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Reinol González – Cuba: No, no puede ser

weQEw Creo que no exagero si digo que actualmente los cubanos estamos políticamente viviendo uno de los momentos más difíciles, tanto dentro como fuera de nuestra frontera isleña. Se hace evidente la imperiosa necesidad, brújula en mano, de tomar decisiones sin apasionamientos, con sensatez, sin descalificaciones innecesarias a sabiendas de que el gobierno de Cuba ha entrado en una fase de cambios, flexibilización y aperturas beneficiosas gracias en parte a las mediaciones del gobierno estadounidense y la iglesia católica. Pero no se ha avanzado lo suficiente. Son cincuenta y siete años de dictadura totalitaria que ha dejado una larga estela de decenas de miles de muertos, presos políticos, discriminaciones de todo tipo y los abusos del poder.

 

Superar la desconfianza existente posiblemente no la veamos en vida, sin embargo, no debemos estar de brazos cruzados pues los cubanos en el exilio somos millonarios, no en dinero, sino en hombres y mujeres que no olvidan la tierra en la que nacimos.

 

Cada cual tiene consigo mismo, en el fondo de su corazón, un compromiso, una visión y criterios definidos para alcanzar determinados objetivos. Finalmente, dentro de sus posibilidades y limitaciones, debe tomar conciencia del crucial papel que le toca en el esfuerzo colectivo.

 

Las relaciones EE. UU. -Cuba se han flexibilizado. Es algo positivo, aunque insuficiente. Creo que la dictadura no renunciará a su sistema totalitario aun aceptando una economía capitalista al estilo de China o Vietnam. No obstante, creo que el restablecimiento de relaciones diplomáticas, el levantamiento del embargo, la apertura cultural y artística en las dos direcciones, admisión de los cruceros turísticos e inversiones estadounidenses en Cuba, pueden traer beneficios sustanciales a nuestro pueblo que lleva la friolera de ¡más de medio siglo!, resolviendo y sobreviviendo a duras penas.

 

Tengo en Cuba familia cercana de primera y segunda generación, pero no la puedo visitar porque ese derecho no se aplica a todos los cubanos. Cuando se me permita viajar espero hacer uso de ese derecho.

 

En los Estados Unidos, como todos sabemos, existen regulaciones favorecedoras a los cubanos que llegan a sus costas y fronteras. Regulaciones que no se deben eliminar así porque sí, a menos que se compruebe el mejoramiento del nivel de vida del pueblo y se confirme que el régimen cumple con los derechos humanos.

 

En las noticias han aparecido recientemente unos pocos cubanos influyentes, con relaciones de larga, data pidiendo y/o apoyando la eliminación de la “Ley de Ajuste” y la política de “pies secos pies mojados”. Regulaciones éstas que han sido altamente beneficiosas a los cubanos que emigran desesperados por diversas vías y múltiples razones, que por conocidas no es necesario abundar. Los argumentos que se esgrimen son inconsistentes y lamentables, pero por supuesto respetables.

 

Cuba es el primer y único país de nuestro continente en el cual su población viene sufriendo, por más de 50 años, un régimen totalitario y la mas larga dictadura. Isla, geográficamente sin fronteras para escapar. Sufre calamidades de todo tipo: Alimentarias, viviendas en derrumbe, sanitarias, represión por disentir y un largo etcétera. Cuando el régimen permitió a los cubanos viajar a Ecuador sin visa, el mundo presenció, ante mirada asombrada, a miles de cubanos viajando a Ecuador con el fin de dirigirse desde ese país hasta la frontera mexicana con EE.UU. ¡atravesando a pie la selva y las montañas de 8 países!. Largas jornadas y miles de kilómetros, venciendo numerosos obstáculos durante la travesía de lo desconocido, durmiendo muchas veces a cielo abierto, mal alimentados, defendiéndose heroicamente de los peligros naturales, hasta llegar a la frontera mexicana con EEUU para acogerse a la política de pies secos pies mojados. Largo y costoso recorrido realizado no solo por hombres, sino también mujeres, muchas de ellas con niños en sus brazos o en sus vientres. Una epopeya sin precedentes en nuestro continente esto, sin contar los traficantes de personas que lucraron y siguen lucrando con los cubanos a su paso a pie por las fronteras. Faltan todavía muchos compatriotas por llegar a pisar esta tierra de oportunidades. Ruego a Dios que no se encuentren con las puertas cerradas y candados colgando, porque eso no serían los Estados Unidos.

En enero 12 de este año redacté y distribuí unas breves líneas en relación a la propuesta presentada en la cámara de representantes por el legislador cubano-americano Carlos Curbelo con el fin de derogar las ya mencionadas “Ley de Ajuste” y la política de “pies secos pies mojados”. Varios cubanos destacados de Miami visitaron al legislador y le pidieron no seguir adelante con ese proyecto que iba en detrimento del pueblo cubano. Más adelante vimos con satisfacción que el legislador Curbelo, dos días después, dio marcha atrás para alegar que la cancelación de la Ley de Ajuste provocará un éxodo masivo a Estados Unidos dando a entender que el remedio era peor que la enfermedad. Rectificación aceptada, aplaudida. Parecía que las cosas iban a marchar bien. Sin embargo existen presagios de que no será así.

 

Los presagios aparecieron. El senador Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, el 6 de abril subió un escalón más e introdujo en el senado una propuesta de ley para revisar o derogar la “Ley de Ajuste”. En concreto el senador pidió fin poner o limitar las ventajas para inmigrantes cubanos en EEUU. El Senado de Estados Unidos se negó a votar dicha propuesta.

 

El senador Rubio se mostró claramente disgustado por la decisión del senado, razón por la cual endilgó al Congreso de padecer «parálisis política», manifestando así su desagrado y profunda decepción. En las campañas políticas de nuestro medio se presenta como cubano-americano.

Tiene el derecho respetable de pronunciarse como desee, aunque corre el peligro de alejarse de una gran parte de la comunidad cubana. Al perder la posibilidad de ser nominado a la presidencia de EE.UU dio su apoyo a Ted Cruz, uno de los factores relevantes del fanatismo religioso evangélico de la extrema derecha radical. Es lástima. Proyecta la sombra de un inmaduro principiante.

 

El senador tiene juventud (47 años), buena presencia, porvenir, es un orador brillante con muchas ambiciones. Creo que tiene buenas intenciones. Lo que pasa es que no ha crecido. Percibo en él contradicciones que no son necesarias exponer ahora. Le deseo de todo corazón un buen futuro, claro sin mi humilde y aislado voto. Y digo aislado porque yo no tengo militancia activa en ningún partido. Siempre he votado por el que considero mejor para el país.

 

Estoy seguro que la comunidad cubana no desea que se rechace a sus congéneres de la Isla mientras estén llegando a esta tierra que siempre nos ha dado generosa acogida. Por tanto podemos estar tranquilos. Por otra parte hay que ir pensando en el futuro del hermano país de Venezuela que si no sale del hoyo en que está habrá que pedir a EE.UU ayuda para sus ciudadanos. NO, NO PUEDE SER de otra manera.

Reinol González: ex preso político cubano

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