Ciencia y TecnologíaDictadura

¡Alerta, Cuba! El totalitarismo 2.0 está llegando

Cuando el régimen elimine el dinero en efectivo e institucionalice toda relación de intercambio, ya no necesitará elegir a quién vigila.

Imagine un país donde todos los bancos sean del Gobierno. Imagine un país donde todas las aseguradoras sean del Gobierno. Imagine un país donde todas las pensiones las pague el Gobierno.

Imagine un país donde todo el sector financiero sea del Gobierno. Imagine un país donde toda la oferta de empleo sea o dependa del Gobierno. Imagine un país donde todas las empresas sean del Gobierno.

Imagine un país donde todo el comercio internacional lo haga el Gobierno. Imagine un país donde todos los precios los ponga el Gobierno. Imagine un país donde todas las comunicaciones pasen por el Gobierno.

Imagine un país donde toda la internet la provea el Gobierno.Imagine un país donde toda la policía sea del Gobierno. Imagine un país donde todas las escuelas enseñen solo la ideología del Gobierno.

Imagine un país donde todos los medios masivos de comunicación sean voceros del Gobierno. Imagine un país donde la ley es el Gobierno.

Si ha leído a George Orwell habrá recordado inmediatamente su distopía 1984. Sin embargo, el país que usted tuvo que imaginar lo viven a diario 11 millones de cubanos.

En 1984 —novela escrita en 1948— Orwell ideó una Policía del Pensamiento y un Ministerio de la Verdad como instrumentos más finos del control totalitario. No pudo el preclaro escritor concebir el mundo informáticamente conectado que hoy vivimos y del cual su contemporáneo, Alan Turing, en aquel entonces estaba apenas colocando la primera piedra.

Lo que diferencia a una clásica dictadura represiva de una dictadura totalitaria es que mientras aquella intenta invalidar al oponente mediante un terror engendrado con violencia, el totalitarismo logra prevenir una oposición vigorosa mediante el control de los símbolos, las relaciones humanas, los mitos, la educación, la comunicación, la semántica, la cultura.

Las dictaduras militares son reactivas, reprimen a posteriori, pensemos en Machado o en BatistaEl totalitarismo es proactivo —pensemos en Fidel—, impide la coordinación social y la acción grupal. El sujeto, aun en sociedad, se encuentra aislado en su hipocresía, sexto sentido imprescindible para sobrevivir bajo este régimen.

El modo en que el totalitarismo logra ese control del que nunca un pueblo se ha logrado librar (no hay ejemplo histórico de un país que por sus propios medios haya derribado un sistema totalitario) es fundamentalmente mediante el monopolio y tratamiento de la información. El Estado se convierte en omnipresencia que media toda relación humana. Un Gran Hermano, lo llama Orwell.

No es difícil entonces entender la importancia que para el castrismo tiene la informatización de la sociedad. Controlar la vida de las personas con medios humanos es costoso y engorroso; por muchos recursos que se destinen es imposible vigilar a todos todo el tiempo. No importan entonces los CDR, los sindicatos, la FMC, la UJC, la OPJM, la Seguridad del Estado o la Policía que puedan articular, porque estos recursos físicos siempre estarán limitados y, por lo tanto, habrá que establecer una gradación de objetivos a vigilar: algunos serán más vigilados que otros.

Una vez que la sociedad esté informatizada, principalmente cuando llegue el momento final —que es solo cuestión de tiempo— de eliminar el dinero efectivo e institucionalizar toda relación de intercambio, el Gobierno no necesitará elegir a quién vigila. Todos los cubanos serán observados las 24 horas del día. El Gobierno solo tendrá que decidir el historial de quien quiere estudiar para conocerle, probablemente, mejor que él mismo.

En un país democrático esto puede ser amenazante, pero el balance de las instituciones, la alternancia en el poder, la libertad de prensa, la independencia de la Justicia, la libertad de empresa, la existencia de gobiernos regionales antagónicos al central, en definitiva, la fragmentación del poder, dificulta, si no es que impide, que el Gobierno se convierta en un Gran Ojo de Saurón, esa mirada maligna que abarca todo el dominio del escalofriante personaje de El Señor de los Anillos, otra novela profundamente antitotalitaria.

La informatización de la sociedad y su evolución natural hacia la bancarización y el comercio electrónico con la eliminación del dinero efectivo es el sueño húmedo del castrismo, la fase suprema de su control sobre el ciudadano. Esto está pasando hoy a plena luz del día a vertiginosa velocidad y nadie lo está denunciando. Nadie lo está previendo, nadie está asustado… pero deberían.

 

 

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