Bucaram y Maduro
Lo que sucede hoy en Venezuela recuerda, en ciertos aspectos, aquel episodio de Ecuador
En febrero de 1997 Ecuador vivió una situación sin precedentes en la historia. Tres personas se declaraban, en simultáneo, Presidentes del país. Abdalá Bucaram, alias «el loco», lo hacía antes, durante y después de atrincherarse en Panamá tras ser depuesto, por «incapacidad mental», por el Congreso. Fabián Alarcón, titular de ésa Cámara, también se consideraba el legítimo jefe del Ejecutivo y Rosalía Arteaga, por entonces vicepresidenta de Bucaram, reclamaba para sí la Jefatura del Estado.
Aquellos días de desconcierto, multiplicidad de imágenes con bandas presidenciales y lucha por el poder que había dejado Bucaram, mientras huía con más equipaje que el rey José (se llevó hasta los cuadros del Palacio de Carondelet), se zanjaron con la renuncia de Arteaga. La primera mujer presidenta de Ecuador, aunque fuera de aquella manera, prefirió abandonar el cargo para evitar más revueltas y desorden en las calles, que apoltronarse en un trono que, constitucionalmente, le correspondía.
Lo que sucede hoy en Venezuela recuerda, en ciertos aspectos, aquel episodio de Ecuador. Nicolás Maduro, como el ex presidente Bucaram, presenta rasgos de escaso equilibrio mental, su Presidencia ha dejado de estar reconocida por el Poder Legislativo, el titular de éste, Juan Guaidó, se proclamó al frente de un Gobierno de transición para convocar elecciones y la mayoría de las democracias de América y del resto del planeta (lo de la UE es otro «timing») no reconocen a un jefe del Estado que ejerce el poder como un tirano y sólo ha traído miseria, corrupción, violencia y crimen organizado dentro y fuera de su Gobierno cívico militar.
Aunque el elegido de Hugo Chávez no se animó a formar parte de una banda de música, como hizo el ecuatoriano que estuvo veinte años prófugo («Abdalá Bucaram y los iracundos»), Maduro debería interpretar, como él, una pieza de tocata y fuga si quiere salvar la piel y gozar de un retiro lejos del Tribunal de DD.HH. de La Haya. El destino más cálido sería La Habana aunque Moscú, Pekín o Ankara le darían abrigo. Pero, Venezuela no es Ecuador y no nos engañemos, hasta «el loco» Bucaram tenía más materia gris que Maduro.