Homenaje a un parlamentario y a un parlamento
Palabras de Ramón Guillermo Aveledo con motivo de la presentación de la obra “Luis Herrera Campins, Vida Parlamentaria” - Sesión de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales
El 18 de enero de 1959, en vísperas de instalarse el primer Congreso de Venezuela en la recuperación de la democracia, Luis Herrera Campíns, diputado electo con el último cociente por el estado Lara, escribía en el diario Panorama en su artículo “El Nuevo Congreso” que quienes, además de representantes populares eran “políticos empeñados en trazar un nuevo rumbo a la vida venezolana”, tenían en “rectificar la historia” de parlamentos sumisos que no cumplían con independencia su tarea, un compromiso “por su gravedad sagrado”, y agregaba,
Abstracción hecha de la mecánica parlamentaria, del modo de funcionamiento de las Cámaras para hacer más fructíferas sus labores, está en la necesidad de que los supremos intereses nacionales antes que los partidistas, orienten el trabajo de los representantes del pueblo. La tarea de legislar, sobre todo en etapa tan difícil como la actual, requiere hacerlo teniendo en vista la totalidad nacional y no a las fracciones por separado. Con este propósito íntegramente venezolano iremos los diputados de la Democracia Cristiana a dar nuestra contribución para la reforma audaz, radical y profunda de la nación venezolana. 1
Sería reelegido con el segundo cociente en 1963 y con el primero en 1968 y al Senado en 1973. En 1978 será, como es sabido, electo Presidente de la República y al tomar posesión, a veinte años de aquel artículo, empezó sus palabras dirigiéndose a los Ciudadanos Senadores y Diputados como, “…habitantes de esta Casa de la Ley y de la Democracia, donde pasamos tantas experiencias juntos y tantos ratos de común amistad”.2
1 Herrera Campíns, Luis: El Nuevo Congreso, artículo en Panorama. Maracaibo, 18.01.59
2 Herrera Campíns, Luis: Discurso de Toma de Posesión. Caracas, 12.03.79.
En una y otra punta del ciclo vital del hombre público se lee la visión que Luis Herrera Campíns, cuyo centenario estamos celebrando en estos días, tuvo del Poder Legislativo nacional. Representar a todos y legislar para todos, en una convivencia naturalmente polémica dada, la pluralidad en las ideas que no impedía e incluso, propiciaba, la cordialidad en el trato y hasta el desarrollo de amistades.
Agradezco a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales que en este recinto de su sede, donde sesionó la Comisión Bicameral que elaboró el proyecto de Constitución de 1961, la más duradera y la menos irrespetada de nuestras leyes fundamentales, podamos presentar esta obra Luis Herrera Campíns, Vida Parlamentaria, cuyo Estudio Introductorio “El Parlamentario en la Hora Democrática”, índice analítico de sus doscientas sesenta y cuatro intervenciones en plenarias de la Cámara de Diputados, el Senado de la República y sesiones conjuntas del Congreso y la selección de un centenar de esos discursos, en materias de legislación y modificación constitucional, política interior y derechos humanos, derecho y práctica parlamentaria, debates políticos y de control del gobierno y la administración, política internacional y efemérides y menciones históricas, que al reflejar un período de nuestra historia, de los problemas que se presentaron y las soluciones que se intentaron, de la discusión desde perspectivas ideológicas e intenciones políticas diversas, constituyen en conjunto una contribución a la comprensión de un tiempo venezolano y a la difícil e inconclusa tarea de consolidar una vida institucional republicana.
La escogencia de esta faceta y no la de su ejercicio de la Presidencia de la República es intencional. Venezuela ha sido más presidencialista en la cultura social y en las tradiciones que en las constituciones. Las acciones y omisiones del Poder Ejecutivo requieren de examen objetivo, así hay que hacerlo con la serenidad y el equilibrio que el paso del tiempo favorece, pero su importancia es tan reconocida que no es necesario resaltarla.
En cambio, la labor de los otros órganos del poder público nacional es subestimada y del parlamento -Congreso durante ciento ochenta y ocho años, Asamblea en los últimos veinticinco- lógicamente controversial, más allá de lugares comunes frecuentemente peyorativos, se omite el análisis riguroso, la evaluación de aciertos y errores, la valoración del papel cumplido.
En el diseño institucional de la democracia, la separación de poderes trasciende a una distribución del trabajo, supone que los distintos órganos sean independientes para que el sistema funcione. La contribución del parlamento a ese equilibrio necesario depende, nos recuerda sencillamente el maestro Duverger, de su autonomía, consistente en la independencia de sus miembros a través de la elección y el estatuto personal (inmunidad, inviolabilidad, remuneración e incompatibilidades); la independencia en el funcionamiento del parlamento en cuanto al gobierno de sus sesiones y sus órganos interiores, así como su manejo del orden del día, la libertad de iniciativa y votación; y el alcance de la decisión parlamentaria que no es la de un cuerpo consultivo y la importancia real de sus poderes de delimitación (definición de los marcos de actuación del Gobierno), de control de la acción gubernativa y de reivindicación y oposición para reclamar, en nombre de sus representados. “Los parlamentarios son –dice- una “oficina de reclamación”.3 Un parlamento verdadero que no es escenografía, decorado, tampoco coro.
Se intenta contribuir, aunque sea modestamente, a recordar, a recordarnos, la importancia que para el Estado Democrático y Social de Derecho tiene el poder público distribuido y separado y en particular, la existencia de un Poder Legislativo que represente a todos y que en nombre de todos legisle y controle.
En nuestro tiempo, venezolano y mundial, el parlamento, por definición foro plural de debate democrático, tiene el cometido de ser parte de la respuesta institucional a la polarización radicalizada, con la libertad de expresión y el derecho a la información y la formación cívica desde la casa y la escuela. El entonces Cardenal Prevost, quien como pontífice ha asumido el significativo nombre de León XIV, se ha referido a esta preocupante realidad,
…la polarización se ha convertido en la forma de operar en una sociedad que, en lugar de buscar la unidad como principio fundamental, va de un extremo a otro. Las ideologías han adquirido mayor poder que la experiencia real de la humanidad, de la fe, de los diferentes valores que vivimos. Algunos malinterpretarán la unidad como uniformidad.4
3 Duverger, Maurice: Instituciones Políticas y Derecho Constitucional. Demos-Ariel. Barcelona,1970
4 Cómo piensa León XIV: Frases del Cardenal Prevost que orientan su pontificado. En religionenlibertad.com
La obra que hoy presentamos, ciertamente, es un homenaje a un parlamentario, nacido y formado en la provincia, que fue representante de partido minoritario en coalición gubernamental, de oposición y del partido eje de un gobierno. Orador punzante en la polémica y conciliador cuando la situación exigía acuerdos; de un líder de bancada que buscaba el éxito de los puntos de vista que sostenía y que también era capaz del entendimiento. En sus discursos encontraremos cultura, vasto conocimiento de la realidad nacional e internacional, ironía, sentido del humor, cordialidad y responsabilidad. Un parlamentario que ejerció sus mandatos con firmeza y con respeto por el adversario al que nunca consideró enemigo.
Pero, sobre todo, es un homenaje al parlamento como institución. Esa rama del poder público nacional que tiene su escenario en el viejo y hermoso Capitolio que está al cruzar la Avenida Universidad, en cuyas rejas el monograma GB recuerda la impronta del personalismo político en nuestra trayectoria de pueblo, en cuyos hemiciclos se han vivido capítulos oscuros, tristes, deprimentes, dramáticos y también capítulos gloriosos en la construcción de este país que amamos con inconformidad constructiva. Uno de cuyos jardines (el noroeste) es la Plaza de las Leyes Fermín Toro, símbolo del Diputado venezolano, y otro (el nordeste) la Plaza de las Letras Andrés Bello quien fue senador de Chile porque tuvo que vivir y morir fuera de la Patria.
A esa tradición de “Lo afirmativo venezolano” que diría Augusto Mijares, la de Bello y la de Toro. A esa tradición civil, civilista y cívica, pertenece Luis Herrera Campíns, quien fue detenido después de hablar en este patio de Vargas en defensa de la Universidad, preso varios meses y expulsado del país, para volver libre de rencor, a los 33 años a ser elegido diputado y a servir a la idea de “devolver al pueblo la fe cabal en las instituciones”.