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Bernard Horande: La hora de la gente

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Hace pocos días, el periodista Fernando del Rincón, quien alternativamente un día goza de la admiración de la oposición venezolana para que al día siguiente el mismo público lo aborrezca, colocó dos tweets con los cuales coincido.

Copio:

“Es triste y lamentable lo que voy a decir. Pero Venezuela seguirá viviendo en miseria y pobreza hasta que tú venezolano dejes tu indiferencia”.

“El pueblo Venezolano no debe esperar salir a la calle con un líder político. Aquí los únicos líderes son ustedes, es el pueblo”.

Es una lástima que alguien de afuera tenga que venir a recordarnos cosas tan obvias.

Los ciudadanos hemos dejado en manos de la dirigencia política demasiado en lo que concierne a nuestro futuro.

Es así que hoy, vistos los menguados resultados iniciales de la Mesa de Diálogo instalada entre el régimen venezolano y la oposición, caemos en total desesperanza. Hemos dejado en manos de otros una parte muy importante de nuestra capacidad de lucha.

Nos mantenemos buscando líderes por doquier, y reclamándoles a quienes consideramos como tales, cuando tenemos líderes mucho más cerca de nosotros, con sólo mirarnos en el espejo.

Durante estos 18 años, me consta que muchos venezolanos, con extraordinarias calificaciones, han puesto desinteresadamente miles de horas de su tiempo en enfrentar el régimen chavista, participando de diferentes maneras, con su granito de arena, mucho o poco, en cientos de espacios abiertos por los propios ciudadanos.

Pero es lamentable observar cómo algunos autocalificados “opositores” lo que han hecho es permanecer discretamente callados, algunos haciendo buenos negocios, sólo rompiendo su silencio para criticar a quienes sí hacen algo, y para quejarse por los malos resultados de acciones en las cuales nunca se ofrecieron a contribuir.

Otros se sienten con derecho a elevar enérgicas protestas, generalmente desde la protección de un teclado, sólo porque de vez en cuando, acudieron a la convocatoria de alguna marcha.

Yo pregunto: ¿hasta cuándo? ¿hasta dónde se soporta tal indiferencia?

El reciente capítulo del Diálogo nos da una muestra de esta crisis ciudadana que vivimos. Por supuesto que soy uno de los que se sienten decepcionados por lo anunciado en el Comunicado Conjunto de esa Mesa.

En mi artículo anterior Diálogo… ¿a tiempo?” me refería justamente a la necesidad de no desviar la atención del tema prioritario del diálogo que no es otro que avanzar en la construcción de una solución electoral a corto plazo. Sea reactivando el Referéndum Revocatorio u otra vía similar.

Finalizaba mi artículo con la frase: “Señores: foco”.

Bien, ya sabemos todos que justamente no hubo “foco” y que ese tema fue el único sobre el cual no se hizo mención alguna en el Comunicado Conjunto.

Vistas las cosas así, mi criterio es que llegó la hora de la gente. De nosotros los ciudadanos.

En este momento, toca dejar de llorar, y de inmediato actuar.

El Referendum Revocatorio, como mecanismo pacífico, constitucional y electoral, puede ser reactivado este mismo año si los venezolanos firmemente nos lo proponemos. Ya.

Y se puede hacer con un gran movimiento ciudadano recogiendo las firmas y huellas de 8 o 10 millones de personas en la calle en todo el país, con el apoyo organizativo y político de la MUD, sus partidos y sus dirigentes, así como organizaciones sociales brindando asistencia y la Asamblea Nacional nombrando un nuevo CNE legítimo.

¿Queremos calle? ¿Qué más calle que el pueblo movilizado ejerciendo su derecho a recobrar su democracia?

Se trata de convertir el RR en algo nuestro, de los venezolanos, y no un mecanismo controlado y secuestrado por un régimen perverso y maligno, totalmente deslegitimado.

Importantes individualidades políticas y no políticas, en público y en privado, van sumándose a esta idea. Organizaciones sociales como Ciudadanía Activa y partidos como GENTE también.

Pero lo más importante es que nosotros, los ciudadanos, asumamos nuestra condición de liderazgo que de hecho tenemos.

Se dice que hay dos tipos de personas: las que esperan que las cosas sucedan, y las que hacen que las cosas sucedan.

Unámonos masivamente en el segundo grupo para salir de este régimen oprobioso que lentamente nos está matando a todos.

¡Activemos el RR ya!

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