Aquí falta, señores, una voz…
En un artículo publicado recientemente en Cubadebate y otros medios oficiales, el periodista Ricardo Ronquillo acusa de embustera a la organización internacional Reporteros sin Fronteras, que se dedica a defender la libertad de prensa y los periodistas presos (o asesinados) en cualquier parte del planeta.
Ronquillo escribe bien, sin faltas de ortografía, aunque siguiendo las pautas del estilo totalitario, incluyendo los ataques personales y acusaciones de diversa índole, sin presentar en la mayoría de los casos ninguna prueba. El periodista explica que la Constitución cubana (de 2019) «reconoce la libertad de pensamiento y de conciencia» (artículo 54), junto a la libertad de prensa, pero no menciona que todos los derechos enumerados en la Constitución están condicionados a la aceptación obligatoria de los postulados del único partido político permitido, el Partido Comunista de Cuba, y de la irreversibilidad incuestionable y vitalicia del sistema socialista, según el artículo 4.
El artículo 9 reza: «Cumplir estrictamente la legalidad socialista es una obligación de todos». Y el artículo 45 indica que el ejercicio de los derechos de las personas «solo está limitado por los derechos de los demás, la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, a la Constitución y a las leyes». Está implícita la palabra «socialista» en todo: la seguridad socialista, el orden público socialista, la Constitución socialista, las leyes socialistas.
Es lamentable que los periodistas oficiales conozcan tan poco de la historia de Cuba y de la revolución. Porque, como decía uno de mis maestros en el Instituto #1 de La Habana, a unas cuadras de la estatua de José Martí en el Parque Central, «aquí falta, señores, una voz.»
Creo que Cubadebate estará de acuerdo conmigo en que es imposible analizar la Cuba contemporánea sin tener en cuenta el pensamiento del Comandante Fidel Castro. Permítanme citar a Fidel.
En una carta fechada el 14 de febrero de 1959, dirigida al periodista norteamericano Jules Dubois, Castro le dijo que «el deber de todo periodista es reportar lo que pasa, ya que solo con libertad de prensa puede haber libertad política»
En una carta fechada el 14 de febrero de 1959, dirigida al periodista norteamericano Jules Dubois, Castro le dijo que «el deber de todo periodista es reportar lo que pasa, ya que solo con libertad de prensa puede haber libertad política».
El 2 de abril del mismo año, en el programa Ante la Prensa de CMQ-TV, antes de que el régimen confiscara todos los medios de prensa, el Líder Máximo aseguró: «No perseguimos a nadie. Si perseguimos a un periódico y lo clausuramos… ah, cuando se empieza a clausurar un periódico, no se podrá sentir seguro ningún diario, cuando se empiece a perseguir a un hombre por sus ideas políticas, no se podrá sentir seguro nadie; cuando se empiecen a hacer restricciones, no se podrá sentir seguro ningún derecho».
En el mismo programa que miles de cubanos miraban con aprobación, dijo también: «La democracia es derecho para unos y para otros, que se discutan todas las teorías, todas las prédicas que se escriban, porque el hombre es razón y no fuerza, el hombre es inteligencia y no imposición, y no capricho… que se hable, que se discuta, que nosotros estamos buscando esa libertad donde todas las ideas se discutan, en que todos tengamos derecho a pensar, libertad para escribir, para reunirse, para todos los actos lícitos y legales…Y aunque sea en una esquina y donde lo oigan veinte personas, si quiere sacar en mimeógrafo una tesis política, que la imprima y la reparta en la Universidad, sin que se lo lleven a la estación de policía».
Aquel día, Fidel tenía la razón.
Apenas unos meses más tarde, Castro dejó a un lado aquellas ideas inspiradas en el pensamiento martiano. El 30 de junio de 1961, en la reunión con los intelectuales en la Biblioteca Nacional, sentado detrás de una mesa donde había puesto su pistola, anunció: «Creo que esto es bien claro. ¿Cuales son los derechos de los escritores y de los artistas revolucionarios o no revolucionarios? Dentro de la Revolución todo; contra la Revolución, ningún derecho».
Después su retórica se tornaría claramente estalinista. En la revista Playboy de junio de 1967 dijo: «No, un contrarrevolucionario no puede escribir en nuestros periódicos, contra nuestro sistema no se puede escribir.» Años después, en septiembre de 1997 en News añadió: «…el periodista es un militante de la Revolución, la prensa es un instrumento de la Revolución y el deber primero del periodista es apoyar y defender la Revolución».
Años después, en septiembre de 1997 en ‘News’ Fidel Castro dijo: «…el periodista es un militante de la Revolución, la prensa es un instrumento de la Revolución y el deber primero del periodista es apoyar y defender la Revolución»
A pesar de lo que insistan en repetir Cubadebate y Juventud Rebelde, lo cierto es que las críticas de Reporteros sin Fronteras en su defensa de la libertad de prensa no se limitan a los Gobiernos hostiles a Estados Unidos. Así lo demuestran sus informes sobre Arabia Saudita, aliado principal de Washington, sobre Vietnam, China y Turquía. Y desde 2018, RSF ha criticado fuertemente varias declaraciones del presidente Donald Trump cuestionando la cobertura de su Administración por varios periódicos norteamericanos muy importantes.
En su último informe, RSF incluye a Cuba entre los diez países con menos libertad de prensa en el mundo, y señala a tres países de nuestro continente como los peores violadores de la libertad de prensa: Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Hoy, con la severa implementación del Decreto Ley 370, se ha recrudecido el acoso, maltrato, detenciones, y confiscación de medios de trabajo contra los periodistas independientes de Cuba. La SIP, la OEA, Reporteros sin Frontera, el CDJ, Naciones Unidas y cuanta organización existe en el mundo en pro de la protección de una prensa libre han condenado a Cuba por esas violaciones. La continuidad de la que habla el presidente Miguel Díaz-Canel no es otra cosa que la continuidad de esas violaciones de derechos humanos que comenzaron hace 60 años. Los oficialistas de Cuba ya no pueden tapar el sol con un dedo: el mundo entero los condena.
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Frank Calzón es cubano, politólogo de profesión y activista de derechos humanos.