Al gobierno le llueve sobre mojado
Esta privilegiada generación de políticos simplemente es mucho mejor siendo oposición que haciéndose cargo de enfrentar los problemas que regularmente debe enfrentar cualquier gobierno.
Las fuertes lluvias que han azotado a buena parte del centro y sur del país pudieran llevar a muchos a pensar que al gobierno le llueve sobre mojado. Pero ser gobierno siempre implica tener que estar preparados para enfrentar imprevistos. Aunque muchos en el Frente Amplio, cuando eran oposición, parecían creer que gobernar era como ir de paseo, una vez que Boric llegó al poder, se dieron cuenta de que llevar los destinos del país se parece más a trabajar en un hospital con una activa sala de emergencias que irse de vacaciones.
Cuando se es gobierno hay que hacer el complejo trabajo de administrar el Estado y estar preparado para enfrentar las crisis que regularmente nos afligen (como inundaciones y terremotos), y muchos otros imprevistos que no podemos anticipar. Siempre se ha sabido que es difícil gobernar. Las dificultades que ahora enfrenta el gobierno del Frente Amplio y sus aliados del PC y del Socialismo Democrático no se deben a circunstancias extraordinarias. Son simplemente la confirmación de que esta privilegiada generación de políticos simplemente es mucho mejor siendo oposición que haciéndose cargo de enfrentar los problemas que regularmente debe enfrentar cualquier gobierno.
Por culpa del cambio climático, en años recientes, Chile había experimentado menores niveles de lluvia en el invierno. Pero los episodios de intensas lluvias siempre han sido parte de nuestra historia. Igual que los terremotos, las lluvias intensas que generan subidas en los caudalosos ríos que bajan de nuestra imponente cordillera siempre han causado estragos. Aunque es innegable que, gracias al desarrollo económico, se ha mejorado mucho la infraestructura, también es cierto que el crecimiento de las ciudades y la multiplicación de construcciones (muchas veces no autorizadas) en zonas de riesgo de inundación provoca problemas que antes no existían.
En toda sociedad que funciona bien, existe capacidad estatal para ir mejorando las regulaciones, adaptándolas a las circunstancias cambiantes y para responder con eficacia cuando ocurren emergencias. En comparación con muchos de nuestros vecinos, el Estado chileno ha demostrado tener una razonable capacidad de dar respuestas a la ciudadanía cuando hay crisis. Es verdad que se podría hacer más, pero tenemos limitaciones de recursos (somos un país de nivel medio de desarrollo) y de eficiencia en el uso de los recursos (tenemos una productividad menor que la que existe en los países de la OECD, el club de países desarrollados con el que nos gusta compararnos).
Pero la capacidad estatal es como la calidad del vehículo en el que nos vamos a movilizar. Solo se puede aprovechar bien si existe también un conductor que sabe manejar y tiene experiencia para enfrentar crisis. Desde que asumió el poder, el Presidente Gabriel Boric ha demostrado múltiples veces que tiene falencias cuando busca ejercer liderazgo.
Muchos de sus cuestionables nombramientos en cargos de confianza -algunos de los cuales han sido subsanados con cambios de gabinete y otros nombramientos posteriores que el Presidente realizó más bajo presión que por convencimiento- muestran que Boric tiene una de las peores fallas de un líder, no sabe escoger un buen equipo para que lo acompañe en su trabajo. La incapacidad del Presidente para tomar decisiones bajo presión -la demora en ratificar el TPP-11, por ejemplo- son también una debilidad que cuesta caro. La insistencia de Boric en defender ideas probadamente malas o inútiles -recordemos el vergonzoso debate sobre los improbables side letters que pedía el gobierno a los otros países que ratificaron el TPP-11 como condición para que Chile enviara la ratificación- demuestra también que el Presidente no siempre parece tener sentido común o entender como funciona el mundo.
Este último evento climático extremo ha pillado al Presidente y varias autoridades de gobierno de gira por Europa. Oportunistamente, varios líderes de la oposición han pedido que el Presidente suspenda la gira y regrese a Chile. Como el gobierno está en posición muy débil y el Presidente es muy susceptible a las críticas, la polémica sobre la conveniencia de suspender la gira ha opacado a los incuestionablemente discretos logros de este viaje que parece más una gira de estudios que una visita presidencial que tendrá impactos positivos en la inversión extranjera o la generación de empleos.
Una vez más, las vicisitudes de la vida han develado las evidentes debilidades de gestión en el gobierno de Boric. Es imposible no ver el contraste que hay entre la dureza y severidad con que los que ahora son gobierno criticaban las fallas y errores de los gobiernos y la incapacidad de este gobierno para desempeñar exitosamente las tareas de gestionar adecuadamente los recursos estatales. Considerando que este gobierno quería aumentar significativamente el tamaño del Estado, resulta inevitable pensar que Boric se parece a aquel conductor inexperto que, aunque tiene muchos problemas para manejar un auto automático, insiste en pedir que le pasen las llaves de un pesado camión.