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Beatriz Pineda Sansone: Encuentro imaginario de tres grandes hombres

Leonardo da Vinci - Enciclopedia de la Historia del Mundo

Leonardo da Vinci

 

Me pregunto, a menudo, qué tipo de conversación sostendrían, Shih Huang Ti, el Primer Emperador de China, inventor de la escritura y la brújula, conocido por la construcción de la Gran Muralla y de su inmenso mausoleo; Alejandro Magno, el rey de Macedonia y conquistador de un vasto imperio, conocido por su visión de ciudades helenísticas, y Leonardo da Vinci, el polifacético artista, inventor y científico del Renacimiento italiano, conocido por sus pinturas, inventos y estudios anatómicos, si se encontraran en un espacio adornado con obras de arte y modelos arquitectónicos de diversas épocas.

 

Qin Shi Huangdi, el emperador del ejército de terracota

Shih Huang Ti

 

La conversación comienza con los tres hombres reunidos alrededor de una mesa que muestra varios planos arquitectónicos y bocetos artísticos.

Shih Huang Ti examinando un modelo de la Gran Muralla, expresa: «La escala… la pura magnitud.  El arte verdadero debe inspirar temor y respetoproyectar el poder del imperio para las generaciones venideras. Mi Gran Muralla, un dragón de piedra, protege y unifica. ¿Qué perdura más que la piedra?».

 

Biografia de Alejandro Magno

ALEJANDRO MAGNO

 

Alejandro Magno: observando un mapa de Alejandría, afirma: «poder, sí, pero también belleza y conocimiento. Fundé ciudades que llevarían mi nombre, centros de aprendizaje y cultura. Alejandría, con su gran biblioteca y su faro, un faro para el mundo. El arte y la arquitectura deben iluminar la mente, no solo subyugarla«.

Leonardo da Vinci: mostrando un cuaderno de bocetos, manifiesta: «ambos hablan de grandeza, pero yo creo que el arte reside en los detalles, en la búsqueda de la perfección en cada forma, cada sombra, cada mecanismo. El cuerpo humano, una obra maestra de ingeniería divina. La arquitectura debe armonizar con la naturaleza, como un segundo cuerpo para el hombre».

Shih Huang Ti: «¿detalles? Cuando los bárbaros atacan, ¿les importan los detalles de tus pinturas?  No, la fuerza es lo que importa. La Gran Muralla detiene a los invasores, mis guerreros de terracota protegen mi tumba para la eternidad. El arte debe servir a un propósito».

Alejandro Magno: «un propósito, sí, pero no solo la guerra. Mis ciudades eran centros de comercio, donde las culturas se mezclaban, donde el arte florecíaEl Partenón en Atenas, un testimonio de la gracia y la proporción, un símbolo de la civilización».

Leonardo da Vinci: abriendo un boceto de una máquina voladora, expresa: «¿Y el propósito del vuelo? Para trascender nuestras limitaciones terrenales, para tocar los cielos. El arte es curiosidad, exploración, el deseo insaciable de comprender el mundo que nos rodea. La arquitectura debería inspirarnos a elevar nuestra mirada».

Shih Huang Ti responde: «el cielo es para los dioses. El arte debe mantener a la gente en su lugar, recordándoles su deber con el Estado».

Alejandro Magno: «no, el arte debe liberar el espíritu, expandir los horizontes. Mis conquistas difundieron el arte y las ideas griegas por todo el mundo, uniendo culturas«.

Leonardo da Vinci afirma: «unir… sí, eso es. Ya sea una pintura, un invento o una ciudad, el arte verdadero conecta. Vincula el pasado con el futuro, lo terrenal con lo divino, el individuo con el universo».

Los tres pensadores se quedan en silencio por un momento, reflexionando sobre las diferentes perspectivas.

Shih Huang Ti agrega: «quizás… quizás haya valor en los diferentes enfoques. Tu máquina voladora… sí funcionara, podría cambiar la guerra. Incluso la Gran Muralla”.

Alejandro Magno dice: «y mis ciudades, Leonardo. Imaginemos Alejandría con tus inventos, tus obras de arte. Sería un faro aún más brillante».

Leonardo da Vinci añade: «y tu muro, Shih Huang Ti…, si estuviera adornado con belleza, y no solo con fuerza, podría inspirar no miedo sino asombro». Nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena.

Los tres grandes pensadores asienten, reconociendo que el arte y la arquitectura, en todas sus formas, tienen el poder de dar forma al mundo, de diferentes maneras.

 

 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

Beatriz Pineda Sansone: Lo importante es la educación – América 2.1

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