Un aluvión de avisos de publicidad contra Trump amenaza con debilitarlo
Un mitin de Donald Trump en Albany, Nueva York, el pasado lunes. Trump ha hecho muy poco para contrarrestar los avisos de sus rivales.
Más de la mitad del gasto récord en publicidad negativa durante las primarias de 2016 ha sido dirigido contra un solo pre-candidato, Donald Trump. Es un aluvión que amenaza con minar su candidatura a pesar de que él continúa su marcha hacia la nominación republicana.
De los más de $132 millones gastados en avisos negativos por parte de los pre-candidatos y los grupos que los apoyan, casi $70 millones se han destinado a atacar a Trump, según un análisis del New York Times de los datos proporcionados por la firma Kantar Media/CMAG. El que se centrara en un único pre-candidato es especialmente sorprendente dado el tamaño inicial, excepcional, de aspirantes en el campo republicano.
Además de los oponentes del señor Trump, tres “super PACs” (Political Action Committees», o Comités de Acción Política; grupos cuyos miembros destinan fondos a las diversas campañas electorales, pero independientemente de los gastos de cada candidato o partido) republicanos han asumido como objetivo principal su derrota. El “Club para el Crecimiento”, “Nuestros Principios” y el “Fondo para el Futuro de América”, todos ellos no alineados con un candidato en particular, han gastado más de $23,5 millones en anuncios negativos en su contra.
El pasado lunes 11 de abril, Hillary Clinton cruzó las líneas para añadirse a la embestida, con una publicidad que pone de relieve los comentarios que Trump ha hecho sobre la inmigración y el aborto, además de sostener que él está tratando de provocar el creciente antagonismo entre los ciudadanos.
«Lo que es inusual y sin precedentes es la variedad de anunciantes que están públicamente atacando a Trump», dijo Elizabeth Wilner, vicepresidente senior de Kantar Media / CMAG. «Pueden verse enemigos que lo atacan pensando en las elecciones generales, también en las elecciones primarias, e incluso grupos específicos cuya meta fundamental es asegurarse de que él no sea el candidato».
La cantidad gastada en anuncios negativos que son al menos en parte críticos de Trump es un ejemplo más de la manera única en la que el empresario ha dominado hasta el momento la campaña de las primarias republicanas. En gran parte debido al alto grado de reconocimiento de su nombre y a que posee una marca establecida, el millonario ha podido resistir la mayoría de los ataques, logrando ventaja en el número de delegados y buenos resultados en las encuestas en estados que votaron temprano. En Nueva York, que lleva a cabo su primaria el martes 19 de abril, él cuenta con el apoyo de más del 50 por ciento de los posibles votantes republicanos.
Sin embargo, pese a algunas afirmaciones de que la publicidad ha perdido fuerza, existe una creciente evidencia de que los anuncios negativos siguen funcionando -y que están empezando a pasar factura a Trump-.
Ken Goldstein, profesor de ciencias políticas en la Universidad de San Francisco, que rastrea y evalúa la propaganda electoral, señaló a Wisconsin como un lugar donde los anuncios negativos, unidos a un mensaje claro y preciso y a un electorado pequeño y persuadible, produjeron efectos.
«Los anuncios negativos no son una bala de plata«, afirma Goldstein. «Lo que los anuncios negativos, en particular, logran es permitir que se presenten o amplifiquen mensajes, que ya están disponibles, a personas influenciables.»
En la primaria de Florida, por el contrario, un estado grande con varios mercados mediáticos, Trump se enfrentó a una cantidad significativa de publicidad negativa por parte de varios grupos, pero el mensaje, muy disperso, no llegó a afianzarse y él obtuvo la victoria.
Más allá de la batalla de las primarias, el aumento de la publicidad negativa podría empezar a dañar las perspectivas de Trump en las elecciones generales.
Todo comenzó formalmente en diciembre, cuando “Right to Rise”, un grupo que apoyaba a Jeb Bush, gastó $2.1 millones de dólares en un anuncio que retrataba a Trump como una «persona agresiva.» En ese momento, Trump tenía altos índices de rechazo en comparación con otros pre-candidatos: el 57 por ciento de todos los estadounidenses tenían una opinión negativa, según una encuesta de CNN / ORC realizada en dicho mes.
Pero a medida que los anuncios comenzaron a aumentar en frecuencia y el tono se volvió más negativo, su calificación negativa a nivel nacional comenzó a subir sin cesar. Una encuesta de CNN / ORC del mes pasado encontró que subió 10 puntos más que en diciembre, el 67 por ciento: 11 puntos más que cualquier otro candidato todavía en carrera, republicano o demócrata.
Mike Murphy, jefe de estrategia de “Right to Rise”, dijo que los anuncios han evitado que Trump obtenga más apoyos en las primarias republicanas.
«Creo que los anuncios negativos están teniendo un efecto inhibitorio en la capacidad de Trump para hacer crecer su cuota natural de conversos», dijo Murphy. Sin embargo, agregó, la propia incontinencia verbal de Trump juega un papel.
«Él crea un ambiente en el el cual los anuncios negativos son un poco más fértiles«, destacó Murphy, agregando que los anuncios estaban teniendo un impacto mayor ahora que ha disminuido el número de pre-candidatos en las primarias.
Larry McCarthy, un estratega republicano que trabajó con Murphy y ahora produce anuncios para el PAC “Nuestros Principios”, destacó que su grupo había descubierto, a través de encuestas y de focus groups, que el mejor camino a seguir para atacar a Trump era utilizar el propio estilo verbal altisonante y grandilocuente del multimillonario.
«Las campañas utilizan anuncios negativos porque funcionan», destaca Ryan Williams, estratega republicano y crítico ferviente del Trump. «Y Donald Trump ha proporcionado a sus oponentes toda una mina de oro de información negativa para utilizar en anuncios dirigidos contra su candidatura.»
Como si no fueran suficientes los riesgos que corre Trump, éste ha invertido pocos recursos propios para contrarrestar los ataques. Ha gastado poco más de $16 millones en anuncios de televisión, y en primarias recientes él no salió al aire, o lo hizo tarde. Una portavoz de Trump, Hope Hicks, no respondió un correo electrónico solicitando comentarios.
El ya mencionado Ryan Williams, quien trabajara en la campaña presidencial de Mitt Romney en 2012, recordó que grupos aliados al presidente Obama transmitieron anuncios devastadores que destrozaron la personalidad de Romney. Ello iba emparejado con los propios anuncios de la campaña de Obama, que salieron al aire a finales de la primavera y se mantuvieron durante todo el proceso electoral.
Romney, que todavía estaba enzarzado en su propia campaña de primarias, no comenzó a transmitir anuncios a fondo hasta el otoño. Para entonces, él estaba bien definido ante la opinión pública.
«Los Super PAC del Presidente Obama publicaron un anuncio que básicamente acusaba a Mitt Romney de haber sido responsable de que una mujer hubiera desarrollado un cáncer«, recordaba Williams. «Los anuncios eran exagerados, ofensivos y ampliamente criticados tanto por los medios de comunicación como por los verificadores de datos. Pero, por desgracia, con varios millones de dólares detrás de ellos, fueron eficaces en dañar su imagen «.
La fuerza duradera de los anuncios negativos ha ayudado a los pre-candidatos republicanos a delimitar a oponentes distintos a Trump. En diciembre y enero, un super PAC que apoyaba al senador Marco Rubio, de Florida, escogió como objetivo al gobernador Chris Christie de Nueva Jersey, quien estaba logrando avances en la primaria de New Hampshire. Los anuncios, que pintaron a Christie como corrupto y demasiado cercano a Obama, produjeron el efecto esperado, y Christie terminó en sexto lugar en ese estado, produciéndose inmediatamente el retiro de su pre-candidatura.
“Right to Rise” también ha utilizado su presupuesto de publicidad para reforzar las percepciones negativas sobre Rubio, que unidas a una pobre presentación en algunos debates, tuvieron clara influencia en el retiro del joven senador por Florida.
Sin embargo, en esos casos, los objetivos eran más fáciles: Ni Rubio ni Christie eran particularmente bien conocidos por los votantes, por lo que la nueva información ayudó a moldear la percepción que de ellos se formaron los electores. Trump, en cambio, es una marca establecida para muchas personas, lo que significa que dañar su reputación requiere un esfuerzo más concentrado.
Con ese fin, “Priority USA” -un súper PAC que apoya a la señora Clinton y que también apoyó a Obama en 2012-, ha comenzado a reservar espacios de publicidad en televisión por un valor de $70 millones, en el periodo que va desde la convención demócrata, a finales de julio, hasta el día de la elección; tiempo en el aire que casi seguro estará dedicado a devastar a Trump si él es el candidato.
Steve Murphy, un veterano publicista del partido Demócrata, ha destacado que Trump debería ver las primarias como un simple aperitivo de lo que está por venir.
«Pregúntenle a Donald Trump si piensa que los anuncios negativos en Wisconsin le hicieron daño». «Entonces díganle que los demócratas tienen más de 500 millones de dólares listos para ir con todo en las elecciones generales.»
Traducción: Marcos Villasmil
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NOTA ORIGINAL:
Barrage of Attack Ads Threatens to Undermine Donald Trump
Nick Colasaniti / Maggie Haberman – New York Times
A rally for Donald J. Trump in Albany on Monday. He has done little to counter opponents’ ads.
More than half of the record spending on negative advertising during the 2016 presidential primary has been directed at a single candidate, Donald J. Trump, a barrage that threatens to undermine his candidacy even as he continues to march toward the Republican nomination.
Of the more than $132 million spent on negative ads by candidates and the groups supporting them, nearly $70 million has gone to commercials assailing Mr. Trump, according to a New York Times analysis of data provided by Kantar Media/CMAG. The sharp focus on a single candidate is especially surprising given the exceptional size of the initial Republican field.
In addition to Mr. Trump’s opponents, three Republican “super PACs” have made it their main focus to take him down. The Club for Growth, Our Principles PAC and the American Future Fund, all unaligned with any particular candidate, have spent more than $23.5 million on negative ads against him.
On Monday, Hillary Clinton crossed primary lines to add to the onslaught, releasing a commercial that highlights comments Mr. Trump has made about immigration and abortion and argues that he is trying to get Americans to turn against one another.
“What is unusual and unprecedented is the array of advertisers who are out there flogging Trump on the air,” said Elizabeth Wilner, a senior vice president at Kantar Media/CMAG. “You have general election foes attacking him, you have his primary foes attacking him, and you have specific groups whose whole focus in life is just to make sure that he’s not the nominee.”
The amount of spending on negative and contrast ads, which are partly critical, against Mr. Trump is yet another example of the unique way in which he has dominated the Republican primary campaign so far. Largely because of his high name recognition and established brand, he has mostly withstood the attacks, building on his delegate lead and polling well in states that vote soon. In New York, which holds its primary next week, hehas the support of more than 50 percent of likely Republican voters.
But despite claims that campaign advertising has lost its potency, there is growing evidence that negative ads still work — and that they are beginning to take their toll on Mr. Trump.
Ken Goldstein, a professor of politics at the University of San Francisco who tracks campaign advertising, pointed to Wisconsin as a place where the ads, paired with a focused message, a smaller field and a persuadable electorate, had an effect.
“Negative ads are never a silver bullet,” Mr. Goldstein said. “What negative ads in particular do is allow people to introduce or amplify messages that are out there with movable people.”
In Florida, by contrast, a large state with several media markets, Mr. Trump faced a significant amount of negative advertising from various groups, but the scattershot message failed to take hold, and he cruised to victory.
Beyond the primary battle, the surge of negative advertising could start to harm Mr. Trump’s general election prospects.
It started in earnest in December, when Right to Rise, a group supporting Jeb Bush, spent $2.1 million on an ad portraying Mr. Trump as a “bully.” At the time, Mr. Trump had relatively high unfavorable ratings compared with the other candidates: 57 percent among all Americans, according to a CNN/ORC poll from that month.
But as the ads began to increase in frequency and the tone turned more negative, his national unfavorable rating began to climb unabated. ACNN/ORC poll last month found that it was up 10 points from December, to 67 percent: 11 points higher than any other candidate still in the race, Republican or Democrat.
Mike Murphy, who was the chief strategist for Right to Rise, said the ads had kept Mr. Trump from consolidating more support in the Republican primary.
“I think the negative ads are having a chilling effect on his ability to grow his natural share with converts,” Mr. Murphy said. However, he added, Mr. Trump’s own mouth plays a role.
“He creates an environment where negative ads are a little more fertile,” Mr. Murphy said, adding that the ads were having more impact now that fewer candidates are in the primary race.
Larry McCarthy, a Republican strategist who worked with Mr. Murphy and now produces ads for Our Principles PAC, said his group had found, through polling and focus groups, that the best way to go after Mr. Trump was to use the bombastic billionaire’s own words against him.
“Campaigns use negative ads because they work,” said Ryan Williams, a Republican strategist and vocal critic of Mr. Trump. “And Donald Trump has provided his opponents with a bonanza of negative information to use in ads targeting his candidacy.”
Compounding the risks for Mr. Trump is that he has done little to counteract the effort with his own spending. He has spent just over $16 million on television ads, and in later contests, he went on the air late or not at all. A spokeswoman for Mr. Trump, Hope Hicks, did not respond to an email requesting comment.
Mr. Williams, who worked on Mitt Romney’s 2012 presidential campaign, recalled how allies of President Obama aired a devastating ad that eviscerated Mr. Romney’s character. It was paired with the Obama campaign’s own ads, which began running in the late spring and stayed on the air through the election.
Mr. Romney, who was still duking it out in his own primary campaign, did not start airing ads in earnest until the fall. By then, he was well defined in the public’s eye.
“President Obama’s super PAC ran an ad that basically accused Mitt Romney of giving a woman cancer,” Mr. Williams said. “The ads were outrageous, offensive and widely panned by the media and fact checkers. But unfortunately, with several million dollars behind them, they were effective in damaging his image.”
The enduring potency of negative ads has helped the Republican candidates define opponents other than Mr. Trump. In December and January, a super PAC supporting Senator Marco Rubio of Florida took aim at Gov. Chris Christie of New Jersey as Mr. Christie was making a late push in New Hampshire. The ads, which painted Mr. Christie as corrupt and too close to Mr. Obama, took a toll, and Mr. Christie, who wound up finishing sixth in New Hampshire, was forced from the race.
Right to Rise also used its advertising budget to reinforce negative perceptions about Mr. Rubio, which, coupled with a poor debate performance, halted his early rise.
But in those cases, the targets were easier: Neither Mr. Rubio nor Mr. Christie was particularly well known at a granular level among voters, so new information helped shape voters’ perceptions. Mr. Trump is an established brand for many people, which means that damaging his reputation is likely to require a more concentrated effort.
To that end, Priorities USA — the super PAC supporting Mrs. Clinton, which also backed Mr. Obama in 2012 — has begun reserving $70 million in television ad time from the Democratic convention in late July through Election Day, air time that is almost certain to be dedicated to ravaging Mr. Trump if he is the nominee.
Steve Murphy, a veteran Democratic ad maker, said that Mr. Trump should view the primaries as a mere taste of what is to come.
“Ask Donald Trump if he thinks negative ads hurt him in Wisconsin,” Mr. Murphy said. “Then tell him the Democrats have another half a billion dollars’ worth ready to go in the general.”