Arcadi Espada: Dolores fuertes de barriga
Ni siquiera la extrema aridez del proceso de escritura legitima algunas diversiones literarias. Uno no debe echarse unas risas sobre los atributos físicos de nadie, salvo los de uno mismo, y tampoco debe juguetear con el nombre o apellidos de nadie, ni siquiera con los de uno mismo. Son recursos que están al alcance de cualquiera y, por tanto, de los que nadie debe hacer uso. Cada vez que me vence la tentación y me entrego a esa forma abyecta de sarcasmo, pido públicamente que dios me perdone, consciente de que agravo mi ya insostenible posición ética al demostrar que conozco el pecado, dándome a él e implorando perdón, todo en la misma frase.
El lector inteligente habrá deducido que voy a referirme a ese ‘Mariano Rajao’, la zafia propaganda que acaba de poner en marcha Ciudadanos para denunciar determinadas insuficiencias éticas y políticas que aprecia en el presidente. Como exige el mecanismo retórico, la propaganda incluye un desagradable argumento ‘ad hominem’ contra la política del Partido Popular. Y sobre todo, inútil. De una manera absurda C’s, y también el PSOE, han intentado que la renuncia de Rajoy fuera la llave de una nueva mayoría parlamentaria. Pero no han conseguido su objetivo: Rajoy volverá a ser el candidato y es ciertamente probable que obtenga más votos que cada uno de ellos.
Si eso sucede, y si como algunas encuestas indican, Pp y C’s suman una posible mayoría, el problema de C’s será llamar a la sede del Pp y preguntar por el señor ‘Rajao’. Es verdad que el presidente se pone siempre, incluidos Puigdemont y aquel pez piloto de la radio, y que alguna vez Rajoy ha llamado a Rivera de nombre Alfonso o Alejandro, ya no recuerdo. Pero, aun con todo, la raja de confianza será considerable.
Si realmente C’s no está para bromas, tiene una oportunidad única en la campaña que parece avecinarse: presentarse ante los ciudadanos diciendo que jamás facilitarán, ni por activa ni por pasiva, un acuerdo de gobierno con el señor ‘Rajao’, por lo que su nombre indica. A ver si se atreven. Al hacerlo, además, predicarán con el ejemplo y quizá sitúen a los socialistas en la obligación moral de explicar que sigue vigente, para esa campaña y para el resultado que depare, la resolución del comité federal que prohibía pactar con el Pp. Los ciudadanos necesitan imperiosamente esas aclaraciones, porque las elecciones deben dirimirse entre los gobernables y los ingobernables.