Aveledo: Lo bueno, lo interesante y lo exigente de la Primaria del 22-O
Colas para votar en las elecciones primarias de la oposición de Venezuela, en Caracas, el 22 de octubre. EFE/RAYNER PEÑA R.
“No te remontes tan alto,
prenda de tanto valor
que al árbol que más se eleva
le tumba el viento la flor”
La reacción del poder ante la Primaria del domingo 22 tan agresiva como poco imaginativa, es reveladora de que no se lo esperaban y que encerrados en su planeta de privilegios tras veinticinco años mandando a sus anchas, le creen más a su propaganda que a las encuestas e incluso a los informes de sus salas situacionales. Es lo que tiene un poder tan grande y tan prolongado, envanece.
La judicialización de la política mediante una justicia muy politizada, como han dicho los informes de Derechos Humanos de la ONU, es una peligrosa derivación de la arrogancia del poder. En este caso, pretende convertir en delito la decisión popular y el compromiso del liderazgo político opositor de resolver las cosas a través del medio más constitucional y democrático posible que es el voto.
La Primaria, a la cual se le atravesaron obstáculos múltiples, mientras se aseguraba que no se realizaría o que sería un “evento desastroso”. Y se realizó con tan grande y evidente éxito que encontró descolocados a los estrategas del continuismo “como sea”, al punto de poner en entredicho el acuerdo que hace días firmaron en Barbados y el país vio como una ventana hacia la normalidad democrática.
La copla del epígrafe le gustaba a un difunto y admirado amigo muy aficionado a esas expresiones del ingenio popular, previene contra el envanecimiento que nos tienta con subestimar la realidad con sus desafíos y riesgos. Que el grupo actualmente en el poder la asimile, la metabolice, le hará bien personal y políticamente. También al país entero. También deben hacerlo los líderes responsables de presentar una alternativa de cambio democrático, a la cabeza de ellos la candidata aclamada en la votación del domingo 22. Conducir es más que surfear.
Lo mejor de la Primaria es la participación. Qué gentío de todos los sectores sociales, en todas las regiones, muchos de los cuales en anteriores elecciones votaron por este gobierno. Se realizó en orden y en paz superando contratiempos y dificultades, provocadas unas, sobrevenidas otras. Creo, por supuesto, en los números de la Comisión Nacional, porque sé de su honorabilidad y rigor profesional, pero principalmente porque sé que no van a arriesgar la altísima credibilidad alcanzada, cambiando unas cifras. Habría que ser muy bruto y ellos no lo son. Los conozco.
Lo interesante es la motivación, el entusiasmo de la gente que expresa sin duda lo que ya ha sido dicho: el abrumador anhelo de cambio que los venezolanos sentimos. En este país, siempre más de quién que de qué, ese deseo se canalizó desbordado hacia María Corina Machado, por quien no voté en la Primaria, pero que ahora es mi candidata a la Presidencia de la República en la elección de 2024. Todos los líderes y aspirantes a serlo tienen una responsabilidad de aquí en adelante. Ella, como es lógico, la principal. Como ella lo ha pedido, que Dios la ilumine. No nos encerremos nosotros en el éxito alcanzado. Eso es lo exigente de la Primaria, porque la gente no merece ser decepcionada. Y la peor decepción sería perder la oportunidad constitucional del año que viene.
Queda un buen rato de aquí al segundo semestre de 2024. Pueden pasar y pasarán muchas cosas. A diferencia de la física, en política la recta no es la distancia más corta entre dos puntos.
Sin perder de vista el objetivo que es el que traza nuestra rectitud, hay que moverse en el terreno de lo posible, sea porque lo es o porque puede serlo. Hacer posible lo que es necesario, insisto tercamente porque terca es la realidad. Administrar serenamente la fuerza adquirida. Cuidar las palabras, los silencios, los gestos y los actos. Porque el cuadro político, institucional, económico y social, nacional e internacional, es muy, muy exigente.