Alexis Alzuru: “El terreno se despejó para el duelo final entre la FANB antes de octubre”
Entrevista a Alexis Alzuru
El filósofo y politólogo advierte sobre la alta probabilidad de que antes de las elecciones de gobernadores se produzca en Venezuela un golpe de Estado por parte del sector anticubano de la Fuerza Armada, quizás liderado por Diosdado Cabello. De no producirse, sería porque la infiltración del sector militar es mucho mayor de lo que se supone y el futuro del país sería tan sombrío como el de Cuba. El sector anticubano, explicó Alzuru, recibió “luz verde” de parte de Donald Trump para actuar, y de allí la gira de cinco días que emprendió Mike Pence por Colombia, Argentina, Chile y Panamá, en la búsqueda de apoyo para un gobierno de transición cívico-militar, que incluiría a Leopoldo López, pero no al resto de la MUD.
Elvia Gómez
Doctor en Filosofía y en Ciencia Políticas, egresado de la UCAB y docente de la UCV, Alexis Alzuru con frecuencia ha recorrido en sus análisis de la realidad política nacional senderos poco concurridos. También, con frecuencia, sus vaticinios –que él subraya son hipótesis de trabajo basadas en la observación– han tenido constatación en los hechos, no exactamente para el bien del país.
A días de dejar Venezuela por un tiempo prolongado e indeterminado, Alzuru compartió sus observaciones con PolítiKa UCAB. Ellas le llevan a estar convencido de que antes de las elecciones para gobernadores de octubre, se producirá un golpe de Estado por parte del sector militar anticubano. Pero, si no se produce “es porque la pelea la ganó el sector procubano y madurista”.
“Este golpe por parte de los cubanos ya se consumó con la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, que está legislando y actuando. Su saldo fueron más de 130 venezolanos muertos, 15.000 heridos, más de 1.000 detenidos, la destitución de la Fiscal General y el proceso de encarcelamiento contra líderes de oposición (…) Ese duelo entre los militares venezolanos está en desarrollo y el otro sector militar recibió ‘luz verde’ por parte de Donald Trump para que actúen”.
Alzuru explicó que lo que la mayoría interpretó como una bravuconada del presidente de Estados Unidos, para él fue “un mensaje cifrado a ese sector militar que estaría en capacidad, o al menos dispuesto, a enfrentar la cubanización del país. EEUU no intervendrá directamente, pero sí le tendió la alfombra a los militares para que actúen sin temor a resultar cuestionados, sancionados o aislados por Occidente”. Esa sería, dijo, la justificación para la gira de cinco días que emprendió de inmediato el Vicepresidente Mike Pence, por Colombia, Argentina, Chile y Panamá.
“Después de cuatro meses de protestas de calle, el terreno político se ha despejado para que se concrete la pelea final por el poder dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Salieron del terreno todos aquellos actores secundarios y se suspendieron las actividades que podrían perturbar el duelo”.
–Desde que se produjo la amenaza de Donald Trump de una acción militar contra el Gobierno de Nicolás Maduro, las interpretaciones van en un sentido muy distinto al que usted dice. ¿En qué basa esa hipótesis?
– En las Ciencias Sociales las conjeturas lo son hasta que se corroboran. Ahorita hay un mar de interpretaciones que recorren el mismo trayecto de forma lineal, dicen más o menos lo mismo que siempre se ha dicho: “Estos gringos no aprenden y creen que Venezuela es un patio trasero…”, pero yo no puedo pensar, después de todo lo ocurrido, que la conducta de los norteamericanos sea la misma, que lo de Trump fue una bravuconada. Yo no creo que aquí se vaya a repetir lo de Panamá (contra Manuel Noriega en 1989), es poco probable, pero sí creo que después de las declaraciones de Donald Trump y lo que viene haciendo el Vicepresidente Mike Pence sería mucho más “potable” para Venezuela, y para América Latina, un golpe de Estado dado por militares venezolanos que una invasión directa de EEUU. No creo que ellos van a intervenir directamente, sino que le dan luz verde a un sector de la FANB para que actúe.
–¿De qué corriente serían esos militares que usted avizora en plan de golpe de Estado?
–Trump le está despejando el terreno a militares venezolanos de derecha. No sé si es el grupo de Diosdado Cabello, no lo descartaría. No sé si es una derecha pinochetista. El punto uno de la agenda de Mike Pence fue Venezuela, eso se vio en Colombia, Argentina, Chile y Panamá. Me sorprendió mucho la declaración de Michelle Bachelet después de la entrevista con el Vicepresidente de EEUU, porque ella dijo a quemarropa: “Nosotros no apoyaríamos un golpe de Estado”, ella fraseó otra cosa. Por eso, cuando comienzo a reconstruir los hechos, pienso que un sector militar necesitaba que le dieran ciertas garantías para avanzar, garantías de que la comunidad internacional, sobre todo sus vecinos, no los vayan a aislar. En ese sentido la labor de EEUU ha sido expedita.
–La oposición ya rechazó la amenaza militar de Trump.
–Hay un dato de la realidad y es que nosotros estamos colonizados por Cuba desde 1998. ¿Eso justifica una intervención? Ese no es el punto, el punto es que, por ejemplo, Henri Falcón habló de nacionalismo –de una manera ingenua o estúpida– en un país colonizado. Si se silenciaron frente a un proceso creciente de dominación, cómo van a objetar que otros países opinen sobre Venezuela. Han permitido que otros intervengan y dominen de manera brutal, pero la declaración de Falcón lo que hace es recrear un argumento de los años 60. El mundo es muy distinto ahora y la política está globalizada por completo, hay limitaciones, pero también hay una dinámica en las democracias occidentales que tienen todo el derecho de generar una narrativa para defender sus valores y opera un “cordón” sobre el sistema de DDHH. Ese es el abecé de la política contemporánea. Lo que me sorprende es que políticos de oposición y esa izquierda anclada en el pasado, piensen que estamos en otro mundo. No, estamos en el siglo XXI, pero muchos siguen en la primera mitad del siglo XX. Ese es el drama de Venezuela. La política en democracia no se trata de cerrar los ojos frente al que vulnera las reglas del juego, las democracias operan para defenderse frente a sujetos como Nicolás Maduro, frente a regímenes como Cuba, que son depredadores de la democracia y de los valores más básicos del ser humano.
–¿Hay dentro de la FANB un sector con la potencialidad para dar un golpe de Estado con éxito?
– Yo no tengo datos para decir que lo haya, sino que el mensaje de Trump solo tiene sentido si tiene un interlocutor que no es la sociedad civil, sino los militares. Yo sí creo que dentro de la FANB hay gente que repudia el colonialismo cubano, no lo dudo. No dudo que haya militares chavistas a los que les da escozor y asco estar sometidos por un grupo de militares cubanos. Eso es un asunto de dignidad. Para doblegarte frente a un país extranjero tienes que haber perdido todo sentido de propiedad, tu respeto a ti mismo. Me imagino que más allá del asunto político e ideológico, el nervio que le tocaron a la FANB es estrictamente de carácter moral. Por eso el mensaje de Trump lo conecto con ese nervio maltratado durante 18 años. Ese señor les está mandando un mensaje: “Les estoy dando luz verde, actúen, que los vamos a apoyar”. Apoyar no significa necesariamente que van a intervenir, sino que van a aceptar un gobierno de transición cívico-militar. ¿De militares cercanos a Diosdado Cabello? ¿Por qué no? Si Cabello les garantiza sacar a los cubanos y a todos estos grupos delictivos internacionales, políticos y de delincuencia clásica: narcotráfico, lavado de dinero, terrorista.
–¿Eso podría explicar porqué Diosdado Cabello y Vladimir Padrino todavía no están en la lista de sancionados del Departamento del Tesoro?
–La pelea con Cuba no es cualquier pelea, esa es una pelea muy difícil de dar y muy difícil de ganar. Si Diosdado Cabello es el que nos va a sacar de estos cubanos, bienvenido sea, e iremos a una junta cívico militar y luego veremos cómo nos arreglamos los venezolanos con los venezolanos.
–En un hipotético gobierno cívico-militar la MUD tendría un espacio?
–No creo que hubiera lugar para toda la MUD, habría lugar para pocos. De la lectura que he hecho de los acontecimientos de las últimas cuatro semanas, me da la impresión de que hay una conexión más sofisticada con el silencio que guarda Leopoldo López. No puede ser nada más porque le dijeron que tenía que callarse la boca, creo que el silencio de López está asociado al mensaje de Trump y a las posibilidades de que aquí haya un golpe militar. Los ejercicios interpretativos son para armar esa película. Yo no dudo de que quien va a estar en esa mesa es López, las declaraciones de EEUU sobre él fueron muy claras. No me extrañaría que hubiera un acuerdo tácito entre Leopoldo López y Diosdado Cabello, porque hubo unos acuerdos de lo que los venezolanos no estamos al tanto, pero los hechos arrojan datos concretos. Diosdado está gerenciando un proceso en el que uno no tiene muy claro cuál es su lugar y Leopoldo López está silenciado, como quien dice: “Yo no voy a perturbar más”. Eso no se compagina con su histórico de los últimos cuatro años, su silencio es incoherente. Eso coincide con dos hechos claves: 1) Se calló a la calle y 2) Al resto de la MUD la meten en el proceso electoral; pero los protagonistas de este otro proceso es la FANB, necesariamente, porque Maduro no tiene legitimidad política ni militar. La legitimidad militar está asociada a la constituyente, no a Maduro.
–¿Para usted Leopoldo López enfrió la calle a propósito?
–Había un actor que tenía encendida la calle, sale de la cárcel y días más tarde se fue apagando. Ese actor se convirtió en un mudo que le dijo a sus aliados: no perturbemos. “Este es un asunto de otro calibre, esto corre por otro carril”, es lo que yo entiendo que López dijo, y eso tiene su propia dinámica. Hay dos actores fundamentales: la FANB y Diosdado Cabello, por un lado; por el otro están Maduro y el grupo que trabaja alrededor de Cuba, aunque ahí flotan otros grupos. Hay datos ciertos de todos los movimientos del Medio Oriente, países árabes. Aquí hay data dura sobre la presencia de gente de Hezbollah en Venezuela.
–Fue lo que dijo Mike Pompeo, el director de la CIA, días atrás.
–Exactamente. Hay data dura de eso. Han dado pasaportes, ha habido nacionalizaciones de libios y sirios; el Vicepresidente Tareck El Aissami tiene vínculos claros, su padre fue dirigente del partido del presidente de Siria. Hay una data oficial y confirmable que indica que hay una cantidad de grupos que están muy metidos en la política del Medio Oriente y el terrorismo internacional. Entonces, Cuba es una cabeza de playa alrededor de la cual flotan una cantidad de grupos del Medio Oriente, además de todo lo que significan las FARC. Esa relación con el gobierno chavista se inició en 1998 de manera oficial, en términos institucionales y financieros. Está el caso de Rodrigo Granda, ya en 2004 estaba residenciado en Venezuela y eso está enlazado con el asalto al Fuerte Paramacay. Ese militar retirado en el año 2004 (el capitán Juan Caguaripano Scott) participó en el secuestro de Rodrigo Granda, en común acuerdo con la Inteligencia colombiana y con Álvaro Uribe. Cuando uno ata cabos, uno se da cuenta de que aquí hay cosas extrañas. Un señor que participó de ese proceso (el “secuestro” en Caracas de Granda en 2005), que se fue a EEUU y Colombia, es el que participa en este asalto a un fuerte militar. ¿Es un infiltrado solamente o son cosas asociadas con el silencio de Leopoldo López o esta declaración de Padrino López la noche del 30 de julio, cuando en un mensaje a la nación dijo: de aquí en adelante nosotros vamos a tomar decisiones, básicamente para calmar a la República. La declaración de Padrino López no fue de la un ministro de la Defensa, su mensaje era político, ¿y era para quién? Para los militares, claramente. El actor fundamental ahorita no es la MUD, ni siquiera es el PSUV, son los militares que están callados viendo cómo resuelven este asunto entre ellos y la única forma en que pueden es por la fuerza, porque los militares venezolanos son muy limitados en términos argumentativos.
–Supongamos que su hipótesis se cumple: hay un golpe que tiene éxito y tiene reconocimiento internacional. Eso sería una estabilización de Venezuela, pero no su democratización.
–En las Ciencias Sociales las hipótesis no son abiertas, se hace una predicción bajo ciertas condiciones, por eso creo que al tema Trump y al tema militar hay que ponerle fechas. Creo que aquí están dadas las condiciones que estoy observando: el silencio de Leopoldo López, cuyo juego uno no sabe cuál es, el apagón de la calle, el caramelo que se le da a la oposición para que se entretenga en la dinámica electoral y el PSUV saca del juego a una cantidad enorme de actores. Todo restringe el juego a los verdaderos protagonistas que son la FANB, ella contra ella misma. Están el sector chavista y el sector cubano chavista que está concentrado en Miraflores, con su grupo satélite, y el actor flotante que es Diosdado Cabello, que uno no sabe cómo ubicar. En ese cuadro hay una fecha fundamental: octubre, antes de las elecciones regionales. Aquí el asunto militar se va a resolver, o bien porque se silencian –ni siquiera se van a batir a tiros– y tendremos que asumir que ganó la pelea el poder cubano porque los militares están más infiltrados de lo que podíamos presumir; o antes de las elecciones regionales aquí hay un golpe de Estado.
–¿Y qué papel le quedaría entonces jugar a la mayoría de la oposición?
–Creo que la oposición se quedó sin el chivo y sin el mecate. Hablo de la oposición mayoritaria, la que se desbocó por ir a un proceso electoral. Entre un voto genuflexo y la guerra irracional que se declaró en abril hay un abanico de acciones que la oposición, incluso hoy día, pudo haber activado antes de desbocarse frente a unas elecciones que dice que va a ganar, ¡pero cómo las va a ganar si la calle la enfrió Leopoldo López! Yo contrasto la posición de López contra su propia conducta, eso tiene una implicación política muy definida que es mantener la calle en silencio. Los partidos de la MUD están en una fiesta, pero al lado se está montando otra fiesta por el poder a la que no están siendo invitados. Ellos fueron invitados a una fiesta de simulacro, que son las regionales.
–Insisto: ¿Qué pasaría con la posibilidad de democratización para el país si un golpe de Estado con esas características tuviera éxito?
–Habría un Gobierno de transición con Diosdado Cabello al frente. Aquí se trata de escoger entre el modelo cubano o el chino, y lo más importante va a ser lo que diga América Latina. Donald Trump mandó a Mike Pence a visitar los países que pueden tener incidencia aquí en un escenario luego del golpe de Estado. Si América Latina cierra filas para sacar a Cuba de Venezuela, no me extrañaría que acompañaran una transición con Diosdado Cabello al frente. Creo que Cabello pasaría una factura alta de cuánto tiempo le tocaría en el poder, supongo que no pediría menos de 20 años. Venezuela tendría una democracia precaria, la gente tendría una canasta de beneficios, estabilidad económica al estilo del gobierno de Pinochet, donde el poder lo tendría la oposición chavista y la MUD quedaría reducida al papel que tuvieron URD y el MEP en el período antes de Chávez: unos partidos simbólicos. Ahora, si se impone el modelo cubano con Maduro, las comunas tendrán carácter constitucional, vendrán elecciones de segundo grado, el voto secreto y universal se elimina. Hoy estamos en un Estado autoritario que no teníamos en abril y que se impuso con un golpe silencioso. Si se imponen los cubanos, las pocas ventanas que le van a quedar a los venezolanos, como en Cuba, serán las drogas, el alcohol y la prostitución. Al menos en China hay algunas libertades económicas y algunas ventanas de derechos civiles.