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Merz blinda el cordón sanitario contra la extrema derecha

El canciller alemán alerta de que AfD busca desmantelar la República Federal y la considera su principal rival político

Merz está convencido de que, a medida que las políticas del actual Gobierno muestren sus frutos, AfD irá perdiendo apoyo electoral Reuters

 

La última encuesta dominical sitúa al partido antieuropeo y prorruso Alternativa para Alemania (AfD) en el 27% y hay circunscripciones orientales en las que alcanza el 40%. Desde el 20 de septiembre, AfD ha permanecido constantemente por delante de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Friedrich Merz, actualmente en torno al 25%. Esta situación demoscópica ha llevado a algunas voces en la CDU a sugerir la conveniencia de cortar el cordón sanitario, como el líder del grupo parlamentario de Turingia, Andreas Bühl, para quien «si una ley que se considera correcta no por su contenido sino por quién la aprueba, estamos confundiendo la moralidad con la política».

El presidente del grupo parlamentario de Sajonia, Christian Hartmann, y el secretario general regional, Tom Unger, han advertido que el cortafuegos, durante años, no ha logrado que AfD se debilite, sino todo lo contrario. También el presidente regional sajón, Michael Kretschmer, se ha mostrado abierto a un replanteamiento respecto a AfD porque «esconderse detrás de un cortafuegos no lleva a ninguna parte». «Eso significa, en primer lugar, otorgarle derechos democráticos, como presidentes y vicepresidentes de comisiones. Eso ya existe en los Estados Unidos y no se trata de una coalición, sino de permitir mayorías para buenas mociones», había concretado la diputada de Brandeburgo, Saskia Ludwig.

Pero antes de permitir que el debate interno cobrase mayores dimensiones, el canciller Merz ha convocado este fin de semana en Berlín al Presidium para defender la continuidad del cordón sanitario. «AfD no solo cuestiona nuestras políticas, está cuestionando a la República Federal de Alemania tal como se ha formado desde Adenauer y como ha ayudado a dar forma a la CDU», ha dicho según fuentes del partido, y ha advertido que la «mano tendida de AfD quiere destruirnos», por lo tanto, es nuestro «principal oponente» en las próximas disputas electorales.

Merz está convencido de que, a medida que las políticas del actual Gobierno muestren sus frutos, AfD irá perdiendo apoyo electoral. No está dispuesto a permitir su presencia en instituciones, como las comisiones parlamentarias, y ha sido respaldado por destacadas figuras del partido. El líder adjunto de la CDU, Karl-Josef Laumann, ha protagonizado el discurso más crudo y ha calificado a AfD como un «partido nazi», en una entrevista con los periódicos del grupo de medios Funke.

Sus «contenidos y posiciones son incompatibles con los valores de la Democracia Cristiana», ha repetido hoy en la sede de la CDU. El secretario general del partido hermano bávaro, la Unión Socialcristiana (CSU), Martin Huber, asegura que el partido «sigue excluyendo cualquier cooperación con la AfD». Alega que «AfD es un peligro para Alemania, está formado por sirvientes del Kremlin y quiere salir de la OTAN, de la UE, del euro… Los desarrollos en otros países europeos siempre han mostrado que donde los cristianodemócratas han cooperado con los partidos de extrema derecha, los demócratas cristianos han desaparecido al final».

Aparte de las formaciones regionales de la CDU en los Bundesländer orientales, no encuentra eco la opción de comenzar a dar a AfD el papel institucional que correspondería a la primera fuerza de la oposición. Sólo políticos conservadores anteriormente influyentes, como el ex secretario general de la CDU, Peter Tauber, y el exministro de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg (CSU), se han pronunciado a favor de aflojar el cortafuegos.

Aunque, en el fondo, son los socios del Partido Socialdemócrata (SPD) en la coalición de gobierno los que tienen la última palabra al respecto. «Espero que todos los que tengan alguna responsabilidad en la CDU lo dejen muy claro: no hay posibilidad de cooperación con AfD, ni a nivel federal ni en los estados», ha declarado hoy el líder del SPD, Lars Klingbeil, en una entrevista con «Bild». El vicecanciller alemán ha recordado que «esta fue una condición para que nos uniéramos al gobierno federal y debe detenerse urgentemente», sugiriendo que su partido abandonaría el gobierno en caso contrario.

 

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