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Víctor Maldonado C. // María Corina: El sobreuso de la virtud política

 

 

Voy a comenzar estas reflexiones abusando de Aristóteles. El concepto del «sobreuso de la virtud» no es una idea explícita en la filosofía de Aristóteles. Sin embargo, en su obra Ética a Nicómaco Aristóteles sostiene que la virtud es el término medio entre dos extremos: el vicio del exceso y el vicio de la deficiencia. Yo sostengo, por ejemplo, que persistencia no puede confundirse con terquedad, que en exceso que hace perder el sentido común de cualquier apuesta política, y tampoco puede transformarse en inconstancia, la falta absoluta de disciplina en el hacer. Es el punto medio donde la prudencia y el carácter bien forjado pueden tomar decisiones apropiadas.  A veces no es fácil conseguir el quicio apropiado.

El «sobreuso de la virtud», es para mí el exceso en la intensidad con la que se quiere vivir, lo que genera un efecto contraintuitivo e indeseado: un comportamiento que en realidad no es virtuoso. Aristóteles afirmaría que la virtud verdadera siempre debe mantenerse en equilibrio, sin excesos peligrosos ni faltas contumaces que en lugar de provocar el propio bien conduce a la catástrofe.

Me viene a la mente el ejemplo de Savonarola. Excesivo y a la vez desarmado provocó la condena de Maquiavelo: Nada es más triste que un profeta desarmado, “que se hundió junto a su nuevo orden, tan pronto como la multitud empezó a no creer en él; no tenía medios para retener a los que habían creído en él ni para hacer creer a los incrédulos”.

María Corina ¿La nueva Savonarola?

Por razones de oficio he hecho un seguimiento cercano a las declaraciones de María Corina Machado, sin dejar de tomar en cuenta que lleva ya muchos meses bajo la condición de resguardo, impedida de tener un contacto cotidiano y normal con la situación política del país. Por lo que uno puede apreciar ella ha estado hablando solo con los suyos y concediendo entrevistas entre sus más leales seguidores. Es notable la concesión rutinaria de entrevistas “controladas” con preguntas que le permiten lucirse y organizar un mensaje sin contradicciones ni fallas. Esto debiera preocuparnos porque la realidad no luce así.

Lo que ella vive es una circunstancia que necesariamente debe afectar su capacidad de análisis “en tiempo real” y la coloca a merced del “síndrome del pensamiento grupal” que provoca los temibles sesgos de confirmación. Me explico, hablar con los mismos, que siempre son los leales, habiendo hecho limpieza de los disidentes, coloca al líder en la difícil situación de vivir su versión más complaciente de la realidad. Donde las opiniones se categorizan entre “las que cuadran conmigo” y “las que no cuadran conmigo” y, las personas son divididas entre los buenos que me son leales y el resto. Creo que podemos coincidir que así se pierde capacidad para dimensionar al país y, sobre todo, se bloquea cualquier necesidad de rectificación. Por eso, la consigna “hasta el final”, llevada al exceso, puede llegar a ser suicida.

¿Cuáles son los temas clave en el discurso actual de María Corina Machado?

  1. Esperanza y resiliencia en la lucha política: María Corina destaca que la esperanza es esencial para ganar una guerra política, en la que el régimen chavista juega una fuerte batalla psicológica. Señala que la desmoralización es uno de los objetivos del chavismo para que la oposición pierda fuerza.

Esta posición quiere aportarle sentido a la estrategia de resistencia emocional y psicológica, que busca mantener la cohesión desde el vigor ideológico, pero que olvida un detalle crucial: No se puede decir que se está ganando una guerra cuando se están perdiendo la mayor parte de las batallas. A la esperanza le falta capacidad de acción, metas intermedias y sobre todo, medios para llevarlas a cabo.

Por otra parte, desde este primer argumento marco, ya comienza a plantearse una falsa dicotomía entre el flanco de la esperanza y el flanco de la desmoralización.  Al parecer es un delito no confiar en ella, dudar de su actual posición y capacidades.  Es ilusoria porque plantea que la causa raíz del desaliento y del pesimismo social es parte de la ingeniería social que intenta el ecosistema criminal y no es, en parte, el resultado del fracaso estratégico en el que ha incurrido la oposición liderada por ella.

El mejor alimento de la esperanza es una hoja de ruta que pueda presentar claros avances. Pero no, estamos perdidos en las fauces de una consigna que no se quiere operacionalizar. Hoy por hoy ¿Qué es “hasta el final”?

El gran error de María Corina Machado ha sido fundamentar la esperanza en el logro de una meta que siempre estuvo mal concebida, y por la que perdieron sentido de realidad. Tal vez hubiese sido más apropiado fundar la esperanza social en el mantenimiento de una ruta que, en el largo plazo, pudiera permitir la toma del poder, con control de daños colaterales y un manejo mas razonable de la frustración social. Vamos a estar claros, lo que se ofreció no se pudo cumplir. ¿Y ahora qué?

  1. Los perdedores van a seguir acumulando pérdidas. En una de las últimas entrevistas María Corina llega a decir: Sé perfectamente que cada día de espera se traduce en venezolanos arruinados, en presos políticos torturados, en familias separadas y en niños que sufren un daño irreparable en su cuerpo y en su mente. Entonces, conozco la premura que tienen todos, la vivo y la lloro en mi alma; también comparto el dolor, la rabia y la indignación, pero eso no nos puede paralizar, porque es lo que ellos quieren. Debemos hacer lo contrario y obligarnos a avanzar, a fortalecer aquellas áreas en las cuales necesitamos complementar nuestra fuerza. Y en eso estamos trabajando día y noche, dentro y fuera de Venezuela.

Esta declaración de principios que parece la reelaboración contingente de la consigna “hasta el final” nos revela que tiene conciencia de los costos sociales que se han acumulado, pero eso no parece obligarla a reconocer el sinsentido de seguir por una ruta en lo que lo único que parece seguro es que se van a seguir acumulando costos. Los llamados a avanzar y a fortalecer los flancos débiles no tienen correspondencia con la realidad, a menos que se refiera al incremento de la presión internacional y a la renovación de las sanciones internacionales dirigidas a desmadrar la economía nacional. De ser así, le van a faltar lágrimas para lamentar la ruina y los costos sociales que están por venir, sobre todo en los grupos más vulnerables.

  1. Revocatoria de la licencia a Chevron y su escaso impacto social y económico: Hay un debate muy intenso sobre los costos económicos y ganancias políticas de una medida como esa. María Corina y su equipo tratan de mostrar que el posible impacto sobre el bienestar de la gente es irrelevante y solamente se va a notar en el largo plazo: “Sé que algunos dicen que la situación económica se va a poner horrible, pero es que ya lo es”. Que ya lo sea no significa que no pueda ser peor. Pero de eso no quiere hablar. No quiere reflexionar sobre una pobreza más atroz y lo que puede significar en términos de destrucción de clases medias. Y lo más reprobable es que no llego a notar una genuina reflexión moral sobre los costos que los ciudadanos estamos asumiendo.

¿Qué hace entonces?  Dice que las críticas que se le dirigen vienen especialmente de actores que se benefician de contratos con el régimen. Señala que las sanciones, aunque dolorosas, son necesarias para aislar económicamente al gobierno de Maduro y frenar su poder. Pide que los venezolanos “pongan su parte de sacrificio”. Y de nuevo polariza a la sociedad con falsas antinomias: “Aquí hubo más de dos años sin sanciones, ¿fueron dos años maravillosos? ¿La gente vivió bien? No, por supuesto que no. Aquí la gran pregunta es ¿quiénes se beneficiaron de estos miles de millones de dólares que entraron en todo ese tiempo? Miren, pregúntense qué hay detrás de quienes están defendiendo esos arreglos opacos, ¿por qué lo harán? Yo no me chupo el dedo después de las cosas que he visto y que se han descubierto. Hay gente recorriendo el mundo lavándole la cara a Maduro. Eso es inaceptable, porque una cosa es que te canses, te rindas o tengas miedo; y otra muy distinta es convertirte en un agente de la tiranía y buscar darle sostenibilidad”.

María Corina quiere plantear una confrontación entre intereses económicos y valores democráticos, donde se prioriza la lucha contra la corrupción y el autoritarismo, aunque sea con el costo de agravar las condiciones económicas de los grupos más vulnerables del país. Con esto se plantea una idea tenebrosa que no necesariamente da resultado: La condición de vida del venezolano es el campo de batalla donde María Corina Machado quiere plantear la lucha con el chavismo. Porque toda sanción tiene “efectos de sistema”. ¿Vamos a jugar a que estos efectos quiebren la vigencia del régimen? ¿En cuanto tiempo? Insisto de nuevo, ¿cuál es la cuantificación de los costos? Es un debate que se tiene que abrir sin la condescendencia que se aprecia en las entrevistas donde no hay repreguntas y nadie interesado en ir un poco más allá para perfilar más cabalmente la situación.

  1. Desconfianza en la oposición interna y la estrategia del régimen: María Corina Machado hace una clara diferenciación entre la oposición que, según ella, sigue luchando por los ideales democráticos y aquellos que, bajo la apariencia de opositores, sirven al régimen. Este análisis tiene implicaciones estratégicas dentro del seno de la oposición venezolana, al señalar la necesidad de depurar a aquellos que no comparten la lucha genuina por la libertad.

Sin embargo, fue ella la que violó el mandato implícito que sus votantes le dieron en Octubre del 2023. Fue ella la que recogió a los lateros de la política para abrazarse con ellos. Ella la que reivindicó a todo el elenco del fracaso. Y la que convalidó a la jauría de opositores que viven fuera del país con un boato inexplicable desde el punto de vista de sus ingresos. Si bien es cierto que hay matices entre los diferentes roles desempeñados por la opolaboración, también lo es que en esas mismas aguas ella se mojó los pies.

  1. Proyección económica de Venezuela: A pesar de la crisis, María Corina Machado es optimista sobre las potencialidades económicas del país, especialmente en sectores como el petróleo, minería, turismo y telecomunicaciones. A nivel estratégico, esta postura busca consolidar apoyo externo y fomentar una visión de recuperación económica post-Maduro, pero también resalta la contradicción inherente a la situación: En primer lugar, el potencial económico del país está siendo destruido sistemáticamente. En segundo lugar, la infausta experiencia de Monómeros y en general, la actuación impresentable del interinato, demuestran que la alternativa en la que ella se apoya es voraz y saqueadora. Alternativa que ella respalda, posiciona y abraza. En tercer lugar, ella no concibe la dureza de la transición sino un estadio paradisíaco que se va a lograr de un día para otro.

El problema de fondo es la persistencia en la oferta fraudulenta, que es sistemática. Y la desconexión con la verdad y la falta de sentido de realidad que uno nota.

  1. El viejo falso dilema entre abstenerse o participar: Machado defiende su postura ante aquellos que buscan participar en elecciones regionales organizadas por el régimen. Considera que participar ahora sería un error estratégico, pues equivaldría a legitimar la farsa electoral del chavismo. Ahora sí, pero hace escasos meses, con la misma trama institucional si era posible.

Esta crítica hecha a muchos de sus viejos compañeros de lucha refleja un manejo de la incoherencia que necesariamente tiene que afectar el logro del objetivo final. Antes, prestarse a la trama. Ahora negar la misma trama. Antes la negociación implícita, ahora el rechazo a cualquier tipo de arreglo con el régimen. Quiero hacer notar que estas idas y venidas encierran una fatal contradicción en términos de principios y precedentes.

Los argumentos contrarios a los que ahora esgrimen fueron invocados en el 2023 y 2024. María Corina Machado hablaba de victorias electorales, de despejar la ruta, de abrir los brazos a todos, incluidos los partidos políticos. Y de una transición ordenada y sostenible. Esos argumentos ahora son impugnados. ¿Dónde estuvo el error? ¿Antes, cuando se apostó a la conducta democrática del régimen, o ahora, cuando se vuelve a desconfiar? Por cierto, ni antes ni ahora es suficiente aclarar que “ella no se chupa el dedo”.

Para mí está claro que el resultado es la fatal alternancia entre participación-abstención en la que el país lleva mas de un cuarto de siglo. Y que yo en lo personal he impugnado porque representa el bamboleo alrededor de una agenda política ajena, que es la que lidera el régimen.

  1. Desafíos y represión interna: La represión constante por parte del régimen ha llevado a Machado y su partido, Vente Venezuela, a operar en la clandestinidad. En sus últimas entrevistas revela la complejidad de actuar en un entorno de hostilidad extrema, donde los opositores son perseguidos y encarcelados. A pesar de esto, Machado se muestra firme en su determinación, apostando por la organización interna y la resistencia estratégica.

Hemos dicho más de una vez que no se puede negar la realidad. Efectivamente hay una abultada nómina de presos políticos y perseguidos por la causa del 28J. El equipo político de la organización de María Corina ha sido diezmado. Y ella misma no puede movilizarse con libertad.

Ahora bien, se notan los rendimientos decrecientes y la falta de tracción política. En pocos meses el resguardo y los fracasos continuados en la movilización han vaciado la capacidad de intentar alguna respuesta a la hegemonía de la fuerza y de los hechos cumplidos.

El testimonialismo de la irrelevancia comienza a ser un vicio y deja de ser una señal de resistencia. No se puede hacer política de impacto concediendo entrevistas complacientes, “dorando la píldora”, edulcorando la realidad, forzando la empatía y esperando una nueva repartición de costos con una sociedad agotada y arruinada, que no se muestra tan dispuesta, entre otras cosas, porque esos costos nunca formaron parte de la oferta inicial. Esta es la lógica del callejón sin salida.

María Corina ha dicho varias veces que los que disienten de su posición son “perdedores radicales”. Esta categoría se la debemos a Hans Magnus Enzensberger que definió así a la derrota cuando es vivida por algunos sujetos en forma de herida narcisista, como situación insufriblemente injusta, hasta llegar a convertirse en rabia asesina y destructiva. Como diría Freud, vivir con instinto de muerte. ¿Eso es lo que cree María Corina de quienes tienen diferencias políticas con ella? ¿Que sus adversarios sufren de esa patología? Me parece que debería rectificar esa posición.

¿Y si nos asomamos a la realidad, qué vemos?

  •      La intransigencia es un vicio que se aleja de la práctica de la virtud.La rigidez puede convertirla en su propia rehén porque limita seriamente la valoración que puede hacer de sus actuales posibilidades. Lo que a primera vista puede lucir admirable, es en realidad una trampa.
  •   La diplomacia internacional no gira alrededor del caso venezolano.Competimos con otros conflictos y otros intereses. Esto afecta no solo la atención en el caso sino los tiempos de resolución. María Corina apuesta a la inminencia de una solución, pero lo que verdaderamente puede ocurrir es que el tiempo le juegue en contra.
  • La contradicción de la «esperanza» y el «desgaste»: Si bien la llamada a mantener la esperanza y la unidad es clave para la moral de la oposición, la estrategia política de María Corina Machado enfrenta el desafío de que la desesperanza puede crecer con la prolongación del conflicto. La promesa de un futuro mejor es efectiva, pero depende enormemente de factores externos como el apoyo internacional y el debilitamiento interno del régimen. De no alcanzarse cambios significativos en el corto plazo, la oposición podría enfrentar dificultades para sostener el respaldo popular.
  •      La confrontación con el régimen:A pesar de que ellos dicen que “vamos a tener que tragar grueso” el insistir en que Maduro es el único responsable de las sanciones y de la crisis económica subraya la línea dura contra el régimen dificultando la creación de oportunidades para soluciones pragmáticas que permitan la libertad de los presos políticos, el salvoconducto a los asilados en la Embajada de Argentina, y en otro nivel, que integren a los sectores más moderados de la oposición y de la comunidad internacional. La pregunta que yo me hago es si este es el momento más oportuno para la intransigencia.

Yo quiero finalizar reiterando que deseo para María Corina Machado vida y libertad. También para los suyos. Eso requiere de un estado de ánimo que permita reconocer el duro momento que todos estamos experimentando. Los que creemos en el largo plazo asumimos que nada se acaba en una jugada que se pierde. Habrá otras tal vez más auspiciosas.

 

VICTOR MALDONADO:

Analista político y organizacional. Profesor de pregrado y postgrado. Liberal convencido. Conferencista y Articulista de opinión política y gerencial.

En Twitter: @vjmc

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