¿Hasta cuándo será impune el neoesclavismo castrista?
Quién lo iba a decir: la 'revolución cubana' integra la 'industria' de bandas criminales que trafican con seres humanos.

En la tercera década del siglo XXI, y desde la centuria anterior, la dictadura castrista practica muy tranquilamente un rezago del esclavismo clásico, reciclado, de nuevo tipo, o sea, neoesclavismo. ¿Hasta cuándo gozará de impunidad internacional, o de inmunidad para ello?
El ser humano ya camina por la Luna, se comunica vía cósmica, dispone de la magia de internet y de inteligencia artificial. Sin embargo, hay un Gobierno que tiene en el negocio criminal de «trata de personas» su primera fuente de ingresos de divisas. ¡Le zumba el mango!
Y lo practica con absoluta impunidad, pese a que es una versión modernizada del esclavismo clásico en los albores de la civilización en Mesopotamia, Egipto, Grecia, o Roma, y durante la colonización europea del Nuevo Mundo.
La tiranía del misántropo Raúl Castro explota actualmente a 24.000 médicos cubanos en 56 países, y a otros 6.000 profesionales que son ingenieros, maestros, artistas, atletas, entrenadores, marinos mercantes. En 2015 el régimen llegó a tener a 50.000 profesionales en «misión internacionalista», en su inmensa mayoría médicos.
Son exportados como mercancía propiedad del Estado, o de los cofrades mafiosos que usurpan el poder. A los galenos les confiscan entre el 75% y el 95% de sus salarios (en divisas). Los obligan a viajar solos sin sus familias, les retiran sus pasaportes, tienen restringida la libertad de movimiento en el país receptor, y son vigilados las 24 horas por esbirros policiales cubanos, muchos de ellos vistiendo bata blanca como si fueran también médicos.
Son destacados en regiones peligrosas en las que pueden ser asaltados o secuestrados, como ocurrió en 2019 en Kenia, donde los doctores Assel Herrera y Landy Rodríguez fueron secuestrados por terroristas somalíes y más nunca se supo de ellos.
El neoesclavismo castrista compite con el de las bandas criminales
Recientemente, el pasado 30 de julio, se celebró el Día Mundial contra la Trata de Personas, instaurado por la ONU en 2014 para «generar conciencia sobre la situación de las víctimas de trata y promover la protección de sus derechos».
Muy bueno, lo que pasa es que se ignora al neoesclavismo castrista. Y es que difícilmente se puede concientizar a nadie al respecto mientras no se derriben tres grandes obstáculos.
El primero es que la comunidad internacional, incluyendo la ONU, deje de considerar como «trata de personas» solamente la que practican organizaciones criminales que comercializan personas como objetos, sin derechos, obligadas a la prostitución, la pornografía, el trabajo sin paga o la mendicidad. Es esa una gigantesca «industria» global que en 2023 obtuvo ganancias por 236.000 millones de dólares, según The Exodus Road, cantidad superior a las del narcotráfico y la venta de armas.
El segundo obstáculo es que medio centenar de gobiernos son cómplices del castrismo. Contratan a los cubanos a sabiendas de que La Habana les confisca sus salarios y los explota.
El caso más escandaloso ahora es el del Gobierno de México. Hay allí actualmente 3.101 médicos cubanos. Senadores de ese país han denunciado que por cada médico cubano el Gobierno mexicano gasta «hasta 144.000 pesos mensuales», o sea, 7.663 dólares si tomamos la tasa cambiaria de 18.79 pesos por dólar vigente el 3 de agosto de 2025. De manera que los contribuyentes mexicanos pagan más de 280 millones de dólares al año, de los cuales van a la mafia gobernante castrista no menos de 80 o 90 millones de dólares en «cash», limpios de polvo y paja.
El tercer obstáculo es que los medios de comunicación, la mayoría escorados hacia babor (izquierda), organizaciones internacionales y muchos gobiernos apoyan aún a la «revolución cubana», o temen protestas callejeras de la izquierda si se enfrentan abiertamente al castrismo.
El régimen ha robado a los médicos unos 170.000 millones
El resultado final es que Cuba hoy trafica con seres humanos impunemente. Ya les ha robado a los galenos cubanos en ultramar unos 120.000 millones de dólares, con un saqueo de entre 7.500 y 4.600 millones de dólares al año. La cifra últimamente ha bajado por la emigración masiva de médicos y porque algunos gobiernos ya no son de izquierda y se desconectaron del neoesclavismo castrista.
De los 6.300 millones de dólares obtenidos en 2018, el monto bajó a 4.882 millones en 2022, y a 4.600 millones en 2023. Pero sigue siendo la primera fuente de ingresos de divisas de Cuba. Por encima de las remesas y el turismo.
Es hora ya de que el mundo castigue al Gobierno de Cuba. De entrada, deben incluirse en las estadísticas internacionales los ingresos del esclavismo reciclado castrista como parte de las ganancias de las bandas criminales que ejercen la «trata de personas».
Entre los inumerables casos de abusos extremos contra los «misioneros» cubanos hay uno que vale repasar. En Brasil durante el mandato izquierdista de Dilma Rousseff su Gobierno pagaba 4.433 dólares mensuales por cada médico cubano. Un 5% de esa cantidad era cobrado por la Organización Panamericana de Salud como «comisión» y enviaba el resto al régimen castrista, que entregaba a cada médico 600 dólares (el 13%), y supuestamente le depositaba 645 dólares en una cuenta bancaria en Cuba para obligarlo a regresar la Isla.
Así el régimen robó 36.056 dólares anuales a cada médico cubano en Brasil, cuya cifra total llegó entonces hasta los 18.000 galenos de la Isla. Estamos hablando de cientos de millones de dólares que entregaron al castrismo los contribuyentes brasileños.
Los familiares son rehenes para que no se conviertan en «cimarrones»
Hoy en muchos países (incluido ahora también Brasil) la ley considera trabajo esclavo las restricciones a la libertad de movilidad del trabajador, que este sea obligado a trabajar bajo coacción, seguridad armada, o se le confisquen o retengan sus documentos personales.
Y si se busca en una enciclopedia la palabra «esclavitud» puede leerse: «control total sobre la vida, libertad y fortuna de una persona comercializada como objeto, y sin derechos, por parte de un propietario o amo». Y «personas sometidas a la propiedad de otra, perdiendo su libertad y derechos».
¿No es eso lo que hace hoy la «revolución cubana»? No solo eso, en algunos países los médicos cubanos son obligados por La Habana a hacer labor política y propaganda con los pacientes a favor del Gobierno de ese país.
A los que escapan de la «misión» para ejercer la medicina por su cuenta se les prohíbe durante ocho años regresar a Cuba a reunirse con sus esposas e hijos, que el régimen obligó a quedarse en la Isla como rehenes para evitar que los médicos se conviertan en «cimarrones» de nuevo tipo. Así eran llamados en Cuba los esclavos que huían y se refugiaban en los palenques, si no los alcanzaban antes los rancheadores pagados por el terrateniente esclavista.
Y en todo esto hay una consecuencia nefasta para los cubanos en la Isla. Con la reciente emigración masiva de médicos, y con tantos trabajando fuera del país se ha agravado dramáticamente la ya desastrosa atención médica primaria y especializada en la… ¿potencia médica?
En tanto, los gobiernos, la ONU y entidades humanitarias no hacen nada o muy poco. Solo Washington está actuando. El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció restricciones de visado a funcionarios gubernamentales responsables de los programas de misiones médicas cubanas. Y ha visitado algunos países para que no sigan colaborando con el neoesclavismo castrista.
Con este esclavismo de nuevo tipo la dictadura cubana es triple recordista mundial: 1) ningún otro Gobierno en el mundo lo hace; 2) no lo hizo ninguno de los otros 34 países comunistas en el siglo XX; 3) no lo hacen hoy Corea del Norte, China y Vietnam, naciones aún tiranizadas por un Partido Comunista. Quién lo iba a decir: la «revolución cubana» de hecho integra la «industria» de bandas criminales que trafican con seres humanos.
Hoy, sin esa explotación de esclavos de bata blanca, el castrismo prácticamente no podría sobrevivir. Pero mientras les arrebate miles de millones de dólares, el régimen raulista seguirá en pie, acabando con Cuba.
Es vergonzoso que ya en el Tercer Milenio, con el hombre haciendo planes para caminar también por Marte, haya un Gobierno cuya primera fuente de ingresos externos sea la explotación de esclavos modernos, y que no le pase nada. ¿No es hora ya de que sí le pase?