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Brasil, ¿médicos cubanos en la cuerda floja?

Médicos brasileños protestan contra la llegada de médicos cubanos. (VALTER CAMPANATO/AGENCIA BRASIL)

Una victoria de Jair Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas podría dejar en entredicho el programa Más Médicos, que cuenta actualmente con 8.500 profesionales de la Isla y constituye una fuente de ingresos significativa para el Gobierno cubano.

Durante un acto de campaña en el estado de San Pablo, en agosto pasado, el candidato a la presidencia del Partido Social Liberal (PSL) afirmó que iba a «expulsar» a los médicos cubanos de Brasil.

«Cualquier extranjero que viene a trabajar aquí en el área de la medicina tiene que aprobar la reválida. No podemos estar contratando a gente de Cuba sin, como mínimo, comprobar que conocen el ejercicio de la profesión», dijo Bolsonaro refiriéndose al examen nacional de revalidación de diplomas médicos expedidos por instituciones de educación superior extranjeras, comúnmente llamado reválida.

No es la primera vez que Bolsonaro hace mención del asunto. A fines de 2017 tuiteó: «El Tribunal Supremo Federal decidió mantener Más Médicos. En la práctica esto representa más 1.300 millones de nuestro dinero para la dictadura cubana para mantener agentes sin comprobación de capacidad y aptitud en nuestro país, mientras nuestros médicos están abandonados y sin condiciones para trabajar».

Poco antes, a raíz de una querella presentada por la Asociación Médica Brasileña, el Tribunal Supremo Federal (TSF) validó el programa Más Médicos, considerándolo acorde a la Constitución, pese a que exima de la revalidación del título en Brasil a quienes trabajan en ese marco o que permita, como en el caso de los cubanos, la contratación por salarios inferiores a la media, siendo la mayor parte de estos ingresados por el Gobierno de la Isla en detrimento de sus profesionales.

Condiciones de semiesclavitud

Son justamente estos dos puntos, la dispensa de la reválida y la retribución de los galenos cubanos, los que han rodeado de polémica al programa Más Médicos desde que fuera lanzado en 2013, por la expresidenta Dilma Rousseff, con el objetivo de paliar la insuficiencia de médicos en las regiones más desfavorecidas del país.

La remuneración, superior a los 3.000 dólares, no va directamente a los médicos cubanos, sino al Gobierno de Cuba, que se queda con el 75% del monto.

Además, los profesionales padecen la vigilancia y las limitaciones que les imponen las autoridades de la Isla. Médicos y políticos brasileños han tachado estas prácticas de condiciones de «semiesclavitud».

Es por ello que unos 200 profesionales cubanos han presentado demandas judiciales para librarse de la tutela de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y del Gobierno cubano, que son las instancias mediante las cuales se los contrata.

Una situación que condujo a una suspensión momentánea del programa, en abril de 2017, entre La Habana y Brasilia, cuando el Gobierno cubano rehusó enviar a otros 710 médicos, alegando preocupación porque la Justicia brasileña aceptaba las solicitudes de permanencia de los cubanos en ese país.

Después de una reunión en mayo del mismo año con la OPS, las autoridades cubanas determinaron retomar los contratos.

¿Hacia el fin del programa?

De acuerdo con datos de 2017, Más Médicos atiende actualmente a 4.058 municipios y 34 distritos indígenas brasileños con un total de 18.240 médicos, de los cuales 8.500 son cubanos.

En 2016, el presidente Michel Temer sancionó una ley que prorrogó, por otros tres años, la permanencia de médicos extranjeros en el país sin la necesidad de revalidación del diploma.

Aun así, desde entonces, la política del Ministerio de Salud brasileño ha apostado por contener la cuota cubana, destinándola en esencia a puestos que son rechazados por profesionales brasileños.

Además, las propias dificultades financieras de La Habana han venido últimamente a sembrar dudas en cuanto a su permanencia en el programa. 

Así, en septiembre el Gobierno de Michel Temer amenazó al régimen cubano con dejar de pagar por sus médicos si este no saldaba las cuotas atrasadas de unos 17,5 millones de dólares que debe al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES).

El BNDES financió, desde 1998, cerca de 880 millones de dólares en infraestructuras y en exportaciones de empresas brasileñas a la Isla. La deuda de La Habana rondaría los 597 millones de dólares.

En mayo el Gobierno cubano decidió postergar el pago de sus cuotas sin negociar con la entidad bancaria, aduciendo «cuestiones climáticas y financieras». Pero, después del aviso brasileño, se ha mostrado abierto a buscar soluciones, según el presidente del BNDES, Dyogo Oliveira.

De todos modos, la prórroga que estipula la vigencia de Más Médicos vence en 2019. Por tanto, el próximo presidente brasileño tendrá que decidir qué hacer con el programa: mantenerlo en el estado actual, modificar las condiciones de contratación o sencillamente eliminarlo. 

Esta decisión determinará la situación de los miles de profesionales cubanos en el país suramericano. 

Las últimas declaraciones de Bolsonaro al respecto son poco alentadoras para el Gobierno de la Isla: «Vamos a poner punto final al Foro de San Pablo. Vamos a expulsar con la reválida a los cubanos de Brasil».

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