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La gorra anti-MAGA se vuelve global

De Groenlandia a Canadá, un movimiento de protesta genera su indumentaria promocional.

Sobre una mesa de madera se exponen gorras de camionero rojas y azules con las palabras “Canadá no está en venta”.

   El éxito de la gorra MAGA como símbolo de lealtad política la ha convertido en una potente arma de la oposición .Credit…vía Liam Mooney

 

 

La reciente visita del vicepresidente JD Vance, su esposa Usha y el asesor de seguridad nacional Michael Waltz a la base militar estadounidense de Groenlandia puede haber sido recibida con frialdad, pero produjo al menos un tema candente.

La semana anterior a la llegada de los Vance, Aannguaq Reimer-Johansen, asesor de KNI, un conglomerado comercial de Groenlandia, publicó una foto en su página de Facebook de lo que parecía una gorra roja brillante de MAGA (sigla en inglés del eslogan político “Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo”). Solo que, en lugar del habitual “Make America Great Again” en letras blancas, en la gorra de Reimer-Johansen se leía “Make America Go Away” (Hagamos que Estados Unidos se vaya).

Tocó una fibra sensible, y no solo a nivel local. Las gorras acabaron en The Daily Show y The View. En las redes sociales, la reacción general fuequiero una”. Tina Brown lo comparó con “la Resistencia francesa sobre hielo”, relacionando así el gorro rojo con los “bonnets rouges” de la Revolución Francesa.

Resulta que el propio éxito de la gorra MAGA como símbolo de lealtad política —que sea reconocible al instante, incluso en las pequeñas pantallas de los celulares— también la ha convertido en un arma eficaz de la oposición, al menos internacionalmente. Una parodia con sentido.

Las gorras de Groenlandia siguen la estela de una protesta de gorras canadienses que comenzó a principios de año en respuesta a las amenazas del presidente Donald Trump de convertir a Canadá en el estado número 51. Fue entonces cuando Doug Ford, primer ministro de Ontario, llevó una gorra de camionero parecida a una gorra MAGA oscura, solo que esta llevaba las palabras “Canadá no está en venta”.

 

 

Ford, con un traje azul, aparece en primer plano con una gorra de camionero azul oscuro con el mensaje “Canadá no está en venta”.
Doug Ford, primer ministro de Ontario, tiene un mensaje para los posibles expansionistas. Credit…Blair Gable/Reuters

 

Esa gorra, que también está disponible en los colores rojo y blanco distintivos del movimiento MAGA, desencadenó un alboroto similar en las redes sociales e impulsó a sus creadores, Liam Mooney y Emma Cochrane, de Ottawa, por una senda profesional inesperada. Ahora han creado una marca llamada Canada Is Not For Sale (Canadá no está en venta) y, dijo Mooney, han vendido más de 40.000 gorras, no solo en Canadá, sino “en casi todos los países del mundo”. En lugar de agotarse, la demanda está creciendo. (Ford instó recientemente a un hombre que llevaba su gorra “Canadá no está en venta”, de forma un tanto controvertida, a un partido de los Blue Jays, a que no se la quitara nunca).

Al fin y al cabo, “dos pueden jugar al juego de las gorras”, dijo Mooney. O tres, para el caso.

Las gorras MAGA de Groenlandia y Canadá forman parte de una larga tradición de protesta y arte contestatario que adopta lo familiar y lo subvierte, dijo Ruth Ben-Ghiat, profesora de historia en la Universidad de Nueva York y autora de Strongmen: Mussolini to the Present. “Se apropia de un símbolo omnipresente y visualmente atractivo con un mensaje totalmente distinto”, dijo.

“Los autoritarios en general han sido muy hábiles con la indumentaria y la creación de prendas con afiliaciones tribales que la gente puede llevar en el cuerpo”, continuó. “Trump es un especialista de la mercadotecnia, así que entiende esto”.

Ha sido un experto en comercializar su mensaje, especialmente en artículos como la gorra, modelándola tan implacablemente que ha trascendido sus orígenes como pieza de botín de campaña para convertirse en parte de la semiología de su gobierno. Incluso lanzó una gorra a su público en su anuncio de aranceles del “día de la liberación”, como un recuerdo del momento. Su mensaje también puede modificarse en función del público, como en el eslogan MAHA de Robert F. Kennedy Jr.: Make America Healthy Again (Hagamos a Estados Unidos saludable de nuevo).

“Se trata de absorber las tácticas de Trump pero cambiando el mensaje”, dijo David Soberman, profesor de mercadotecnia de la Facultad Rotman de Administración de la Universidad de Toronto.

Esto es efectivamente lo que los psicólogos llaman la “defensa del parásito venenoso”, que se produce cuando un nuevo significado se adhiere, como un parásito, a un “mensaje anfitrión” familiar, de modo que cuando ves el uno, piensas en el otro. (Esta es también una táctica de Trump, empleada notablemente con su ficha policial, que convirtió en un grito de guerra y en un retrato de poder más que de vergüenza).

 

Un hombre, en medio de una multitud de manifestantes, lleva una gorra “Make America Go Away”.
Manifestantes en Copenhague en marzo, cuando las protestas con la gorra MAGA se hacían internacionales. Credit…Thomas Traasdahl/Ritzau Scanpix Denmark, vía Reuters

 

¿Por qué las gorras de Groenlandia y Canadá han despegado mientras que intentos similares de protesta paródica en Estados Unidos, como las gorras “Make America Gay Again”, “Make NATO Great Again” y “Make America Normal Again” —todos ellos ampliamente disponibles en línea en Etsy o Redbubble— han tenido menos repercusión? Anat Shenker-Osorio, estratega política y asesora de mensajes, dijo que pensaba que había dos razones.

En primer lugar, los demócratas no consiguieron centrarse en un mensaje relativo al vestido. En su lugar, se dividieron en grupos de interés, cada uno con sus gorras como con sus posiciones. Por el contrario, dijo, las gorras de Groenlandia y Canadá unieron a la gente no solo en protesta contra una incursión extranjera, sino en apoyo de su propio país.

“Realmente dice: ‘Defiendo la idea de una nación soberana’”, añadió Mooney, quien dijo que había recibido peticiones de sus gorras de canadienses de todo el espectro político, no solo de liberales, sino también de conservadores y miembros del NDP, de centro-izquierda.

Así que, dijo Shenker-Osorio, las gorras representan los tres componentes que se necesitan para que una protesta tenga éxito: “resistencia, rechazo y ridículo”.

“El ridículo es fundamental”, dijo.

Reimer-Johansen no respondió a las solicitudes de comentarios, pero Mooney cree que el atractivo de sus gorras es sencillo. “La política y los pactos comerciales y las relaciones internacionales pueden ser muy confusos”, dijo. “Esto corta todo el ruido”.

Por eso Ben-Ghiat cree que la comercialización del movimiento anti-MAGA no ha hecho más que empezar. A medida que las imágenes se extienden por las redes sociales, dijo, “lo que alguien inventa en Groenlandia puede ser adoptado en Canadá, México y Estados Unidos”.

 

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