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Simón García / El lugar común: Revisar el equipaje

maletaLo que es el eje de la resistencia social y su más efectiva traducción electoral, la MUD, ha definido una ruta para abordar el cambio de un presidente que se niega a cambiar. Ahora hay que tener la señalización que indique cuando tomar o dejar alguna de las múltiples vías adoptadas. También hay que contar con adaptaciones y modificaciones de la ruta ante comportamientos de factores externos que no pueden preverse desde el inicio.

El balance de tres meses de actuación en la Asamblea Nacional, escenario principal para mostrar al país la calidad de la nueva mayoría, es positivo. Pero no contempla suficientemente un escenario de cambio de régimen desde la construcción de entendimientos, acuerdos mínimos indispensables para acometer una modalidad pacífica de cambio de modelo y de régimen. Para ello la MUD debe revisar el equipaje apropiado para recorrer una ruta pluralmente.

En primer lugar, se debería distinguir y separar ámbitos de acción donde le corresponde actuar fundamentalmente a la MUD de aquellos espacios y tareas institucionales que son privativos de la Asamblea Nacional. No se debe amontonar y amalgamar roles, nociva costumbre del oficialismo, entre dirigentes, partido y Estado.

En segundo lugar, debe aprovecharse mejor la función esencial del parlamento como espacio para el debate como contraste de posiciones y también para el diálogo como reconocimiento del otro. Un debate que eleve la comprensión sobre los grandes retos y cómo afrontarlos, más allá del horizonte del día a día legislativo. La Asamblea debe abrir y modelar los grandes debates que la calle requiere.

En una estrategia que quiera ser pacífica no puede faltar una política de atracción, neutralización y propuesta de coincidencias hacia el campo adversario. En la actualidad esa política está fundamentalmente sustituida por un ánimo de choque frontal, de atrincheramiento y cuchillo entre los dientes.

Seguimos siendo el eco de la ideología del poder actual, que es lo que el país desea y necesita superar. Tenemos un programa económico alternativo, pero aún carecemos de una cultura cívica que deje atrás el pensamiento único, la subordinación al Estado y el autoritarismo.

No sólo para salir del régimen sino para tener el óptimo posible de país después de la transición, hay que desarrollar la capacidad de la MUD para los entendimientos y la de la AN para iniciativas unificadoras y leyes inmediatamente útiles frente a la crisis. La base para las coincidencias está en la gravedad terminal de la crisis y en las prioridades de supervivencia de la población: seguridad; medicina y hospitales; alimentación y sistema de producción; escuelas y educación; protección de los sectores más vulnerables ante la falta de medicinas y de alimentos.

Para abrirle las puertas a un encuentro para progresar, como lo ha dicho el Papa en su mensaje a Venezuela, tenemos que aislar a los sectores que alientan el choque de trenes y comenzar a realizar experiencias de convivencia y reconciliación entre los promotores de dos proyectos rivales de país.

Pensar en Venezuela significa ser más propositivos, trabajar más en soluciones y abrir los oídos hasta para lo que no nos gusta.


Simón García  –  @garciasim

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