Aveledo: Derechos humanos
Amplio, prolijo es el Título IV de nuestra Constitución, De los Derechos Humanos y Garantías y de los Deberes. Motivo de orgullo e invitación a la ciudadanía que por comprometida y responsable sea activa.
El Centro Nacional de Derechos Civiles y Humanos en Atlanta, Georgia, museo e institución cultural cuya hermosa sede tuve ocasión de conocer en un breve paso por la ciudad en visita familiar, se define a partir de la creencia “en el poder de la gente para tomarnos de manera personal los derechos de todo ser humano”. Es un “campus cultural” que ofrece experiencias y programas educativos. En los Estados Unidos, la lucha por los derechos civiles no concluyó con la Bill of Rights o Carta de Derechos, aprobada en 1791 con las primeras diez enmiendas a una constitución que sólo tenía parte orgánica. Podríamos decir que empezó y que no ha terminado. Y es natural, porque esa tarea cívica siempre planteará nuevos desafíos. Allá, aquí, en todas partes.
Historia del movimiento por los derechos civiles en la nación norteamericana, información acerca de las luchas que en diversos países y por diversas causas, se libran a favor de la igualdad y la justicia y una exhibición apasionante de papeles originales, así como artefactos usados por Martin Luther King Jr. quien es desde mi juventud, uno de mis héroes preferidos, por su inteligencia esclarecida, su gran cultura y sobre todo, por su testimonio de vida en la lucha cívica, pacífica, por una sociedad de convivencia libre, justa y solidaria entre los diferentes; lucha tenaz y a contracorriente de la incomprensión y la violencia.
Allí pude leer con emoción los manuscritos originales del Doctor King, borradores de memorables discursos que siguen teniendo, brillante retórica aparte, útil contenido doctrinario para quienes creemos de cerebro y de corazón, en una democracia para todos.
En el Centro, además, se distingue la presencia de otro prócer del movimiento pro-derechos civiles, John Lewis, congresista fallecido en 2020 a los ochenta años. Nacido en Alabama, con diecisiete períodos, treinta y cuatro años, en la Cámara de Representantes en representación de Georgia, involucrado en la lucha no violenta desde sus días estudiantiles.
Horas conmovedoras e inspiradoras para cualquiera, principalmente si es venezolano. Nuestro amplio, prolijo Título IV de la Constitución, De los Derechos Humanos y Garantías y de los Deberes, sigue allí, convocándonos a llevarlo del papel a la vida.