Argentina posterga el pago de una deuda en pesos la víspera de la llegada de la misión del FMI
El Gobierno de Alberto Fernández aplaza hasta septiembre la amortización de un bono emitido en 2018 por Mauricio Macri
Argentina ha decidido postergar hasta el 30 de septiembre la amortización de 96.000 millones de pesos (1.600 millones de dólares aproximadamente, unos 1.440 millones de euros) de capital del bono AF20, una letra dual emitida en pesos pero atada a la cotización de la divisa en el mercado local. La decisión, unilateral, ha sido la respuesta del Gobierno de Alberto Fernández al fracaso de un canje propuesto la semana pasada y un intento fallido de obtener dinero fresco con una nueva emisión de bonos que el lunes terminó desierta.
Por tratarse de una letra en moneda nacional y bajo legislación argentina, no se la considera deuda externa y, por lo tanto, no implica un default. Pero la decisión de postergar el pago por falta de fondos tendrá efectos sobre la renegociación que el Ejecutivo peronista tiene pendiente ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los acreedores privados. Este miércoles llega a Buenos Aires una misión del Fondo, dispuesta a analizar con la Casa Rosada la viabilidad de un nuevo plan de pagos.
El AF20, conocido por sus iniciales como «bono Alberto Fernández» en la jerga de los mercados, se convirtió en un dolor de cabeza para el nuevo ministro de Economía, Martín Guzmán. El 3 de febrero, Guzmán ofreció un canje del bono con una quita de entre el 19% y el 40% del valor del título, pero solo logró la adhesión del 10% de los tenedores. Volvió a la carga el viernes, con una quita del 12%, pero se vio obligado a declarar desierta la operación. El lunes, Guzmán intentó emitir nueva deuda en pesos para conseguir los fondos necesarios para la amortización del AF20 y no tuvo éxito. Ante la opción de emitir moneda, y la amenaza de una nueva depreciación del peso, o el camino duro del “reperfilamiento”, optó por el camino duro.
El Gobierno justificó su decisión con un comunicado de alto contenido político y críticas a los poseedores del bono que no aceptaron el canje ofrecido por la Casa Rosada. «El canje buscó cambiar el perfil de este bono insostenible por otro que fuese sostenible”, afirma el texto, que fue colgado en la web del Ministerio de Economía.
“Hubo cooperación de tenedores locales, pero no hubo cooperación por parte de un grupo de fondos extranjeros que poseen la mayor tenencia del instrumento. Lo que expresaron tales fondos es que para ellos este instrumento es un bono en dólares, y que solo estarían dispuestos a recibir otro similar atado al dólar a un plazo muy corto, lo que este Gobierno considera incompatible con la estrategia integral de restauración de la sostenibilidad de la deuda”, explicaron las autoridades argentinas. «Este Gobierno no va a aceptar que la sociedad argentina quede rehén de los mercados financieros internacionales, ni va a favorecer la especulación por sobre el bienestar de la gente”, sostuvo el comunicado.
El 10% que aceptó el canje cobraran en tiempo y forma. «Los tenedores que decidieron no cooperar les tocará esperar», dijo Economía. Quedaron fuera del “reperfilamiento” las «personas humanas» con tenencias inferiores a un valor nominal de 20.000 dólares al 20 de diciembre de 2019. De esta forma, el Gobierno intenta castigar a los fondos de inversión que compraron el AF20 después de aquella fecha, cuando el valor del título estaba por el piso.
El Gobierno de Fernández recordó que el AF20 se emitió en julio de 2018 por el Gobierno de Mauricio Macri, “en el contexto de lo que ya era una profunda crisis económica, cambiaría y de deuda, atando potencialmente los pagos del bono a la evolución del dólar”. Desde entonces, el dólar pasó de 20 a 60 pesos por unidad (80 pesos en el mercado informal) y volvió insostenible mantener la paridad ofrecida en la emisión. Conocida la decisión del “reperfilamiento” unilateral, los bonos en dólares bajaron 5% en promedio, la Bolsa de Buenos Aires se desplomó un 3,3% y las acciones argentinas en Wall Street cayeron 4,5 puntos en pocos minutos.
La lectura del mercado fue que la estrategia argentina será la de negociar con los acreedores con la mayor dureza posible. La semana pasada, la provincia de Buenos Aires canceló sobre la hora un bono de 250 millones de dólares que la había puesto al borde del default. Cedió así a la presión del mercado, y se esperaba que el Gobierno nacional siguiese esa misma línea. Pero no ha sido así. Nación no corrió riesgo de cesación de pagos, es cierto, pero marcó el tono de las conversaciones que mantendrá con el FMI y el resto de los dueños de la deuda argentina.
El miércoles llegará a Buenos Aires una misión del Fondo que durante una semana intentará descifrar la estrategia oficial. Al mismo tiempo, Guzmán asistirá al Congreso para explicar a los diputados el estado de situación de la deuda externa, considerada “impagable”. En la calle habrá manifestaciones de agrupaciones piqueteras afines al Gobierno, que repudiarán a los delegados del FMI. Guzmán puso como límite de las negociaciones con los acreedores la segunda semana de marzo, cuando espera que esté lista la oferta y se sepa el nivel de adhesión alcanzado. El camino argentino hacia el día D recién comienza.