Bernie Sanders abandona la carrera presidencial y entrega la nominación a Joe Biden
El senador izquierdista anunció su decisión en una conferencia con su equipo de campaña.
Bernie Sanders ha anunciado este miércoles que abandona la carrera a la presidencia de EE.UU., lo que supone la nominación «de facto» de Joe Biden como candidato demócrata a la Casa Blanca.
«Me gustaría poder daros mejores noticias», dijo a sus seguidores en un vídeo desde su casa en Burlington (Vermont). «Pero tenemos una diferencia de más de trescientos delegados y el camino a la nominación es virtualmente imposible», dijo sobre sus posibilidades de imponerse a Biden, candidato del «establishment» y favorito indiscutible.
«Es una decisión difícil y dolorosa», dijo sobre su retirada, «pero no puedo, en buena conciencia, seguir con una campaña que no va a ganar».
Su retirada se produce en medio de una pandemia con más de 400.000 casos y 13.000 muertos en EE.UU. Contra quienes defienden que hay que pelear hasta por el último voto, Sanders dijo que, en medio de la crisis del coronavirus, «con el trabajo que se necesita para proteger a la gente, no puedo, en buena conciencia, seguir con una campaña que no va a ganar».
De alguna manera, es una versión de lo que ocurrió en 2016, cuando Sanders irrumpió en las primarias demócratas como candidato a la presidencia, creó un movimiento populista de izquierdas y puso contra las cuerdas a la entonces favorita, Hillary Clinton. Entonces, el peso del partido y la falta de apoyo de la minoría negra evitaron su triunfo. En estas elecciones, ha ocurrido algo similar, pero con un desenlace más rápido.
El senador izquierdista comandó las primarias en su primer tramo, con victorias contundentes en New Hampshire y Nevada y en empate técnico con Pete Buttigieg en los ‘caucus’ inaugurales de Iowa.
Todo cambió en las primarias de Carolina del Sur, donde Biden hizo bueno su tirón en el voto negro -el 60% del electorado demócrata en ese estado- y cambió la dinámica de la carrera. El exvicepresidente con Barack Obama lideró las encuestas con claridad el año pasado, a pesar de una campaña con poca energía y un desempeño mediocre en los debates. Sus pésimos resultados en las primeras primarias hicieron temer un hundimiento. Pero los resultados en Carolina del Sur fueron suficientes para que el «establishment» demócrata se pusiera con él: se multiplicaron las adhesiones de pesos pesados del partido y el resto de candidatos moderados se retiraron y le dejaron vía libre.
Con el voto centrista unificado, Biden consiguió una victoria contundente en el Supermartes, la cita más decisiva de la carrera, con un tercio de los delegados en juego. Desde entonces, las primarias han sido un paseo triunfal para Biden, y Sanders no ha podido remontar el peso del «establishment» y el escaso apoyo que le da la minoría negra.
«Nuestra campaña se acaba, pero nuestro movimiento no», dijo Sanders, que celebró haber colocado reformas socioeconómicas estructurales en el debate público. «Hay ideas que se consideraban radicales y marginales y ahora están establecidas», dijo de asuntos como la creación de un sistema sanitario público, la gratuidad de la educación universitaria o el aumento del salario mínimo. Es una realidad que Sanders ha conseguido una parte creciente de la sociedad estadounidense apoye esas propuestas, incluso en estados donde Biden ganó con autoridad.
El exvicepresidente reconoció esa labor de Sanders y dijo en un comunicado que «aunque podemos no estar de acuerdo en cómo llegar ahí, estamos de acuerdo en el objetivo último de esos asuntos». Biden celebró el impacto en EE.UU. de la visión progresista que ha defendido Sanders y se ofreció a trabajar con él: «Espero que te unas a nosotros. Eres más que bienvenido. Te necesitamos. Juntos derrotaremos a Donald Trump».
Algo similar había dicho antes Sanders, que calificó a Biden de «hombre decente» y le felicitó por la nominación. «Trabajaré con él», aseguró.
Sin embargo, Sanders dijo que, aunque no hará campaña, su nombre seguirá en las papeletas de las primarias que quedan por celebrarse, con el objetivo de seguir ganando peso en delegados para la convención demócrata y tener más influencia en el programa ideológico del partido.
Los efectos de la pandemia
La retirada de Sanders se produce en medio de la epidemia de coronavirus en EE.UU., que ha provocado el aplazamiento de decenas de primarias y el retraso de la convención de mediados de julio a mediados de agosto. El senador por Vermont dijo que la reacción a la crisis y a su impacto sanitario y económico será su gran objetivo los próximos meses.
La pandemia «ha mostrado lo mal que está nuestro sistema sanitario», dijo Sanders, que insistió en que «la atención sanitaria es un derecho humano, no un beneficio que da un empleador».
El adiós de Sanders supone que Biden se confirma como el encargado de evitar la reelección de Donald Trump el próximo noviembre. El presidente de EE.UU. reaccionó con retranca política a la noticia, recreándose en la división entre los sectores del partido demócrata: acusó a la también candidata izquierdista Elizabeth Warren de haber impedido la victoria de Sanders al no retirarse a tiempo, acusó al «establishment» demócrata de favorecer a Biden y dudó de que los izquierdistas como Alexandria Ocasio-Cortez -principal apoyo de Sanders- vayan a votar a Biden.
Parte de los apoyos de Sanders en 2016 acabaron en manos de Trump, con especial incidencia en la clase media blanca de los estados del Medio Oeste que fueron clave para su victoria. El presidente sueña busca repetir la historia.