De la retórica a la recesión: Expectativas negativas en la era Trump
Todo parece indicar que en el presente año 2025 la economía de Estados Unidos podría enfrentar un panorama complejo bajo la administración de Donald Trump, quien ha implementado políticas económicas y comerciales que han generado tanto apoyos como controversias. Su enfoque proteccionista, centrado en la imposición de aranceles y la renegociación de acuerdos comerciales, busca fortalecer la industria nacional, pero ha desencadenado tensiones significativas en el ámbito global.
En Europa, las políticas de Trump han reavivado las tensiones comerciales. La Unión Europea, que ya enfrentaba desafíos internos como la fragmentación política y el auge de los populismos, ahora debe lidiar con la amenaza de nuevos aranceles estadounidenses. Esto ha llevado a Europa a buscar alternativas, como fortalecer sus relaciones comerciales con China y otros mercados emergentes para reducir su dependencia de Estados Unidos. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos, ya que podría generar una mayor competencia con productos chinos en el mercado europeo.
En Asia, las políticas de Trump han intensificado la rivalidad con China. La guerra comercial entre ambos países ha afectado las cadenas de suministro globales y ha generado incertidumbre en los mercados asiáticos. Países como Japón y Corea del Sur, altamente dependientes del comercio con Estados Unidos y China, se encuentran en una posición delicada, tratando de equilibrar sus relaciones comerciales y diplomáticas con ambas naciones mientras buscan diversificar aún más sus mercados.
América Latina también ha sentido el impacto de las políticas de Trump. El aumento de aranceles a productos agrícolas y manufacturados ha afectado a economías como México y Brasil, que dependen en gran medida del comercio con Estados Unidos. Además, las políticas migratorias restrictivas y la posible imposición de impuestos a las remesas han generado preocupación en países centroamericanos, donde las remesas representan una fuente vital de ingresos. En promedio, las remesas constituyen entre el 10 % y el 20 % del PIB en varios países de Centroamérica, pero en casos como Honduras y El Salvador, ese porcentaje supera el 30 %, lo que subraya la gran dependencia económica de estas transferencias.
El discurso polarizante de Trump también ha tenido un impacto significativo en la confianza de los mercados. Sus declaraciones sobre temas como la inmigración y el comercio han generado incertidumbre tanto a nivel interno como externo, afectando la inversión y la estabilidad económica. Esto ha llevado a cuestionar la sostenibilidad de su enfoque a largo plazo.
En el ámbito geopolítico, las políticas de Trump han debilitado alianzas estratégicas y han generado tensiones con socios comerciales clave. Su enfoque unilateral ha llevado a una disminución en la cooperación internacional, en un momento en que esta es más necesaria que nunca. Sin que la Organización Mundial del Comercio (OMC) haya logrado encontrar el camino efectivo para promover un comercio internacional fluido, previsible y justo.
Lejos de fomentar la cooperación en las relaciones comerciales, se ha reavivado el nacionalismo económico en su forma más agresiva. Se han frenado las tendencias hacia la reducción de barreras arancelarias, aumentando los aranceles e imponiendo nuevas restricciones que obstaculizan el flujo de mercancías entre países. Esto incrementa el riesgo de una crisis global, no solo porque los aumentos arancelarios son consecuencia de la crisis, sino también porque se han convertido en una de sus causas.
El discurso agresivo de Trump ha generado desconfianza tanto a nivel nacional como internacional. Sus ataques a instituciones, medios de comunicación, inmigrantes y oponentes políticos han polarizado la sociedad y afectado la percepción de estabilidad del país. Para las empresas, la incertidumbre política es un factor determinante al momento de invertir o expandirse, y las declaraciones impredecibles de Trump han contribuido a un clima de volatilidad económica.
Un ejemplo claro es su guerra comercial contra China, en la que impuso elevados aranceles a productos chinos, provocando una respuesta similar de Pekín. Esto afectó gravemente a empresas estadounidenses que dependen de la importación de materias primas y componentes tecnológicos, incrementando sus costos de producción. Industrias como la automotriz y la tecnológica han sufrido interrupciones en la cadena de suministro, lo que ha llevado a una desaceleración en la inversión y al encarecimiento de bienes para los consumidores. Es importante señalar que más del 30 % de los insumos industriales provienen de China.
Además, la incertidumbre generada por su discurso ha impactado el mercado financiero. Sus comentarios en redes sociales sobre políticas económicas o la Reserva Federal han provocado caídas en Wall Street. Durante su primer gobierno en 2019, un tuit de Trump anunciando nuevas sanciones contra China generó una caída inmediata en los mercados bursátiles, afectando la confianza de los inversionistas.
En el mundo empresarial, la estabilidad institucional es clave para la toma de decisiones, y la deslegitimación de instituciones por parte de Trump ha aumentado la percepción de riesgo para muchas empresas.
¿Qué podemos esperar?
1.-Las políticas de Trump frenarán el crecimiento económico de Estados Unidos. La posibilidad de una recesión es cada vez mayor. A corto plazo, los aranceles aumentarán los precios y reducirán el consumo.
2.-Un dólar más débil también tendrá profundas implicaciones para Estados Unidos. A nivel interno, incrementará la inflación, ya que encarecerá las importaciones. En el plano internacional, incitará a los inversores a buscar otras divisas como refugio. Esto reducirá el poder del dólar como moneda de referencia a nivel global.
3.-Las medidas de Trump darán a Europa y China la oportunidad de contrarrestar el poder de Estados Unidos. Los europeos mejorarán su percepción en los mercados ante la incertidumbre económica en Washington y el aumento de su inversión en defensa. Pekín hará lo propio con estímulos al consumo y una política monetaria más flexible.
4.-Pérdida de liderazgo global de EE.UU.: La política comercial del presidente Trump no solo tiene impacto económico, sino que también debilita el liderazgo de EE.UU. en el comercio global. Mientras Washington impone nuevos aranceles, China fortalece sus lazos comerciales con otras naciones, firmando acuerdos como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), que excluyó a EE.UU. y consolidó la influencia china en Asia, así como también en America Latina y África.
5.-Impacto en el empleo. La incertidumbre generada por la guerra comercial lleva a muchas empresas a congelar contrataciones o incluso a reducir su personal. Sectores como la manufactura y la tecnología, que dependen en gran medida de las importaciones chinas, se verán obligadas a recortar costos debido al aumento de los aranceles. Además, la industria agrícola podría sufrir despidos y cierres de pequeñas explotaciones, ya que además de que los productores no podrán ser competitivos, la agricultura en Estados Unidos utiliza más de un 60% de mano de obra extranjera.
6.-Habra un impacto en los consumidores de bajos ingresos. Si bien los aranceles afectan a todas las personas, los consumidores con menos recursos son los más perjudicados, ya que los productos de bajo costo, como ropa, calzado y electrodomésticos, suben de precio. Esto aumenta la presión sobre los hogares de clase trabajadora y reduce su capacidad de gasto, afectando el crecimiento del comercio minorista.
Cabe destacar que la creciente preocupación por una recesión ha llevado a bancos de inversión a elevar sus previsiones de riesgo. A pesar de esto, Trump parece decidido a mantener su política arancelaria, lo que genera volatilidad e incertidumbre en los mercados globales.
Luis Velásquez
