¿Por qué no rompemos el círculo?

Hoy en día, podemos afirmar que vivimos atrapados en un círculo vicioso que se retroalimenta constantemente. Un grupo detenta el poder no para generar un mayor bienestar, sino para perpetuarse en él. Por otro lado, existe una población que anhela vivir en paz y progresar a través de su propio esfuerzo. Sin embargo, el círculo del poder se va estrechando con el tiempo, restringiendo las posibilidades de superación personal. La única alternativa que parece vislumbrarse es salir de este círculo y buscar nuevos horizontes donde haya oportunidades para crecer.
La pregunta que surge es: ¿es acaso imposible romper el círculo? Si este se torna cada día más angosto, ¿por qué, en lugar de escapar, no seguimos el ejemplo de otros países tan diversos como Polonia, Sudáfrica, Túnez, Ucrania y Corea del Sur? ¿Acaso la naturaleza humana de ellos es diferente a la nuestra, o tal vez el costo que enfrentaron fue menor que el nuestro? Responder a esta pregunta es clave para romper el círculo. Si ellos pudieron, ¿por qué nosotros no?
¿Acaso nos independizaron como a Cuba los estadounidenses, o fuimos nosotros mismos, nuestros antepasados, quienes lo lograron?
Es importante recordar que toda acción tiene un costo; solo la mera queja carece de él.