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Desolación

 

 

El presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, de apariciones esporádicas, prorrogó ayer a mitad de la tarde el horario de cierre electoral mientras en paralelo Nicolás Maduro, junto a Cilia, Nicolasito, y Jorge, anunciaba la Operación Remate. Todos ellos ya habían votado y se sorprendieron de lo rápido del proceso, lo que repetían también los reporteros y conductores de los programas de los canales oficiales. Las transmisiones televisivas no mostraron ni una sola cola en ningún centro electoral. Sin embargo, se prorrogó el tiempo de votación.

Una periodista del canal Telesur recibe el pase desde el estudio. Ella se encuentra, dice, en el estado Guayana Esequiba, una ficción política que solo tiene utilidad para una aventura literaria sobre la extravagancia del poder. Sus primeras palabras son para decir que la jornada ha sido muy intensa. Tras ella se ven unas instalaciones, sin ninguna identificación, sin rastros de ningún ser humano por los alrededores.

Al final de la tarde, el periodista Luis Guillermo García, aquel que hace años trabajaba para Radio Caracas Televisión y fue atacado -verbalmente- por Jaime Lusinchi en un célebre episodio, resume desde un espacio oficialista la opinión de destacadas figuras internacionales que se encuentran en el país. “Venezuela -dice García hablando por otros- es una academia de cómo enfrentar los procesos políticos” y, como prueba de ello, mete audios de “líderes opositores” que participan en el proceso electoral. Hablan Antonio Ecarri, José Brito y Luis Eduardo Martínez: son sus 15 minutos de fama, que les corresponde por contrato.

Andrés Caleca, miembro del Movimiento por Venezuela, y quien participó en la primaria opositora del 22 de octubre, escribe en su cuenta de X: “Con absoluta convicción, voté. El centro de votación muy solo. La dictadura se sale con la suya, enterrando la institución del sufragio quién sabe por cuántos años. Habrá que empezar de nuevo, limpiarse el polvo y seguir el camino. Venezuela será recuperada tarde o temprano.”

Henrique Capriles, dos veces candidato presidencial, sube un video a su cuenta en X. El centro donde votó en Baruta, dice, no es ni la sombra de lo que era, golpeado por la migración masiva. Informa que tienen desplegados a compañeros en las más de 27.000 mesas electorales como parte, añade, “de un proceso antipopular, de ir contra la corriente, pero haciendo amigas y amigos lo correcto, que es defender la voz de los venezolanos que estamos aquí…”

Otros medios al servicio del poder reproducen una entrevista con el rector electoral Conrado Pérez, quien confirma que efectivamente las planillas de escrutinio electoral no llevarán el código QR, que permitió reproducir las actas y conocer de manera rápida y fidedigna la votación de cada mesa. “Se usaron (los códigos QR) para trampear las actas”, dice Pérez sin que se le caiga la cara de vergüenza.

Ante la desaparición de los QR -desaparecer, es un verbo que practica el poder- se difunde, como compensación quizás, la presencia en el país de Juan Carlos Monedero, a quien identifican como veedor internacional en representación de España. Monedero siempre sabe cuándo se necesitan sus servicios.

Hasta el final de la tarde de ayer, y a pesar del plan catastrófico ideado por el ministro del Interior y del mazo, no hay noticias de atentados explosivos contra hospitales, subestaciones eléctricas e instalaciones petroleras que siguen funcionando todo lo bien que le consta a los venezolanos.

 

 

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