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Venezuela: No vayas por donde el camino no va

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“Don’t go where the road don’t go”.

(No vayas por donde el camino no va)

 

Ringo Starr

 

La oración que usted acaba de leer, amigo lector, título de una canción del inmortal baterista de Los Beatles, se me ocurrió apenas leer, el pasado sábado, una nota de El País de Madrid en la cual Enrique Márquez, primer vicepresidente de la Asamblea Nacional criolla, y líder importante de “Un Nuevo Tiempo”, daba uno de sus aparentemente frecuentes patinazos declarativos.

Y uso el adjetivo “frecuentes”, porque recordemos que en diciembre 2015, alegres todos, con el ánimo celebratorio a millón, dispuestos a comernos las hallacas –si las podíamos hacer- más sabrosas en muchos años, este señor declaró, admonitoriamente, que “el objetivo fundamental de la MUD no es sacar del poder a Nicolás Maduro”.

Así. Sin anestesia (igual ya no se consigue). La contundente muestra de sinsentido pasó al refrigerador de los olvidos temporales, para ser renovada en este junio de nuestro descontento (con perdón de Shakespeare y su “invierno de nuestro descontento”, palabras iniciales del inmortal monólogo de Ricardo III en la obra que el desafortunado rey protagoniza, y que la prensa británica pusiera de moda, en el invierno de 1978, indicando el clima político y social que llevaría al poder a Margaret Thatcher y a los Conservadores, ante la rampante incompetencia de los socialistas).

Sí, los venezolanos vivimos un junio de descontentos, de esperanzas un día y descreimientos el siguiente, de lecturas con lupa de cuanta declaración dan amigos y enemigos, criollos o foráneos, presidentes o expresidentes, españoles o no. Esperando que la unidad de la MUD no solo no se resquebraje, sino que se consolide con una claridad estratégica y táctica que supere la de los corruptos del régimen y sus cohortes.

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Hay que ir por donde el camino va, diputado Márquez, sin desvíos ni retrocesos; cuando creíamos que habíamos entrado en una súper-autopista, que dejamos los atascos y huecos de las descuidadas carreteras que por 18 años hemos tenido que transitar, viene usted, un líder importante, y nos incrusta en medio de los ojos que la MUD “se sentará a dialogar con el gobierno”, con una agenda que incluye “los presos políticos, el referendo revocatorio, la Asamblea Nacional, etc.”. Albricias, tenemos diálogo.

Es decir, que lo que todos entendíamos que serían las condiciones previas para cualquier diálogo, ahora resulta que se discutirán en el nuevo encuentro cercano del tercer tipo con el régimen; eso sí “nos vamos a sentar sin presiones” (!!!). Menos mal; supongo que “presionados” sería algo así como encadenados y de rodillas.

Algunos recordamos el infructuoso diálogo del funesto 2014, y ya sabemos todos a qué condujo aquel circo; porque no se termina de entender que claro, el diálogo sería ideal, es parte esencial del hecho democrático, pero solo es posible cuando hay dos actores dispuestos a dialogar en serio. Todo diálogo político implica buena fe inicial, disposición empática, colocar el interés común sobre los intereses propios. ¿Suena algo de eso parecido a la conducta del régimen, después de casi 18 años de destrucción general? Sin embargo -no seamos aguafiestas- aleluya, tenemos diálogo.

Y Márquez hace esas afirmaciones a menos de 48 horas de que a Julio Borges y a otros parlamentarios y funcionarios les han dado una verdadera paliza, a menos de 24 horas en que la canciller Delcy Rodríguez afirmara que este año no hay revocatorio, de ver el grado de desesperación y de protestas que se están dando en toda Venezuela, de Catia hasta el Zulia, de Táchira a Sucre, y apenas unas horas después de que Nicolás Maduro reafirmara que ciertamente este año no hay revocatorio.

Este es el enlace a la declaración de Márquez:

Enrique Márquez – El País

Como lo dicho al parecer no era suficiente, el hombre echa gasolina al fuego interno de la oposición partidista, destacando estas palabras de las cuales ruego a los lectores que intenten adivinar su lógica interna:

“es inocultable que hay diferencias en el seno de la MUD acerca de cómo manejar este proceso de diálogo. Ha habido voces que se han levantado al respecto, como la del Gobernador del Estado de Miranda, Henrique Capriles. Debo decir que respetamos su posición pero no la compartimos. Y fíjate que no lo habíamos hecho público, es la primera vez que hablamos de esto. ¿Por qué? Porque consideramos que este tema hay que manejarlo a lo interno de la MUD para que salga una sola posición. En la medida que salgan dos, tres o cuatro posiciones y se hagan públicas, entonces después se hará muy difícil poder generar un proceso interno de acomodo y de consenso”.

O sea que “el tema hay que manejarlo a lo interno de la MUD para que salga una sola posición”. Si salen varias, si se airean los disensos, la cosa a la hora de acordar no está clara.

¿Entonces por qué carrizo él sí hace pública su postura? ¿Con tan poco método, y menor enjundia, cuál era su objetivo? ¿O será que piensa que todo puede ser perdonado porque “tenemos diálogo”?

Pero todavía hay insensateces para rato: “Además de la desconfianza que la oposición siente por el Gobierno, Márquez menciona a “los egos y los protagonismos” como el otro obstáculo que ha impedido que la MUD asuma sin complejos la posibilidad de sentarse a hablar con los representantes del chavismo.”

O sea que un problema son los acomplejados egos de los otros, que el del diputado está tranquilo, calladito, sentadito y sin decir nada, esperando solamente que empiece el diálogo.

Márquez no solo desconcierta a todos, sino que se desconcierta a sí mismo.

Un ejemplo de que este señor debería recibir asesoría urgente en materia de negociación es lo que viene ahora: “Valoro la labor de los facilitadores internacionales –“alguno nos gustará más que otro, pero apreciamos la presencia de todos”.

Hasta ahora nadie ha explicado –Márquez, que incluso está agradecido, al parecer no lo hará- por qué la oposición partidista aceptó, sin decir ni mu, que los “facilitadores internacionales” sean todos amigos incondicionales del gobierno. Uno esperaría que, antes de ir a Santo Domingo, o recibirlos aquí, surgiera una opinión del tipo “bueno, son tres ex-presidentes panas de Maduro, nosotros proponemos que se incluyan un par de nombres, como Felipe González y Andrés Pastrana”. Nada. Nichts. Niente. Nothing. Aquí el único autorizado para imponer condiciones, lugares de reuniones y agendas por lo visto es Maduro.

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Para mantenernos en los territorios parlamentarios, veamos las afirmaciones del jefe de la bancada chavista, Héctor Rodríguez, en entrevista publicada en El Nacional, el pasado domingo 12 de junio:

Ante la pregunta ¿qué gesto de buena voluntad podría tener el gobierno para demostrar que habla en serio con el tema de diálogo? ¿Podría liberar algunos presos políticos?Estamos convencidos de que los presos lo están por criminales”.

Sobre el referendo: “si el referendo no se hace este año no es culpa de nosotros. Si yo fuera la oposición yo hubiese estado en el CNE el 10 de enero. Pero sus propias pugnas internas no lo permitieron” (…) “el chavismo va a hacer todo lo posible porque ese referendo no vaya.”

¿Pero qué gestos de buena voluntad podría dar el gobierno? –¿Que un Presidente diga que está de acuerdo con una comisión de la verdad y se siente con los empresarios no es suficiente? La oposición golpeó las dos mesas. Ahora le toca a la oposición dar un gesto como sentarse a dialogar.”

Y a los que hablan del gobierno de “unidad nacional” les dio varios varapalos, como éste:

-¿Podría acordarse un gobierno de transición? –“No creo que haya condiciones en Venezuela. Ni el chavismo ni la oposición ni los ciudadanos aceptarían eso. No creo que haga falta. La oposición tiene espacios de poder como la Asamblea, gobernaciones, alcaldías, poderes fácticos como medios. Y el chavismo tiene espacios institucionales. Venezuela no es una democracia europea, es una democracia caribeña.” 

Y concluye sentenciosamente: La oposición venezolana es altamente fascista y no es democrática”.

Recapitulemos: Es el jefe de la bancada chavista en la AN. Y con esa gente, con esas convicciones, con ese odio en la punta de la lengua, con ese cinismo a flor de piel, es con quien Márquez cree que se puede dialogar.

Para remate, este lunes 13, en la reunión de la OEA en Santo Domingo, el embajador de Venezuela, Bernardo Álvarez, reiteró, con la miseria moral de costumbre en los portavoces gubernamentales, el rechazo del gobierno a que llegue ayuda humanitaria al país, porque la misma “esconde un deseo intervencionista inaceptable”. ¿Es que acaso seremos invadidos por Cáritas? ¿La Cruz Roja tiene tropas de asalto disfrazadas de médicos, enfermeros y personal auxiliar?

La historia de este semestre post-6D nos muestra a un régimen dispuesto a lo que sea con tal de no entregar el poder; un gobierno que ha destruido toda legalidad, y para el cual la constitución es letra muerta; un régimen que es, todas las caretas hace tiempo quitadas, una dictadura.

Diputado Márquez: en política, no existe eso de poner la otra mejilla.

Quien a esta altura todavía no se haya dado cuenta del grado de descomposición, de crisis, que vive el país; o quien no sepa o no quiera saber todavía quiénes son los monstruos con los que estamos lidiando todos los venezolanos (seres cuyos valores fundamentales descansan en estas tres palabras: botín, represión y muerte), solo permite dos opciones: o es un idiota o un colaboracionista.

Un comentario

  1. Marcos Villasmil, con este excelente artículo-crónica nos da un perfecto ejemplo de «contraloría política». Si hay unidad la vía es una sola, ¿no es así? Habida cuenta del gorilaje que enfrentamos.

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