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Cassidy Hutchinson dio uno de los testimonios más impactantes sobre Trump

El recuento de la excolaboradora de la Casa Blanca reveló una faceta del expresidente que no había aparecido en las audiencias: su comportamiento extravagante y violento.

La representante Liz Cheney abrazó a Cassidy Hutchinson después de su testimonio ante el comité selecto de la Cámara de Representantes el martes.

Credit…Doug Mills/The New York Times

 

WASHINGTON — Era una universitaria de 22 años en ascenso que cursaba el último año de su carrera y, en 2018, fue a trabajar como becaria de verano en la Casa Blanca de Donald Trump. Pronto, logró llegar a la oficina del jefe de personal y se convirtió en una colaboradora omnipresente con el deseo de hacer carrera dentro del gobierno, como muchas otras personas en Washington.

Pero el martes, Cassidy Hutchinson, quien ahora tiene 26 años, se distinguió como la testigo de mayor peso hasta ahora en la investigación del comité selecto de la Cámara de Representantes sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y como una de las colaboradoras más contundentes y convincentes para dar su testimonio sobre el comportamiento extravagante y violento del expresidente Trump durante sus cuatro años en la Casa Blanca.

Durante una transmisión de dos horas impactantes por televisión en vivo, Hutchinson describió a un expresidente trastornado a quien, según ella, le informaron que sus partidarios llevaban armas y no manifestó preocupación alguna porque eso no representaba ninguna amenaza para él. Hutchinson dijo que Trump intentó tomar el volante de la limusina presidencial y arremetió contra su agente del Servicio Secreto porque quería ir al Capitolio, también añadió que en determinado momento arrojó su plato del almuerzo contra un muro de la Casa Blanca.

“Tomé una toalla y empecé a limpiar la ketchup del muro para ayudarle a la persona que ayuda con la limpieza”, declaró Hutchinson.

(Más tarde ese día, funcionarios del Servicio Secreto que pidieron mantener su anonimato comentaron que los dos hombres que estaban en la limusina presidencial con Trump iban a declarar bajo juramento que ninguno de ellos fue agredido por el expresidente y que este no quiso tomar el volante).

En Twitter, Hutchinson fue comparada con John Dean, el exabogado de la Casa Blanca en el mandato del presidente Richard Nixon, cuyo testimonio en la audiencia pública llegó a ser fundamental en la descripción de su participación en el encubrimiento de Watergate. En una breve entrevista, Dean señaló el martes que Hutchinson había alcanzado la “calidad” de testigo importante y que lo hizo muy rápido.

Dean señaló a Alexander Butterfield, el excolaborador de Nixon que al final declaró que había un sistema secreto de grabación en la Casa Blanca. “Con Butterfield, solo supimos que existía el sistema de grabación, tardamos décadas en entenderlo de verdad”, dijo Dean. “Pero Hutchinson fue capaz de, a partir de sus observaciones, completar la información al momento”.

Hutchinson, quien al principio se veía nerviosa, pero parecía más tranquila a medida que avanzaba, describió los intentos de Mark Meadows, el último jefe de personal durante el mandato de Trump, de colaborar con las aspiraciones de Trump para quedarse en la presidencia. Hutchinson describió su aversión a los ataques de Trump al exvicepresidente Mike Pence, entre ellos su publicación en Twitter en la que criticaba a Pence mientras el asalto al Capitolio estaba sucediendo.

“Fue poco estadounidense”, dijo Hutchinson sobre la publicación. “Estábamos viendo cómo se desfiguraba el edificio del Capitolio por una mentira”.

Habló de cómo parecía que Meadows estaba casi congelado por la violencia que estaba ocurriendo en el Capitolio y cómo le dijo al abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, que a Trump no le interesaba tratar de calmar a sus partidarios. “No quiere hacer nada al respecto, Pat”, Hutchinson citó lo que dijo Meadows.

Durante décadas, desde que Trump comenzó sus negocios en Nueva York hasta los últimos momentos de su presidencia, diversos colaboradores han tratado de restarle importancia a su comportamiento. Pero aparte de Michael Cohen, el exabogado personal de Trump, pocos han hablado bajo juramento de su carácter y su personalidad errática al grado en que Hutchinson lo hizo.

El martes, Trump se apresuró a acusar a Hutchinson en Truth Social, su red social, de “una absoluta mentirosa” y de “soplona” y aseveró que casi no la conocía. Pero el comité, al anticiparse a lo que se ha convertido en la reacción habitual de Trump de negar cualquier cercanía con sus detractores, probó mediante fotografías de Hutchinson con altos colaboradores de la Casa Blanca mostradas en la audiencia que sí era cercana a él, como lo dijo la representante Liz Cheney, vicepresidenta del comité: estaba en “una posición de saber mucho sobre los aconteceres de la Casa Blanca de Trump”.

“Hutchinson trabajaba en el ala oeste, a unos pasos del Despacho Oval”, señaló Cheney. “Hablaba a diario con congresistas, con altos funcionarios del gobierno, con miembros importantes del personal de la Casa Blanca, entre ellos Meadows, con abogados de la oficina de asesoría jurídica de la Casa Blanca y con Tony Ornato, quien fungía como jefe de personal adjunto de la Casa Blanca”.

Hutchinson, quien se crio en Nueva Jersey y en 2019 obtuvo su título en la Universidad Christopher Newport, en Newport News, Virginia, fue la primera de su familia en obtener un título universitario, según alguien con quien había trabajado. Comenzó su carrera en Washington como becaria en el Capitolio con el senador republicano por Texas, Ted Cruz, y Steve Scalise, representante por Luisiana, el segundo republicano en importancia en la Cámara Baja.

Hutchinson estaba en la oficina de asuntos jurídicos de la Casa Blanca cuando, en marzo de 2020, Meadows llegó a ser jefe de personal. Meadows ya conocía a Hutchinson porque a menudo lo había acompañado por los terrenos de la Casa Blanca cuando iba de visita como miembro de la Cámara de Representantes y líder del Freedom Caucus de los conservadores.

A la larga, Meadows sacó a Hutchinson de esa oficina para que se sumara a su equipo. Ella se convirtió en una de sus colaboradoras principales y era quien casi siempre asistía a las reuniones cuando él no podía hacerlo.

“Era una persona de su confianza”, dijo Sarah Matthews, exsecretaria de prensa adjunta de la Casa Blanca.

Hutchinson, conocida en la Casa Blanca y en los círculos republicanos del Capitolio por su locuacidad, inteligencia y facilidad para relacionarse con gente poderosa, era el extraño ejemplo de alguien que era cercana tanto a Meadows como al representante Kevin McCarthy, el líder de la minoría de la Cámara Baja, quienes se desagradaban mucho. Para comunicarse con Meadows, otros congresistas la llamaban a ella.

Se supone que Hutchinson iría a trabajar con Trump a Florida durante el periodo posterior a su mandato, pero el plan se canceló de manera repentina antes de que se integrara. En los últimos meses, ha comparecido cuatro veces ante el comité a puerta cerrada.

Durante su testimonio público del martes se centró en gran medida en lo que vio o se le dijo, pero dio a conocer sus sentimientos personales sobre el 6 de enero. Dijo que se sentía cada vez más frustrada por el hecho de que Meadows no parecía preocuparse de que la protesta estuviera creciendo fuera de control. Describió el día como si viera un “horrible accidente de auto que estaba a punto de ocurrir, donde no puedes detenerlo, pero quieres poder hacer algo”.

“Solo recuerdo, recuerdo haber pensado en ese momento, que Mark tiene que reaccionar, y no sé cómo hacerlo reaccionar, pero tiene que preocuparle”, dijo.

Hasta hace poco, Hutchinson estaba representada por un antiguo consejero adjunto de la Casa Blanca, que le había sido recomendado por dos ayudantes de Trump. Luego cambió de representante legal, a Jody Hunt. Se interesó en testificar públicamente, y sus discusiones con el comité acerca de testificar en público se volvieron más productivas, según una persona informada de las discusiones que insistió en permanecer en anonimato.

Tras el testimonio público de Hutchinson, Dean advirtió que tenía que prepararse para lo que vendría después.

“Tal vez cuando somos jóvenes, no sabemos que hay razones para estar asustados”, dijo. “Ella está en el principio de un proceso que se puede poner difícil. Habrá intentos de desacreditarla, los publicarán y ella leerá cosas sobre sí misma que no son ciertas o los hechos serán sesgados en modos que nunca se imaginó porque atacó a Trump y a Meadows, las dos personas más poderosas de aquella Casa Blanca”.

“Es muy triste, pero así es como funciona el sistema”, añadió.

 

Maggie Haberman es corresponsal de la Casa Blanca. Se unió al Times en 2015 como corresponsal de campaña y formó parte de un equipo que ganó un Pulitzer en 2018 por informar sobre los asesores de Trump y sus conexiones con Rusia. @maggieNYT

 

 

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