Ciudadanos y Podemos acosan al PSOE
El desenlace del debate a cuatro del lunes puede condicionar definitivamente el rumbo de la campaña. Unidos Podemos y C’s creen haber encontrado en el papel que desempeñó Pedro Sánchez -al que todos los analistas y sondeos dan como perdedor- una oportunidad de sacar tajada a costa del PSOE, incidiendo en sus debilidades para arrebatarle, por un lado, el voto de izquierdas y por otro, el voto moderado. Así, Sánchez ha quedado atrapado en medio de este sándwich, del que tendrá que escaparse para no acabar devorado.
La lectura en Unidos Podemos fue clara. Si ya venía insistiendo en la cuestión de los pactos postelectorales, una vez que Sánchez «no respondió» a la pregunta de qué piensa hacer después del 26-J, había que redoblar toda la presión sobre él en ese tema para debilitar su posición.
Tanto en privado como en público, todos los portavoces de Podemos se abalanzaron ayer sobre el candidato del PSOE para criticar que no sea capaz de garantizar una alternativa de izquierdas. La coalición es consciente de que sembrando esa incertidumbre puede arañar votos entre el electorado socialista más crítico con el PP, al que ahora se quiere presentar como el voto útil contra Rajoy
La tibieza de Sánchez sirvió de munición, entre otros, a Pablo Iglesias. Para el líder de Podemos, el modelo del PP y Ciudadanos quedó claro: apostar por una «gran coalición». «La duda que queda es la del PSOE», llamó la atención. «No concibo al PSOE compareciendo y diciendo a su gente que han preferido a Mariano Rajoy y al PP antes de llegar a un acuerdo con nosotros. Pero sería bueno que lo aclararan antes de que los ciudadanos voten», dijo.
Asimismo, Iglesias quiso debilitar aún más la posición de Sánchez subrayando las «muchas presiones» que «está recibiendo» para no pactar con Podemos. «Si el PSOE ya tiene la decisión tomada, la debe comunicar».
Las fuentes de la dirección de Podemos consultadas se mostraron muy satisfechas por el resultado del debate. Entre otras cosas, porque Iglesias se presentó con la idea de retener la ventaja de las encuestas y salió sin cometer ningún error destacable. Eso sí, arriesgó tan poco y estuvo tan contenido en el cuerpo a cuerpo que por momentos pareció desnaturalizado y falto de la chispa de otros debates anteriores.
La estrategia no era tanto atacar y buscar el impacto inmediato como rentabilizar ahora la resaca y las dudas que creían que iba a dejar Sánchez. Así, la lectura interna que se hace de las consecuencias del debate es muy positiva. Incluso triunfalistas. Iglesias hasta da ya carta de naturaleza al sorpasso al PSOE: «No va a haber dudas». Mientras que Íñigo Errejón proclama que tras la cita a cuatro están «más cerca del PP».
«Sánchez está out»
La otra tapa del sándwich a Sánchez es C’s. «Está out. Fuera». Así califican en el partido de Albert Rivera la actuación del líder del PSOE. La formación naranja pone en cuarentena el hecho de que el socialista pueda ser el referente del voto moderado. «Ese espacio es el que nos toca a nosotros», reflexionan en la dirección, «confirmamos que somos alternativa». En C’s admitían ayer que el resultado podía modificar su estrategia electoral, pero concluyen que la reconfirma: «C’s se consolidó como alternativa al inmovilismo y el populismo», dijo Rivera en Salamanca.
El equipo del candidato considera que el debate supone un espaldarazo para su líder y un jarro de agua fría para Sánchez. Su temor era no encontrar hueco en la polarización, quedar anulados y en tierra de nadie ante el «extremismo» de Rajoy e Iglesias. «Conseguimos que no hubiera polarización y C’s acaparó el debate», es el análisis de Rivera. El debate evidenció el pacto de no agresión con el PSOE. Creen que en cierto modo sería tirar piedras contra su tejado y que Sánchez bastante tiene con gestionar a los suyos. Eso sí, aprovechan esa debilidad para reivindicar el voto moderado: un mensaje al 32% de indecisos.
Esta estrategia de intentar desconectar a Sánchez como alternativa moderada tiene un doble objetivo: evitar la fuga de votos del centro derecha señalando la mala gestión de Rajoy con la corrupción y su insistencia en perpetuarse y tomando el rol de escudo al populismo; y seducir al votante de centro izquierda descontento con Sánchez pero que rehúye a Iglesias.
C’s niega directriz alguna de guante blanco con Sánchez. «Rajoy e Iglesias tenían un pacto no escrito para no criticarse, no hablar mucho el uno del otro. Ante este pacto entre populismo y conformismo había que plantear una alternativa», apuntó Rivera, insistiendo en desplazar al PSOE de ese rol. «No nos mordimos la lengua y dijimos lo que pensamos. Uno cuando está en la oposición plantea alternativas y confrontamos». Rivera quiso, además, marcar distancia con Sánchez. Fue él quien más acorraló a Rajoy con el tema de la corrupción, pero lo hizo con un importante matiz: «No le voy a llamar indecente, no le voy a insultar», recordando el episodio del cara a cara del 20-D. El líder de C’s quiso transmitir contundencia, pero desde la moderación.