflexionar y decir “yo tampoco”. Han sido demasiados años de lucha, de batallas ganadas y perdidas en defensa de los derechos humanos, de todos los derechos humanos no solamente de los civiles y políticos sino también los económicos, sociales y culturales.
En español hay dos refranes que definen muy bien lo que me pasa: “esta es la gota que desbordó el vaso” y el otro “se me llenó el gorro o la gorra» (como más les guste).
Hace poco se dieron tres elementos que hicieron que se me acabara la paciencia: 1) El primero, la congelación de los fondos federales aprobados con anterioridad por el Congreso de los Estados Unidos para el funcionamiento de una serie de programas. Inmediatamente se formó un caos tremendo y voy a poner un ejemplo de cuál fue el sentimiento general. “Llego al trabajo y es día de cobro y me dicen que no me van a pagar porque los fondos están congelados. Pregunto y cuándo me van a pagar? hasta nuevo aviso. Pero resulta que yo tengo que pagar la renta o la hipoteca, la electricidad, el agua, la comida, etc., etc.» Se congelaron los fondos para el desayuno y almuerzo en las escuelas y en muchos casos esas son las únicas comidas de muchos niños en los Estados Unidos.
Se congelaron los fondos para la línea caliente de prevención del suicidio y atención a las crisis.
Se congelaron los fondos de los programas de las personas mayores Older Americans Act (OAA) . Un programa que desde 1965 ayuda a los ciudadanos americanos mayores de 65 años con problemas de movilidad o de enfermedades, que viven solos, que no tienen quien los cuide y les facilita una persona que los visita y los ayuda a vestirse, a comer, etc.; programas de comidas calientes que les llevan a las casas y muchas otras ayudas.
Se congelaron los fondos del “Head start & early head start” programa que ayuda al aprendizaje y desarrollo temprano de los niños y niñas; también ayuda con la salud y la nutrición, etc.
Congelaron los fondos del Medicaid, un programa de asistencia médica que provee acceso a la salud para familias y personas de bajos y escasos recursos.
Se congelaron muchos otros programas que se haría muy largo de ennumerar. Todo esto causa desestabilización y angustia en la población. Un Juez paró la orden de congelación de fondos pero todavía no es un caso resuelto.
2) El segundo es toda una ofensiva radical a todos los niveles de gobierno contra los programas de diversidad, equidad e inclusión, DEI. Se ha creado la imagen de que estos programas existen exclusivamente para favorecer a los afro americanos, a los miembros de las comunidades LGTBQ y a las personas transgénero. La realidad es otra.
Diversidad se refiere a varios elementos como género, identidad, identidad política, etnicidad, orientación sexual, discapacidades, edad, cultura, religión.
Equidad se refiere a la igualdad y la justicia en que las personas pueden hacer “valer sus derechos y pueden tener las mismas oportunidades y responsabilidades”.
Inclusión para las Naciones Unidas significa que todas las personas, independientemente de sus diferencias, tengan las mismas oportunidades de participar en la sociedad.
Entre las discapacidades que algunas empresas, organizaciones y departamentos de gobierno han estado aceptando, y entrenando a personas para que puedan trabajar y superar sus problemas están: problemas de audición, de visión, de pérdida de extremidades, parálisis parcial, parálisis completa, epilepsia, severa discapacidad mental, discapacidad psiquiátrica y enanismo.
No voy a explicar más el tema, eso se lo dejo a cada uno o a cada una para que piense y tome sus propias decisiones, pero sí quiero recordarles, sobre todo a los mayores de 60 años, que hasta hace muy poco personas con estos problemas eran separados de la comunidad, algunas veces encerrados en sus casas y otras veces en instituciones. Hoy en día podemos ver a jóvenes con síndrome de Down trabajando en Mac Donald´s sirviendo comidas, siendo útiles para la comunidad y para ellos mismos. Podemos ver a adultos en Publix marcando mercancía, limpiando, recogiendo los carritos del estacionamiento y ganan su sueldo con su esfuerzo y pueden ser independientes, cotizar en el Seguro Social y poder tener un retiro (aunque sea pequeño) el día de mañana. Esos son 2 ejemplos que personalmente he podido constatar y que me han llenado de alegría. Hace unos cuantos años y todavía, una de las grandes angustias de los padres de niños con necesidades especiales era “¿qué va a ser de mi hijo cuando yo me muera?”, hoy pueden tener posibilidades de una vida mejor.
3) el tercer tema fue un tema local que salió en las noticias: se eliminaron los fondos para pagar a los maestros y profesores de niños y adolescentes con necesidades especiales. En el noticiero apareció una madre llorando porque tiene un hijo autista y con esas clases especiales su hijo había mejorado y ahora tenía miedo que perdiera todo lo que había adelantado por no tener las clases.
Quiero decirles que cuando ocurrieron estos tres temas vino a mi mente la imagen del Dr. Josef Mengele, médico perteneciente a la SS nazi y sus experimentos en personas con discapacidades, y me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Me acordé de los veteranos de Viet Nam que llegaron de regreso a los Estados Unidos sin brazos y sin piernas y que no tuvieron ayuda, y gracias a organizaciones de la sociedad civil pudieron salir adelante con programas de rehabilitación aunque tristemente hay que decirlo, muchos se suicidaron.
Pienso en los epilépticos que tan solo con tener un buen tratamiento pueden vivir sus vidas completas, trabajar, formar una familia, pero los programas de prevención no los ayudan y las medicinas son muy caras y muchos no las pueden comprar.
Pienso en las personas mayores con Parkinson que en algunos casos no se pueden llevar los cubiertos a la boca por los temblores y tiene que haber alguien a su lado para que se alimenten.
Pienso en los sordos y en los ciegos que hoy en día estudian y se forman en las universidades y en escuelas técnicas. En este punto les recomiendo la película “Mr Holland’s Opus”; es la historia del compositor Glenn Holland, el cual como profesor de música de una escuela secundaria, inspiró a sus alumnos y les cambió las vidas, y a su hijo sordo que logró desarrollar sus aptitudes y ser una persona útil a la sociedad y especialmente para él mismo. Igualmente les recomiendo la vida de Hellen Keller, una mujer que nació en Alabama en 1880 y a los 19 meses de edad. debido a una enfermedad, quedó ciega y sorda y se convirtió en la primera mujer sorda y ciega en graduarse en una universidad.
Pienso en los enanos que por siglos la mayoría sólo pudieron trabajar en circos para que la gente se riera de ellos. Hoy en día se fabrican pupitres para que puedan ir a la escuela y a la universidad y no les cuelguen las piernas de los asientos y se proyectan casas para que puedan vivir con todas sus comodidades en las cocinas y los baños de acuerdo a sus medidas.
Las Naciones Unidas crearon la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidades y les recomiendo que la busquen y lean pues es muy explicativa de todo esto.
A pesar de todo creo que muchas personas en muchas partes del mundo hemos tomado conciencia que necesitamos hacer de este mundo un lugar más humano, donde a cada persona se le respete su dignidad y se le ofrezcan medios para poder conseguir una vida plena.