¿A quiénes sancionará EE.UU.? La batalla por el framing
0. ¿Qué es el framing y qué se pelea ahora? Las sanciones contra funcionarios venezolanos que el Congreso de Estados Unidos articuló en forma de Ley y que Barack Obama firmó son el nuevo campo de batalla del framing en Venezuela. Ya hemos hablado de esto antes: el framing es un término que denomina la manera en la que alguien “encuadra” los hechos para que lo que se muestre sea su interpretación de esos hechos, en lugar de los hechos en sí.
El restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EE.UU. (al parecer sin mediación alguna de Venezuela) ha dejado un boquete ideológico y simbólico. Esa imagen que Jon Lee Anderson dibujó muy bien de “Estados Unidos como un matón” se atenúa justo cuando se sanciona a Venezuela: el puesto de sparring ideológico en la esquina contraria a Estados Unidos ha quedado vacante. La coyuntura lo convierte en algo tentador y el gobierno de Nicolás Maduro puede verlo como una oportunidad para que la política eclipse, al menos en el discurso, las evidencias de la economía.
Al parecer, la estrategia del gobierno venezolano será instalar en la opinión pública que las sanciones son contra Venezuela y no contra un grupo de funcionarios vinculados con la violación de derechos.
1. ¿Un artículo de Diosdado Cabello en New York Times? El artículo firmado por el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, publicado por New York Times el 18 de diciembre de 2014, llegó a la sala de montaje antes de su autor supiera del restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
Los tiempos de la imprenta son feroces.
Decía Gregory Bateson (uno de los estudiosos en la génesis del framing) que cuando el pensamiento y el lenguaje se conjugan, lo hacen para construir una realidad individual. Cabello intenta hablar por el país, pero eso resulta imposible cuando no se tiene anclado el contexto: ese texto se publicó el mismo día en que los gobiernos de Cuba y EE.UU. pusieron fin a la Guerra Fría. La retórica ideológica que lo soportaba fue vaciada de sentido… o al menos debilitada.
Digámoslo así: Diosdado Cabello escribió el texto en un planeta político, pero fue publicado en otro. Y hoy, para que esos argumentos no se extingan es urgente volver a la atmósfera del planeta natal de esas ideas.
Bateson también decía que la comunicación, que siempre está determinada por el contexto, evoluciona de acuerdo con las posibilidades de retroalimentación que permite esa comunicación. Así que la manera en la que se lean las sanciones puede ser su última oportunidad.
¿Entonces qué hacer? Pues framing.
2. Rafael Ramírez: el nodo cero. El Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela ha sido uno de los voceros más visibles en estas primeras reacciones. Para leer su papel en el framing del discurso oficial hace falta atender varios puntos.
Lo primero que llama la atención es que haya estado ausente en el marco de las declaraciones que, horas antes del anuncio de las sanciones, ocuparon del tema del restablecimiento de relaciones entre EE.UU. y Cuba, después de tantos años de bloqueo. Además, resalta que su primera declaración no se haga mediante un documento oficial del despacho, como un insumo oficial a todos los medios de comunicación, sino a través una televisora de alcance continental con una línea editorial vinculada con la ideología de su militancia.
Luego de esas dos coordenadas, hay que atender a algunas frases que confiesan más de lo que dicen, como: “Lo primero que hay que decir es que no es la primera sanción contra nuestro país, sino que es una escalada contra todo el pueblo venezolano, es contra todo el país”. Un enunciado como éste debe estar seguido de algo de demuestre cuáles son las sanciones y cómo afectan a la gente, pero eso resulta imposible en estos momentos para el canciller.
Ramírez también dijo en teleSUR que “las nuevas sanciones no tienen que ver con los derechos humanos. De ser así EE.UU., tendría que sancionarse ellos mismos, porque reconocieron las prácticas de torturas en su país”. Y hay algo significativo acá: en un intento por asirse a algo, Ramírez cita como el informe de 6.600 páginas donde, tras una investigación, se pone en evidencia una serie de violaciones de Derechos Humanos. Hablamos de un documento que sólo posible en un clima político con separación de poderes y que, además, ha iniciado una serie de juicios e investigaciones vinculadas con los crímenes allí expuestos.
Es decir: Ramírez intenta articular que EE.UU. debería sancionarse a sí mismo porque su framing se basa en que un país sanciona a otro país, pero lo único que tiene a mano para ilustrarlo es un ejemplo donde un Estado se investiga a sí mismo y sanciona a funcionarios específicos.
3. Nicolás Maduro, antes y después de MERCOSUR. Hay que destacar la reacción de Nicolás Maduro, quien estaba a punto de empezar su intervención en la Cumbre de MERCOSUR cuando Cuba y EE.UU. declararon el restablecimiento de sus relaciones. La primera declaración del Estado venezolano, luego del restablecimiento de las relaciones entre EE.UU. y Cuba fue la siguiente:
“Hoy, 17 de diciembre, ha hablado el presidente Raúl Castro. Está hablando ahorita el presidente Barack Obama. Yo estaba, por Twitter, siguiendo en vivo y directo el Twitter de Telesur. Hasta de CNN lo estaba leyendo. De RT y muy feliz. Hay que reconocer el gesto del presidente Barack Obama, un gesto de valentía y necesario en la historia. Ha dado un paso, quizás el más importante de su presidencia”.
Cuando un primer mandatario confiesa que ha seguido una de las acciones históricas de su principal país aliado ideológico por las redes sociales —en el sentido inmediato, sin que se revelen otros hechos—, desde la semiología de lo político sólo caben dos lecturas. La primera, que esta negociación se estaba llevando a cabo sin que el gobierno de Venezuela ni su política exterior estuvieran al tanto. La segunda es que Venezuela lo sabía y una de las jugadas posibles de su aliado ideológico era interceder para que no se llevaran adelante las sanciones.
La firma de las sanciones por Obama, apenas unas horas después, reduce dos hipótesis a una.
Y el mismo vocero que dijo lo que dijo en la Cumbre de MERCOSUR, tras las sanciones, dio un viraje comunicacional en la misma cuenta en Twitter donde se enteró de todo:
A partir de estos tweets, el nodo comunicacional de Nicolás Maduro se convierte en el punto de partida para la construcción de la afirmación del consecuente que servirá de base al framing oficialista: se sanciona a funcionarios del gobierno > se está sancionando al partido > se está sancionando al Pueblo que eligió a quienes gobiernan > se está sancionando a Venezuela. Y ésa es la región retórica que han tomado en las horas recientes los voceros del Estado venezolano.
4. El timing del framing. Mientras no se conozca la lista de los funcionarios sancionados, este escenario no cambiará. Así que cada vez es más breve el tiempo que tiene el gobierno para instalar su lectura de las sanciones en la opinión pública. El cambio de escenario que hay entre el restablecimiento EE.UU./Cuba y las sanciones a Venezuela fue un silencio que costó tiempo. Al revisar las redes sociales de las 48 horas previas a la publicación de este texto se traza este paisaje 2.0:
a. Al comunicarse el restablecimiento de las relaciones entre EE.UU. y Cuba, vocerías tan diversas como Freddy Bernal y Eva Golinger empiezan a plantear un framing para verlo como una victoria de Cuba y hacer que la liberación de los prisioneros cubanos se posicione.
b. Los medios globales destacan que el restablecimiento empezó mediante un intercambio de prisioneros. Eso anula el intento de framing que termina extinguiéndose.
c. Los radicalismos ideológicos reaccionan en contra del nuevo clima político. Incluso, una parte empieza a considerar los hechos como victorias de personajes hoy ausentes de la escena (Fidel Castro, Hugo Chávez, José Martí, Simón Bolívar).
d. Un silencio (quizás demasiado largo) marca las principales vocerías encargadas de las políticas exteriores de Venezuela. La red de medios públicos retoma la cobertura de lo que sucede con MERCOSUR, hasta que las agencias de noticia hacen pública la firma de las sanciones.
e. Aparece en el discurso oficial la construcción de falacias de composición a partir de los mismos elementos retóricos y empiezan a comunciar la sanción de EE.UU. contra Venezuela como un cambio de enemigo. Incluso, Ramírez en teleSUR afirma que las sanciones a Venezuela son por “levantar las banderas del Socialismo”. En una coyuntura marcada por el nuevo rumbo que toma Cuba con EE.UU., la frase de Ramírez podría malinterpretarse como si esas mismas banderas hubiesen sido arriadas de las astas en las cuales ondeaban antes.
Quienes conozcan el caso que ocupa ahora a los políticos acusados de corrupción en España, o la investigación que se le ha levantado a la presidente de Argentina, saben que no hay otro momento para virar la opinión pública sino éste. Cuando la gente puede llamar a los sancionados por sus nombres y apellidos, virar un conjunto de acusaciones individuales a una idea nacionalista y popular es un truco no sólo difícil sino, además, costoso.
5. CODA. Las razones por las cuales alguien escoge un framing ideológico y no otro está en el gatekeeping, otra noción importante para entender los encuadres y que puede resumirse así: cada quien decide, de acuerdo con el resultado que desea de su encuadre, cuáles puertas abre y cuáles no.
La única manera de mantener una lectura que se libere (al menos un poco) del framing es atender a aquella máxima de Bateson que afirma que la comunicación siempre va a estar determinada por el contexto debilita los intentos de framing sólo cuando quien recibe la información tiene el tino de entenderse con las posibilidades de retroalimentación que le ofrece la realidad. Y en Venezuela hay varias realidades que pueden dificultar la posibilidad de instalar la idea de que las sanciones en contra de algunos funcionarios son una sanción para todos los venezolanos y los fantasmas de un bloqueo económico o de una sustitución de Cuba por Venezuela. Hay dos factores que van a resultar fundamentales para que eso no suceda.
El primero es la perspectiva individual. A diferencia de lo que sucedía con Cuba, donde ningún ciudadano estadounidense podía siquiera gastar un dólar que fuese a parar a Cuba sin que se considerara delito, cada persona con nacionalidad venezolana que usted sepa que llegue a territorio estadounidense sin complicaciones legales, sin necesidad de petición de asilo y sin tener que renunciar a sus beneficios como ciudadano contradicen la falacia discursiva. Sea ciudadano común, ama de casa, estudiante, político, actor, músico o piloto de carreras. El segundo es la economía nacional. Frases de Rafael Ramírez como “EE.UU. cree que puede aislar a la dirección de la Revolución y a su pueblo” o “EE.UU. es el gran desestabilizador del planeta” intentan revivir un lenguaje de tiempos de la Guerra Fría, pero son anuladas por cada tanquero petrolero de PDVSA que sale con rumbo norte desde un puerto venezolano y vuelve cargado de una parte importante del 98% de las divisas que sostienen nuestra economía.
No considerar algo tan evidente sí que parece un paso en falso.