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Un segundo golpe a la trata de profesionales cubanos

La dependencia de ingresos tan frágiles como el alquiler de profesionales ha colocado al régimen de Cuba en el umbral de los cambios que inexorablemente se producirán.

Brigada de médicos cubanos enviados a Italia, 2021.Brigada de médicos cubanos enviados a Italia, 2021. Y. Lage AFP

 

 

Marco Rubio, secretario de Estado de EEUU, anunció la restricción de visados a funcionarios del Gobierno de Cuba vinculados al alquiler de profesionales, especialmente a los relacionados con las misiones médicas en otros países.

La medida es extensiva a exfuncionarios cubanos, extranjeros y a familiares directos de los implicados en esa modalidad de esclavitud moderna, denunciada en organismos internacionales y devenida principal fuente de divisas del totalitarismo insular; una actividad que fue adquiriendo mayor peso en la misma medida que la producción de bienes —anterior fuente de divisas de Cuba—, languidecía.

En su respuesta a esta medida, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, en lugar de probar que la medida estadounidense carece de fundamento, acudió a la repetida afirmación de que la responsabilidad de la crítica situación de Cuba es de EEUU y que se trata de una campaña iniciada por Donald Trump durante su anterior mandato presidencial.

La verdadera razón de la trata de profesionales por parte del régimen cubano radica en que la economía de mercado y las libertades, que alguna vez favorecieran la producción de bienes y ubicara a Cuba entre los primeros países de América Latina, fue arruinada por la estatización y la planificación centralizada. Para demostrarlo basta mencionar cuatro sectores productivos:

  1. el azúcar: de casi 7,3 millones de toneladas en la zafra 1952, descendió en 2024 a 160 mil toneladas
  2. el café: de 60.000 toneladas en la cosecha 1960-1961 pasó a unas 10.000 en 2023
  3. el ganado vacuno: de seis millones de cabezas en 1958, en 2025 solo hay  2.914.000 cabezas
  4. el arroz: de 279.000 toneladas en 1956, solo se produjeron 7.900 toneladas en 2023. 

El retroceso se acompañó de la descapitalización de todos los sectores productivos, salarios insuficientes, pérdida del interés por los resultados productivos, éxodo masivo de personal calificado e imposibilidad de obtener préstamos debido al impago de las deudas contraídas, cuyo reflejo es una drástica reducción de las exportaciones e importaciones. En resumen, una inflación galopante y la miseria en la que se encuentra sumida la mayoría de los cubanos. Todo ello explica el intento gubernamental de suplir la producción de bienes por el turismo, las remesas y la trata de profesionales.

El turismo

Para 2020 se esperaba el arribo de 4.500.000 visitantes. La dependencia gubernamental al turismo fue tal, que después que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la alerta epidemiológica por  Covid-19, que la misma se había extendido a 114 países, que había provocado más de 4.000 muertos, y que en Cuba se detectaron tres turistas italianos con síntomas de la enfermedad, la directora de Calidad del Ministerio de Turismo aseguró que «el país seguía siendo un destino seguro para los turistas». Y la subdirectora de Operaciones y Calidad del mismo ministerio, reiteró que «los clientes que decidan venir a Cuba serán bien recibidos, pues el país está listo para detener y controlar ese flagelo al contar con un sistema de salud competente».

Y se permitió que un crucero de la línea Fred Olsen atracara en el muelle habanero con viajeros contaminados. Superada la pandemia, el arribo de visitantes a Cuba continuó en picada. La entrada de turistas en 2023 fue de 2,4 millones y las divisas obtenidas de 3.185 millones de dólares: mientras en 2024 los turistas descendieron a 2,2 millones, por lo cual el ingreso de divisas volvió a descender.

Las remesas

Del año 2000 al 2011 la entrada por remesas aumentó de 986,6 millones de dólares a 2.294,54 millones en 2011. Emilio Morales, presidente de Cuba Consulting Group, calcula que las remesas enviadas desde EEUU en 2013 fueron de 2.800 millones y en 2015, se proyectó un aumento de hasta 3.990 millones; el cual se disparó durante la Administración de Barack Obama. El mayor beneficiario de esos envíos ha sido el monopolio militar GAESA.

El alquiler de profesionales

Por el alquiler de profesionales en condiciones de esclavitud moderna, el Estado totalitario cubano recibió 11.379 millones de dólares en el año 2017; cifra que, convirtió esta actividad en fuente principal de obtención de divisas, pero que en 2018 recibió un duro primer golpe.

En Brasil, el Programa Más Médicos, inaugurado en 2013 durante la presidencia de Dilma Rousseff, fue clausurado por el Gobierno de Cuba al denegar las tres condiciones planteadas por el presidente Jair Bolsonaro en 2018: someter los médicos a revalidación, viajar con sus familiares y pagarle directamente el salario íntegro; condiciones que Cuba consideró inadmisibles y determinó el regreso de los 8.332 trabajadores de la salud que se encontraban en Brasil.

El regreso develó las razones ocultas, que el Gobierno soslaya: si los galenos cubanos estaban identificados con los principios revolucionarios como enarbolaban las autoridades de la Isla,  por qué no se aceptó que revalidaran sus títulos, que viajaran con sus familias y que cobraran directamente el salario íntegro. Y por qué, si marcharon de forma voluntaria para curar y salvar vidas, no se les  consultó antes de retirarlos y/o se les permitió decidir libremente regresar o quedarse, y en su lugar se les calificó de héroes a los que obedecieron y de «desertores» a los que decidieron continuar brindando sus servicios en aquel país, además de castigarlos con no poder regresar a su patria durante ocho años.

La respuesta es sencilla. Si bien no se les obligó a participar por la fuerza, sí fueron empujados por las necesidades. Aunque el Gobierno se apropiaba de tres cuartas partes de lo que Brasil pagaba por cada uno de ellos, con la cuarta parte que recibían, equivalente al salario de 18 meses en Cuba, podían satisfacer necesidades básicas, imposibles sin participar en las misiones al extranjero.

Por esas razones, a pesar de la sorpresiva y rápida evacuación, las «deserciones» no pudieron evitarse. A falta de datos del Gobierno, los cálculos arrojan lo siguiente: según un artículo publicado en DIARIO DE CUBA los 32 vuelos en que fueron transportados de regreso, como promedio trajeron 200 pasajeros, por tanto retornaron unos 6.400 de 8.332. Otras fuentes sitúan la cifra de quedados hasta 2.500, lo que representa entre el 16 y el 22% de «desertores».

Al golpe recibido por la retirada de los médicos de Brasil, en el momento en que el sistema totalitario ha colapsado y el Gobierno carece de toda posibilidad para revertir la crisis, se une un segundo golpe, ahora no de la parte cubana como la retirada de Brasil, sino de EEUU: la mencionada restricción de visados a las personas asociadas al alquiler de personal calificado en condiciones de esclavitud moderna.

En fin, que la dependencia de ingresos tan frágiles como el alquiler de profesionales, como estrategia dirigida a rehuir las transformaciones económicas y políticas que el país demanda, ha colocado al régimen cubano en el umbral de los cambios que inexorablemente se producirán.

 

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